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lunes, 7 de enero de 2013

SANTA FE: “Con tetas yo no tenía paraíso”


Santiago Andrés Quintana es el primer varón trans que se operó en un hospital público de Santa Fe para que su cuerpo refleje su identidad de género. La intervención se realizó hace 15 días y es un paso decisivo en el reconocimiento de derechos.

Quintana vive en San Justo y tiene 45 años. Trabajó arreando ganado en el campo y también en un tambo. El 25 de julio de 2012 recibió un nuevo DNI con el nombre que él eligió a los once años: Santiago Andrés Quintana.- 


“Con tetas yo no tenía paraíso”
En primera persona.
Quintana vive en San Justo y tiene 45 años. Trabajó arreando ganado en el campo y también en un tambo. El 25 de julio de 2012 recibió un nuevo DNI con el nombre que él eligió a los once años: Santiago Andrés Quintana.


El camino de Santiago comenzó a los 9 años, en Villa Ana, un pueblo del noreste de Santa Fe. “Yo ya me sentía como un varón. Le robaba los pantalones a mis hermanos, me enojaba cuando me querían poner ropa de nena y sufría en la escuela cuando me llamaban por mi nombre de mujer. Yo no entendía nada, no sabía lo que me pasaba”, recuerda, con voz firme, en una de las oficinas de la dirección del hospital Iturraspe.
“La sexualidad no es una elección. Nadie por capricho vive 45 años y pasa todo lo que soporté yo”, insiste Santiago Andrés Quintana, de 45 años, en una entrevista con El Litoral. Su historia nunca fue sencilla. En su familia se sentía un “bicho raro” y decidió alejarse para “vivir en paz” . “Después me marginó la sociedad”, dice. Y hasta sentía pánico al ir a un baño público: “Me han echado de los baños de varones”.
Pero su vida cambió el 17 de diciembre del 2012. En el hospital Iturraspe, a Santiago le extrajeron las mamas y ahora está por comenzar un tratamiento de hormonización para que su cuerpo refleje su identidad de género. Él sabe que está haciendo historia: es el primer santafesino a quien realizan esta intervención en un hospital público de la provincia.
“Es un avance muy importante para continuar institucionalizando derechos en las prácticas de salud. Además abre la posibilidad a otras intervenciones quirúrgicas para la población trans”, explica Leonardo Martínez, trabajador social y asesor técnico de la dirección del Iturraspe.
En este hospital hay un grupo de 15 pacientes del colectivo trans que se están realizando tratamientos de hormonización para adecuar su cuerpo a su identidad de género.
Un luchador
La historia de Santiago llegó al Iturraspe a través de una carta en la que solicitaba ayuda. El director del hospital, Francisco Villano, la leyó y decidió llamar al paciente. En el proceso intervinieron los profesionales del grupo de diversidad del hospital y los médicos del Departamento de Cirugía Plástica del Iturraspe, los doctores Guillermo José Iturraspe, Rodrigo Acevedo, Diego Martínez y Rodolfo Benech, que llevaron adelante la intervención quirúrgica.
Los días previos a la operación tuvieron una carga emocional muy fuerte para Santiago, que vive en San Justo. Como es muy creyente, le pidió a un sacerdote que lo confesara y le diera la comunión. El religioso le pidió una semana para analizar su caso. Luego lo llamó y accedió a hacerlo.
Fue un gran alivio, porque la religión es muy importante para este hombre, que eligió su nombre por el apóstol Santiago. “Siempre me identifiqué con su carácter, su lucha y su rebeldía -reconoce-. De él tomé la frase de que la fe sin obra no sirve para nada”.
A dos semanas de la intervención, Santiago se siente pleno. “Estoy bárbaro, por primera vez en la vida me siento entero, como tiene que ser. Yo convivía con un cuerpo que me atormentaba y me hacía la vida imposible. Como siempre digo, con tetas yo no tenía paraíso”, insiste, dándole una vuelta plena de significado al famoso título del libro del escritor colombiano Gustavo Bolívar Moreno, que también fue serie de televisión en Colombia y España.
En San Justo, la psicóloga Jésica Quain trabajó como terapeuta de Santiago. “La intervención fue clave para él, por primera vez mente y cuerpo están en la misma línea”, explica. Quain dice que Quintana es un “luchador de la vida”, una persona que cuando se propone algo lo logra.
“Uno nace así”
Santiago se animó a contar su vida, con la frente en alto y en primera persona, porque tiene la esperanza de que su caso ayude a otros, que hoy se sienten discriminados y solos.
“Me duele ser el único varón trans que se hizo la operación en Santa Fe. Yo quisiera que los otros chicos trans sepan que si ellos no se valoran los demás no lo van a hacer. Es tiempo de que empiecen a vivir y a luchar por sus derechos”, se entusiasma.
Ahora, mientras encara el tratamiento de hormonización (ver aparte), está escribiendo un libro: “El camino de Santiago”, en el que quiere contar en profundidad su vida. “Quiero informar a la gente para que entiendan que uno nace así, no se hace”, adelanta.
Curtido por luchar durante años contra la discriminación, Santiago cierra la entrevista con una frase que es casi un manifiesto: “Bánquenme. Yo no soy un problema, soy una realidad”.
“Con tetas yo no tenía paraíso”

