Juan Monzón es el padre de Melina, la joven que pelea por su vida en el Cullen con el setenta por ciento de su cuerpo quemado. En la Justicia local le dictaron la falta de mérito al sospechoso.
“Estoy absolutamente convencido que él la quemó, la bañó, la envolvió con una cubrecama y la llevó a mi hija caminando, así como estaba toda quemada, desnuda y descompuesta, la llevó a la Comisaría. Y ahora la jueza Luna vino a dejarlo libre al degenerado de su novio, no puede ser, no puede ser”, repite indignado Juan Monzón, padre de Melina, la joven de 25 años, cuyo cuerpo se encuentra quemado en más de un setenta por ciento y pelea por su vida en el hospital José María Cullen.
Juan habla emocionado,se le cruzan el espanto de estos días junto a los recuerdos de Melina niña, Melina adolescente y Melina mujer “porque ella siempre fue hermosa, de chiquita nomás llamaba la atención”, agrega, con la voz entrecortada.
Luego de un violento episodio con su novio, José María Silva de 27 años, ocurrido el pasado 1 de abril en el departamento de la joven, ubicado en el monoblock 2 del Bº Las Flores II, la chica de 25 años terminó con secuelas producidas por el fuego de tal gravedad que debieron amputarle una pierna y hasta el día de hoy continúa inconsciente.
“El tipo está libre. Está libre la persona que me la hizo caminar tres cuadras y por eso, perdió su pierna, quemada fue arrastrándola. Ella era modelo, cuidaba su cuerpo con mucha dedicación. ¿Sabés lo que va a pasar cuando se despierte?”, se interroga Juan desde los abismos del dolor.
“¿Por qué antes de bañarla, no me avisó de la situación? ¿Qué quería esconder? No pidió auxilio de los vecinos, ni de nadie. Alguien que no tiene nada que esconder no actúa así”, infiere Juan.
Meli trabajaba como moza en un bar de la zona de Tribunales. Por su juventud y belleza, también se la rebuscaba como promotora en eventos. Cinco meses después del inicio de su relación con Silva, sucedió la pesadilla que cambiará la vida de una chica de 25 años, su hija de tres y el resto de la familia. Por causas que aún se intentan esclarecer y como resultado de una feroz discusión, Melina terminó al borde de la muerte.
Meli trabajaba como moza en un bar de la zona de Tribunales. Por su juventud y belleza, también se la rebuscaba como promotora en eventos. Cinco meses después del inicio de su relación con Silva, sucedió la pesadilla que cambiará la vida de una chica de 25 años, su hija de tres y el resto de la familia. Por causas que aún se intentan esclarecer y como resultado de una feroz discusión, Melina terminó al borde de la muerte.
Monzón, tiene 60 años y desde hace 20 trabaja en el dispensario de Barrio Centenario, “ese que está pegadito a la cancha de Colón, pero en realidad, tengo 36 años de servicio”, aclara. “Y Norma, mi señora, trabaja en el ministerio de Bienestar Social, y dentro de poco se jubila. Está destrozada, pobre. Yo no dejo que vaya a verla a su hija, le haría demasiado daño” añade con las mejillas húmedas el papá de Melina.
Juan toma aire. Se refriega los ojos y mueve sus lentes de un lado a otro. Quiere detener las lágrimas, pero no puede. “Yo estoy seguro, que discutieron, que la quemó, después la bañó, la envolvió con el cubrecama y la llevó a la Comisaría. Y en el camino le iba diciendo: «vos decí que te quemaste sola, vos decí eso, que te quemaste vos misma, nada de decir otra cosa» y pasó eso. Al policía que la auxilió parece que ella le dijo que se quemó sola y después se desvaneció. Cuando le tocó declarar a él, a Silva, dijo que Melina se prendió fuego sola”, dispara Monzón con más impotencia que voz clara.
Traga saliva y cuenta de las versiones que le llegaron, “que este Silva o los dos habrían estado empastillados y que por eso actuó así; pero eso no justifica nada. Eso no lo salva de nada, porque la quemó a mi hija. Es indignante todo esto”, agrega Monzón.
“Ella trabajaba de lunes a sábado de lunes a sábado desde las 15 hasta la 1 de la madrugada en el bar que está en frente de Tribunales. Se había comprado una motito, tenía todo por delante, estaba muy contenta. Y sobre todo Almita, su hija de tres años, que es muy apegada a nosotros. Venían a comer a casa. Antes de irse a trabajar nos dejaba a Almita . El día que pasó esto, la nena estaba con nosotros. Y aunque Melina está inconsciente yo le hablo, le cuento cosas, le doy aliento. Porque se va a recuperar, estoy seguro de eso”, dice Juan sin dudarlo.
“Según me informaron, mi hija le habría dicho a un policía mientras la llevaban al hospital, que este desgraciado no tenía nada que ver: «yo sola me tiré el alcohol, yo sola me prendí fuego, él no tiene nada que ver, no hizo nada», le habría dicho Melina. Pero yo no creo nada de esto porque él está quemado, en sus dos manos”, agrega Monzón.
“Quemado en sus dos manos, quemado en el antebrazo ¿y entonces? Ahora lo largaron, no puedo entenderlo. Sólo tienen la versión que él (Silva) dio en la policía y en Tribunales y un comentario de mi hija. La jueza Luna que es mujer, ¿no puso en duda nada? “ agregó con voz quebrada.
Monzón dijo tener un particular interés por el tema de los peritajes: “A mi entender, no se hicieron bien. Cuando yo llego al departamento de ella por primera vez, miro el desastre que habían dejado, había cabellos por un lado, un cuchillo tirado por otro, el alcohol tirado en una habitación y al rato cuando vuelvo, estaba todo ese despelote pero bastante cambiado. Me dijeron que habían andado los bomberos, la policía y que sé yo, mientras estaba en el hospital. No se cuidó el lugar donde pasó todo y eso me parece muy raro”, dice Juan con la mirada perdida en la ventana.
Después se enfoca de nuevo para mirar una y otra vez las fotos que desparramó sobre la mesa del living del modesto monoblock en el que vive en Las Flores, a pocos metros de donde lo hacía su hija. “Alguien que agrede a una mujer no merece estar libre. Yo me banco que algún día, si no lo hizo, esta persona quede libre. Pero antes quiero que se investigue todo. Pero todo. Que no dejen detalle suelto, que todas las circunstancias sean investigadas. Pero ahora, me parece que se apresuró la jueza con darle la libertad a este hombre”.
Rescata la actitud que tuvo el fiscal Alesso porque “nos prometió ayuda psicológica, médica, y de la que necesitemos. En eso estuvo muy bien. Y también en apelar la decisión de la jueza Luna. Nos dijo: «En este caso voy a llegar hasta las últimas consecuencias»”.
“Te voy a contar una cosa: teníamos pensado casarnos el viernes 19 de abril. ¿Vos podés creer? Nos íbamos a casar con Norma, después de 29 años de estar juntos y Melina iba a ser nuestra testigo. Queríamos hacerlo el día de San Expedito, y mirá lo que nos pasó”, concluye Juan mirando al cielo.
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