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domingo, 27 de enero de 2013

SANTA FE: “Soporté, pensé en mis hijos, tuve fuerza y logré sobrevivir”

Diario UNO de Santa Fe mantuvo un diálogo exclusivo con Emma Völk, profesora y funcionaria del Ministerio de Educación, que soportó ser privada de su libertad y fue castigada brutalmente.


Diario UNO de Santa Fe, dialogó de manera exclusiva con la profesora en Ciencias de la Educación y funcionaria del ministerio de Educación provincial Emma Völk, sobre las mortificantes circunstancias que le tocó vivir durante varias horas de la madrugada del viernes 18 de enero a partir de la una de la mañana, cuando un grupo de delincuentes la privó de su libertad y la golpearon con ferocidad.

Durante la entrevista, visiblemente sensibilizada por la recordación de cada uno de los momentos más difíciles de su vida, recordó paso a paso, valientemente, aunque entre lagrimas que se reiteraron durante el paso de las horas, todas y cada una de las visicitudes del moritificante calvario que la tuvo como única víctima de un hecho atroz y violento que la marcó para siempre.

Y, como síntesis obligada del relato, es humanamente obligatorio decir que en ningún momento habló con rencor de sus agresores, aunque si preciso en detalle las circunstancias, y agradeció de manera particular a sus hijos, familiares, compañeros de trabajo de todas las jerarquías del ministerior de educiación provincial, de los policías que investigaron el caso ydel magistrado que lleva adelante la causa

—¿Emma, a más de una semana del suceso que a usted le tocó atravesar, puede narrarnos como fueron las circunstancias?
—Sí, voy a hacer todo el esfuerzo que sea necesario, pero si me quiebro en algíún momento voy a necesitar de su comprensión. Revivir todo lo pasado mediante un relato que me llevara a recordar lo peor que me paso en esta vida, seguramente me va a afectar y mucho., pero descuenten que voy a hacer el esfuerzo que sea necesario.

Yendo al punto en cuestión, el jueves 17 por la noche, hasta pasada la medianoche, ya viernes 18, compartí junto a mis hijas un asado de amigos, y después todos regresamos a casa. Una de ellas me pidió que la lleve de una amiga, y cuando regresé a mi casa en barrio Candioti sur, hice lo de siempre, tomé todas las precauciones necesarias, miré bien, al punto d encender las luces altas, dos cuadras antes de llegar.

Cuando llegue enfrente de mi casa, saqué la llave del auto y se produjo ese sonido característico de la VW Suran que anuncia que las puertas fueron destrabadas; y cuando estaba bajando comenzó esta verdadera odisea.

—¿Es el momento del ataque?
Sí, precisamente, dos jóvenes me toman por sorpresa, uno me tira al piso, yo grito desesperadamente y nadie me escucha, el otro me saca las llaves y se pone en el volante, y el que estaba conmigo me tira al pie de los asientos traseros y el vehículo se pone en marcha, y comienza un calvario mortificante eterno, porque el joven que estaba sentado empezó a pegarme trompadas y patadas en todo el cuerpo y yo no me podía mover, esta inmóvil completamente.

—¿Usted tiene idea del tiempo en el que transcurrió todo esto?
—No, definitivamente la relación de tiempo y espacio la perdí por completo, pero sé que los golpes que recibí me dejaron ensangrentada en la cabeza y el cuerpo.
Después llegamos hasta un lugar adonde escuché la voz de una mujer, sé que ella subió al vehículo con una herramienta, nuevamente el conductor dio marcha y la mujer me agredió con particular ensañamiento golpeándome y pidiendome las claves de tarjetas de crédito, y con la particular amenaza de que les dé todo porque sabían adonde vivía y que irían y matarían a toda mi familia, sino cumplía con todas las exigencias que me hacían.

Obviamente les di todo, pero durante el segundo trayecto continuo la golpiza, hasta que llegamos a un paraje, alli con cinta de tela que encontraron en mi auto me vendaron toda la cabeza, y apenas podía respirar, después con el cable del GPS, me ataron las muñecas en la espalda y después mi tiraron del auto.

—¿Usted que pensó?
—La verdad, pensé en mis hijos, siempre pensé en mis hijos, y saque fuerzas como pude, no me deje vencer por semejante circunstancia, me arrastré viendo muy poco, llegué hasta el borde la ruta nacional 168, me pude sacar algo del vendaje que llevaba en la cabeza que no me dejaba ver ni respirar, intenté autoestabilizarme con las pocas fuerzas que tenía, y pedí auxilio, y al principio nadie paraba, pero finalmente, y no voy a brindar más detalles que lo dicho, obtuve ayuda de gente que se solidarizó, después arribaron distintos patrulleros policiales y una ambulancia de Arroyo Leyes, que me trasladaron hasta el hospital Cullen, adonde me sometieron a distintas pruebas y me realizaron curaciones, hasta que finalmente, me trasladaron a una clínica privada santafesina en la quede internada en observación, hasta que finalmente me dieron de alta. Si bien me estoy recuperando, sé como dicen todos, que soy parte de un milagro y tengo las fuerzas intactas para seguir luchando por mis hijos y toda mi familia.

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