La hormonización
La endocrinóloga Fabiana Masjoan, del hospital Iturraspe, explicó a El Litoral que en el caso de Santiago Quintana el tratamiento de hormonización consiste en llevar la cantidad de testosterona y estrógeno a los niveles promedio de un varón. Este tratamiento va a engrosar la voz de Santiago, y también la cantidad de vello en el cuerpo.
Perfil de un hombre de campo
Santiago Andrés Quintana tuvo que dejar el colegio en tercer grado, pero es un lector apasionado y le gusta mucho la historia. “Mi viejo me enseñó que quien lee mucho, bien habla”, recuerda.
Trabajó como ladrillero a los 14 años, y en un horno de carbón. También cosechó algodón y maíz en el norte santafesino. “Siempre trabajando para el gringo, por un sueldo miserable, y viviendo en ranchos, expuesto a la vinchuca”, recuerda.
Dice que la mayor parte de su vida laboral la pasó arreando hacienda a caballo, atendiendo animales lastimados y también trabajó en un tambo.
“El 25 de julio del 2012 nací realmente, en lo legal”, destaca. Es que ese día, a partir de la Ley de Identidad de Género, recibió el DNI con el nombre que siente como propio: Santiago Andrés Quintana.
“En San Justo, cada vez que me saludan y me dicen: ‘Cómo le va Santiago”, me siento muy orgulloso”, cuenta Santiago. Puede parecer algo mecánico, cotidiano y simple, pero para Quintana representó la lucha de toda una vida.
OTRA MIRADA
Respetar y convivir con la diversidad de género
Luciana Allevi, psicóloga
Hablar de diversidad sexual y diferencias de género genera múltiples resistencias en la sociedad, pero es imprescindible acercarnos al conocimiento de aquello que consideramos diferente y dejado de lado muchas veces por rechazo basado en el desconocimiento.
La psicoanalista argentina Silvia Bleichmar explica que “los enunciados que remiten a la sexuación masculino/femenino están instituidos en el ser mismo del sujeto, se enraizan en la estructura del yo y son anteriores al reconocimiento de la diferencia anatómica”.
Esto significa que la atribución de una identidad de género es anterior a todo reconocimiento de la diferencia anatómica por parte de los niños/as, que con el correr de los años y el desarrollo madurativo se da una asunción de género que puede o no condecir con el sexo biológico.
Ello nos conduce a tener en cuenta que la constitución de las diversidades de género no viene de la mano de la diferencia sexual.
Es así que nos encontramos con distintas expresiones de identidades que exceden el antiguo binomio hombre-mujer, haciendo referencia a nuevas identidades como transexuales, intersexuales y travestis.
Transexual o transgénero hace referencia a una modificación del cuerpo tendiente a una articulación entre el sexo asignado biológicamente y la identidad de género autopercibida. Esta modificación implica un gran trabajo psíquico para el individuo dado que se comporta en contra de las normas sociales y culturales esperadas para dicha persona.
Bleichmar menciona al respecto: “El yo, una vez constituido, no aceptará su desmantelamiento salvo que la vida misma se lo imponga. No fácilmente una persona aceptara modificar los pilares básicos de su organización psíquica, salvo que sea imprescindible para la supervivencia”.
Acompañar dicha reestructuración psíquica y física deseada por el sujeto es parte del respeto que nos debemos las personas para convivir con la diversidad de género, en tanto que quienes se someten a cirugías de reasignación de género y/o sexual se encuentran en el camino de una adecuación física respecto a su identidad, muchas veces consolidada con años de anterioridad, y que tuvo que esperar tiempo para poder expresarse.
Dirección Provincial de Salud Mental (Hospital J. B. Iturraspe).
El debate por los recursos del sistema de salud
El manejo de los fondos del sistema público de salud es un tema sensible. La gente reclama por los atrasos en los turnos en los hospitales y centros de salud, hay comunidades que piden más ambulancias y pacientes que solicitan mejores servicios. En este marco, a algunas personas les cuesta comprender que en Santa Fe se comiencen a reconocer las intervenciones quirúrgicas para adecuar el cuerpo a la identidad de género de una persona.
Los planteos le llegaron al mismo Santiago Quintana. “El otro día escuchaba una conversación. Decían cómo es posible que el Ministerio de Salud gaste plata en ponerles tetas a los trans cuando hay tantas necesidades. Qué loco, pareciera como que a las personas que tenemos una identidad diferente sólo nos van a atender cuando sobre algo”, opina.
Leonardo Martínez, asesor técnico de la dirección del hospital Iturraspe, cree que la responsabilidad del sistema de salud es atender todos los derechos y que no hay que plantearlo como un dilema de oposiciones. “No es una cosa o la otra, tienen que ser las dos, ese es el desafío”, insiste.
Desde este punto de vista, las carencias y los límites del sistema de salud —que es clave resolver— no deberían ser un argumento para no reconocer derechos, sobre todo en el caso de poblaciones muy vulnerables, como los trans.
Martínez advierte, además, que hay índices muy altos de mortalidad entre los trans que se colocan implantes, o se realizan tratamientos con siliconas industriales y aceites, de manera “casera” y sin la asistencia de médicos y enfermeras.
“Hay que comprender que para ellos no es una cirugía estética, es un problema de salud mental y físico, que les genera muchísimas dificultades en su vida cotidiana”, contextualiza el asesor de la dirección del Iturraspe.
En su visión, el caso de Santiago abre una puerta para que la población más vulnerable pueda acceder al sistema de salud. “El hecho de que se haya respetado la subjetividad de Santiago, aquí en el hospital, mejora las condiciones para los pacientes posteriores”, concluye.
Pionero.
Santiago conversa con Leonardo Martínez (der.), asesor técnico de la dirección del hospital, quien lo ayudó en este proceso, junto a los médicos y los integrantes del grupo de diversidad. En el Iturraspe hay 15 pacientes trans que se están realizando tratamientos de hormonización.

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