domingo, 22 de septiembre de 2013

El Papa recorrió Cagliari, la "Buenos Aires italiana"

Francisco visitó la capital de Cerdeña donde se encuentra el santuario de Nuestra Señora de Bonaria, que dio nombre a la ciudad porteña. "La falta de trabajo es culpa de un sistema que tiene como ídolo al dinero", dijo el Papa.

El Papa recorrió Cagliari, la

 Un Fiat 500 L esperó al Papa al pie de la escalerilla del avión que lo depositó en Cerdeña a las 8 y 20 de la mañana (hora italiana, las 3 y 20 de la Argentina) para una agenda de seis actividades en las diez horas que durará su presencia en la capital de la isla, Cagliari. En ese vehículo hizo su primer desplazamiento por la ciudad, con el ya habitual baño de multitudes.
En el marco del rezo del Ángelus,  Francisco pidió hoy el esfuerzo y la colaboración de todas las instituciones para garantizar el derecho al trabajo y solicitó "ser siempre hijos de María y de la Iglesia siguiendo el ejemplo de los santos". Tras la oración, el Sumo Pontífice saludó y besó a los enfermos que se acercaron al santuario de Nuestra Señora de Bonaria. 
Durante los últimos días llegaron a localidad peregrinos de todas partes de Italia y de otros países de Europa. Se calcula que unos 80.000 fieles recibieron al Papa, entre locales y peregrinos. La visita pastoral de Francisco no desentonará con el estilo de su pontificado: se hará bajo el signo de la sobriedad y la atención a los más necesitados. Desde el aeropuerto, el Papa se dirigió hacia el centro de Cagliari, recorriendo la vía Roma escoltado por filas de jóvenes en traje regional, y a continuación se reunió con representantes del mundo del trabajo: empresarios, trabajadores y desocupados. Casi todas las familias sardas están hoy afectadas directa o indirectamente por la desocupación y sus consecuentes dificultades económicas.
Durante su primer discurso en la capital de Cerdeña, el Sumo Pontífice afirmó que "no hay esperanza sin un trabajo digno". Y agregó que la falta de empleo "es consecuencia de un sistema globalizado en el cual el dinero es el ídolo y el único que manda".
Francisco tenía preparado un discurso pero decidió obviarlo por completo e improvisar sus palabras y hablar de corazón, después de escuchar los testimonios de tres sardos: un parado, un pastor y una empresaria.

"Perdonadme por estas palabras duras, pero donde no hay trabajo falta la dignidad", exclamó el Santo Padre, quien añadió que "es difícil tener dignidad sin trabajar. El trabajo es dignidad, llevar el pan a casa, y amar".
"A los jóvenes desempleados, a los que tienen un trabajo precario, a los empresarios y comerciantes con problemas para seguir adelante, les expreso mi solidaridad", agregó Francisco.
El Papa aseguró que "ésta es una realidad que conozco bien por la experiencia que tuve en Argentina. Por ello les digo: ¡Coraje! Tenemos que encarar este desafío histórico con solidaridad e inteligencia".
El Pontífice recordó que su familia había emigrado a Argentina: "Mi padre partió lleno de sueños y sufrió la crisis de 1929. Perdieron todo, no había trabajo. (...) Hablaban de ello, sentí ese sufrimiento, lo conozco bien", confesó.
"Para defender ese sistema idólatra, se dejan caer los extremos más débiles, los ancianos, los cuales no tienen un lugar en ese mundo. Se trata de una eutanasia escondida. También caen los jóvenes, que no encuentran su dignidad", añadió.



Luego el Papa recibió el saludo de las autoridades locales y visitó el Santuario de Bonaria, donde bendijo a enfermos.
Tras esto tuvo lugar una misa pública frente al Santuario, con 100 mil ostias preparadas, y a las 12 (las 7 de Argentina) el Papa recitará el Ángelus.
Luego habrá un almuerzo con los obispos sardos y, por la tarde, Francisco recibirá a personas necesitadas y a presos de la penitenciaría local y de un centro de reclusión de menores.
Más tarde habrá un evento con el mundo de la cultura en el Aula Magna de la Facultad Pontificia de Teología de Cerdeña. Y la jornada se cerrará con un encuentro con jóvenes.
Una jornada muy pautada, sin embargo no se descarta que el Papa se salga del libreto establecido.
"Un problema para la organización"
Precisamente, Mauricio Macri, que se encuentra en Italia desde el jueves –ese día tuvo una audiencia privada con el Papa-, dijo a los medios: "Le he dicho al presidente (de la región de Cerdeña, Ugo Cappellacci) que se prepare: Bergoglio, que sigue siendo la misma persona que cuando era arzobispo de Buenos Aires, romperá el protocolo. Será un problema para la organización".
"Nuestro Papa es ciertamente revolucionario, pero sigue (con) la misma humildad y forma de comunicar", que cuando estaba en Buenos Aires, dijo también Macri. Y agregó: "Ahora esperamos verlo nosotros pronto de nuevo en casa".
"Espero que esta jornada sirva para hacer emerger el espíritu de fraternidad y de valores cristianos, de ser comunidad y de estar unidos que necesitamos los que vivimos en Cerdeña", señaló por su parte Cappellacci, tras la reunión que mantuvo con el jefe de Gobierno porteño.
En cuanto a los lazos entre Cagliari y nuestra Capital, el propio Bergoglio lo explicaba así, en una audiencia general en mayo pasado: "Cuando se fundó la ciudad de Buenos Aires su fundador quería llamarla Ciudad de la Santísima Trinidad, pero los marineros que lo habían llevado hasta allí eran sardos, y querían que la llamara Ciudad de la Virgen de Bonaria. Hubo una discusión entre uno y otros y al final llegaron a un compromiso, pero el nombre de la ciudad resultó muy largo: Ciudad de la Santísima Trinidad y Puerto de Nuestra Señora del Buenayre. Pero, claro, era tan largo que quedaron sólo las últimas palabras: Bonaria, Buenos Aires, en recuerdo de la Virgen de Bonaria".
Un euro para los pobres de Buenos Aires
Por iniciativa de Caritas Cerdeña, se realizará además una colecta cuyo resultado irá –a través del Arzobispado de Buenos Aires- a completar la obra del Hogar San Martín de Porres, que recibe a enfermos sin hogar fijo, una iniciativa del cardenal Jorge Bergoglio, cuando aún era presidente de Caritas (hasta su elección como Papa).

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