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lunes, 17 de diciembre de 2012

Polémica por la venta de golosinas que parecen remedios


"Dr. Candy" parece una farmacia, pero vende caramelos. Críticas de especialistas

En Palermo. La crítica es por la medicalización de la infancia: se consumen caramelos como droga.

El cartel dice “Dr. Candy”. Parece indicar una farmacia, pero en realidad es una tienda de golosinas. En este local, inaugurado en julio de 2011 en el barrio porteño de Palermo, los dulces hacen las veces de remedios y pueden servirse en pastilleros, botiquines de primeros auxilios o frascos de diferentes tamaños.
La idea de sus tres dueños fue importada de España. Según cuentan, la mayoría de los clientes tienen entre 20 y 35 años de edad y entre los productos hay setenta variedades de golosinas, como por ejemplo, las clásicas gomitas de eucalipto hasta caramelos anisados y también bananitas, aros de manzana y gajitos ácidos.
“La tienda es para divertirse y saborear. Cada persona elige el packaging en el que llevarán los dulces y después le pegan una etiqueta que indique el motivo por el cual comer esas golosinas”, cuenta uno de los responsables, Roberto Brandana, refiriéndose a las frases como “Para antes, durante, y después del sexo”, “Controla los rulos rebeldes (pare de sufrizzzz)”, o “Fórmula de sobrevivencia para padres en vacaciones” entre otras, que se leen en los frascos.
Brandana cuenta que Dr. Candy existe en Europa, donde hay una tendencia de locales que simulan ser almacenes, o sueños para vender golosinas. Ellos eligieron el estilo farmacia. Esa elección genera polémica entre distintos profesionales de la salud.
El vicepresidente del Colegio Oficial de Farmacia y Bioquímica de la Capital Federal, Rubén Sajem le contó a PERFIL que presentarán  próximamente una denuncia ante la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (Anmat) por no cumplir con las características específicas para envasar un alimento. Además subraya que el planteo del comercio “genera una idea confusa respecto de los medicamentos”.
“Recibimos quejas y denuncias de farmacéuticos. Se genera una confusión; además de atentar a la salud pública, se banaliza la idea de medicación”, explicó Sajem. Le preocupa que un medicamento sea una golosina.
“En la Ley 16.463 se especifica que se debe informar en los envoltorios qué contiene. Este local no tiene información sobre el contenido. Ni aclara que no es un medicamento”, afirma. También María Isabel Reinoso, presidenta del Colegio Farmacéuticos de la provincia de Buenos Aires, asegura que no están de acuerdo con la publicidad que estimula el uso irracional de medicamentos. Y un integrante del Forum Infancias, Gabriela Dueñas, se muestra en contra de este tipo de comercio. “Trabajamos en la lucha contra la medicalización de la infancia; este tipo de negocios empeoran la situación. Desde los años 80 hay una sensación de que para todo problema en la vida hay una pastilla”, dijo. “Dr. Candy es peligrosísimo. En una sociedad donde hay tanta drogadicción no se puede jugar, sobre todo con niños y adolescentes, que están armando su subjetividad”, agregó.
Los encargados del comercio dicen que “el concepto está destinado a un público adulto, y de ninguna manera puede dar lugar a confusión. Sólo comercializamos golosinas. Nuestras etiquetas no indican curar enfermedades, sino que se refieren a situaciones cotidianas como: los jefes o los despertadores a las 7 a.m.”, se defiende Brandana.

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