“Causa dolor perder así porque hay cosas del equipo que funcionan bien”, señaló el entrenador de Colón. “Debimos asegurarlo en el primer tiempo”, concluyó Forestello.
Sin haber estado adentro del recinto, uno se imagina que en ese viejo vestuario visitante de la cancha de Gimnasia habrán habido muchas caras de decepción por la derrota. Es que se percibía en el ambiente, inclusive el lunes, cuando el árbitro Alvarez tomó la decisión más acertada que fue la de suspender el partido porque no se podía jugar con semejante cantidad de agua acumulada, que había muchos deseos de mejorar, de borrar la mala actuación en Mendoza y de regalarse un buen resultado en este segundo partido consecutivo como visitante. Así entró Colón a la cancha, con esa actitud valiente, concentrada y generosa. El equipo redondeó un primer tiempo más que aceptable, pero el segundo tiempo fue distinto y el gol de Correa cayó con mucha dureza sobre todos, tanto en el técnico como en los jugadores y dirigentes presentes en el estadio.
—Forestello, más allá de la tristeza por haber perdido, ¿te vas conforme con lo del primer tiempo?
—El problema nuestro fue que se hizo un partido “palo por palo” en el segundo tiempo. Ahí nos hicimos un equipo muy largo, perdíamos la segunda pelota, los rebotes y no teníamos precisión en el contragolpe porque quedábamos un poco partidos. En el primer tiempo pudimos haberlo asegurado, pero no lo hicimos y le dimos vida a ellos para que lo hicieran en el segundo. El partido estuvo para cualquiera.
—¿El problema del primer tiempo fue la falta de concreción?
—No pudimos concretar, pero salió el trámite como lo pensamos. Manejamos con tranquilidad el balón y probablemente nos faltó interpretar mejor el juego a medida que fue pasando el tiempo y no pudimos marcar un gol.
La cancha se la “bancó”
Si se toma como referencia la cantidad de agua caida el lunes y el hecho de que continuó lloviendo en La Plata hasta pasada la medianoche, habrá que decir que el terreno de juego del estadio del Bosque se comportó de mil maravillas y demostró por qué es considerado como uno de los mejores del país.
No había agua acumulada en ninguno de los sectores y los jugadores tuvieron que cuidarse de no resbalarse (algunos no pudieron evitarlo). El que maldijo alguna situación fue Jacobo Mansilla, quien tuvo en el primer tiempo un lindo tiro libre que era ideal para aprovechar su perfil zurdo y cuando quiso rematar se resbaló y terminó tirando un “centrito”.
Nuestros colegas del diario El Día señalan hoy lo siguiente: “Cinco días seguidos de lluvia y el inmediatamente anterior al partido, además, con una intensidad inusitada, fueron demasiado para un terreno de juego que se la bancó hasta donde pudo. El campo del estadio del Bosque tiene un drenaje excelente y en el último tiempo mejoró de manera sustancial, al punto de ser considerado uno de los mejores del país. De todas maneras, la cantidad de agua caída durante la última semana generó que el piso estuviera un poco blando y que se marcaran algunos sectores del césped con las pisadas o resbalones de los jugadores”.
—Imagino que te habrás ido conforme con la labor de Leguizamón...
—La idea era tener un mejor traslado de la pelota y lo conseguimos. Tuvimos un par de jugadas que arrancamos por el medio y la terminamos bien. Leguizamón tuvo una ocasión bárbara, definió muy bien y se la sacaron sobre la línea. Y después hubo otra de Prediger desde afuera del área. Los 45 minutos iniciales nuestros fueron buenos y tuvimos chances para retirarnos al descanso con el marcador a favor.
—Entre las cosas positivas, ¿sigue siendo firme lo de Carniello-Landa?
—Por eso también duele perder, porque ví que el equipo se paró bien del medio hacia atrás. Creo que el equipo se va ensamblando de a poco. Todavía nos falta y tenemos que encontrar regularidad. Lo teníamos bien a Ramírez en el arranque y ahora lleva un par de partidos sin marcar. Y creo que la zaga central está en un buen nivel. Pero si tenés oportunidades y no las concretás, se complica.
—¿Te marca algo que se haya perdido de manera idéntica que ante Godoy Cruz, con un centro largo y un cabezazo?
—El centro fue hecho con demasiado tiempo. Díaz le pegó muy bien a la pelota, no creo que hayamos perdido el hombre, trabajamos mucho en los centros cruzados y sabíamos que Troglio maneja bien este tipo de variantes. La realidad es que ellos tuvieron la precisión que nosotros no tuvimos.
—¿Por qué no lo pusiste antes a Luque y recién sobre el final?
—Lo vimos como una posibilidad. Pero el diagnóstico que teníamos era que como el partido se hacía de ida y vuelta, palo por palo, necesitábamos tener la pelota. Pensé que con Mugni íbamos a tener nuestro tiempo, más posibilidades para hacer la pausa y profundizar para llegar al gol. Me parece que lo principal era volver a hacernos de la pelota y por eso a Luque lo puse recién en el final.
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