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domingo, 9 de marzo de 2014

SANTA FE: Verdulerías: el fin se acerca para los antiguos cajones de madera

La Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria (Assal) avanza en las negociaciones con los quinteros para reemplazarlos por los de plástico. Es para preservar de mejor manera los alimentos.
Días atrás se realizó una segunda reunión en la Agencia Santafesina de Seguridad Alimentaria (Assal) con los representantes de Sociedad de Quinteros de Santa Fe para avanzar en varios temas de relevancia para los productores del cinturón hortícola santafesino.

Uno de los puntos en agenda fue la intención de reemplazar los cajones de madera en los que se traslada la verdura por recipientes plásticos, cuidando la higiene y salubridad de los alimentos.
En diálogo con Diario UNO, Guillermo Beckmann, presidente de la Sociedad de Quinteros santafesina, explicó que “los cajones de madera suelen ser utilizados antes para el traslado de pollos, por lo cual resultan contaminantes”.

“Es por eso que vemos la posibilidad de reemplazarlos por plásticos y trabajamos con la Assal para que no haya contratiempos y éste sea un paso positivo para todos”, agregó. En el mismo sentido, el productor acotó que la intención es mejorar la calidad de los productos y que éstos lleguen “más sanos” al consumidor.

En cuanto a los costos de este cambio, Beckmann señaló que la Sociedad de Quinteros de Santa Fe está “analizando cuál se adapta mejor para la zona y su producción y luego colaborará para traerlos”.

—¿Quién financiará la compra?
—Lo tenemos que financiar nosotros y estamos tratando de conseguir dinero. Hace tiempo que venimos trabajando con el Ministerio de la Producción, y ahora con la Assal, con reuniones periódicas tratando de mejorar nuestro sector en calidad y sanidad. Sabemos que son costos más elevados, pero son cajones reutilizables, por lo cual será un sacrificio al principio y luego no habrá problemas”.
“Córdoba ya lo implementó y una vez que se hizo la cadena no hubo inconvenientes. Por eso queremos hacerlo también junto al Estado, para darle un distintivo a nuestra producción y no tener problemas en la transición de un envase a otro”, aclaró.

Por otra parte, Beckmann anticipó que “se comenzará a trabajar en un grupo piloto de quintas sobre Buenas Prácticas Agrícolas, para luego trasladar lo que se aprenda a los demás quinteros. Queremos mejorar y tener un sello que nos distinga sobre los demás en calidad y sanidad”, insistió.

En el cordón
Hace un siglo, un amplio porcentaje de lo que hoy es el ejido urbano de la capital provincial se encontraba desarrollado en quintas. Se multiplicaban en distintos barrios, pero eran casi ineludibles en todo el centro norte de la ciudad.

Sin embargo, la edificación y el progreso ganaron tierra a los productores, que quedaron reducidos a un cordón frutihortícola emplazado en el norte de la ciudad y expandido hacia Ángel Gallardo y Monte Vera. A esto se sumaron las seductoras cifras de la soja, que también se llevaron su porción de suelo.

La situación derivó en un punto crítico en 2008, cuando la extensión de terrenos destinados a la producción frutihortícola alcanzó su mínima expresión: 800 hectáreas.

Tras numerosas negociaciones y reclamos, los quinteros lograron la ayuda del Ministerio de Agricultura de la Nación para implementar el sistema de cultivos bajo cubierta y también del Ministerio de la Producción de la provincia. Esto permitió la recuperación de espacios para el cordón santafesino y hoy supera, cinco años después, las 1.100 hectáreas.

En febrero, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, recibió a representantes del sector hortícola de diferentes provincias. Entre los invitados estuvo el presidente de la Sociedad de Quinteros de Santa Fe, Guillermo Beckmann, quien al término del encuentro mencionó algunos puntos de la charla, entre ellos, la rentabilidad del sector.

“Entre el productor y el consumidor hay una brecha de comercialización que tiene que ver con todos los intermediarios que hay. Eso muchas veces no nos deja tener la rentabilidad que esperamos. En los precios los productores pueden tener entre un 10 y un 20 por ciento de lo que cuestan los productos en góndola. Los precios se arman por oferta y demanda con las compras grandes que hacen los supermercados e hipermercados”, manifestó.

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