lunes, 24 de septiembre de 2012

Se llevaron hasta la comida en un violento atraco a una rotisería de Pichincha


Fue ayer a las 14 en Pichincha. Les robaron a cuatro clientes y sustrajeron la recaudación en Chicken Stone, una rotisería de Catamarca 2885, casi esquina Riccheri.
La Capital | 

Se llevaron hasta la comida en un violento atraco a una rotisería de Pichincha
La dueña de una rotisería del macrocentro que en los dos últimos dos meses fue asaltada en dos ocasiones, Susana Lowisz está desconsolada. El segundo de los atracos que sufrió ocurrió ayer y los ladrones actuaron con tanta avidez que se llevaron hasta la comida que había encargado un cliente. Por otra parte, los atracos tienen dos rasgos comunes: fueron a la misma hora y uno de los dos delincuentes también habría participado del robo anterior.
Ayer era un domingo más en Chicken Stone, una rotisería de Catamarca 2885, casi esquina Riccheri. Hasta que alrededor de las 14, mientras cuatro clientes esperaban para llevarse lo que habían pedido, ingresaron dos hombres armados de unos 30 años y a cara descubierta. Susana estaba en un escritorio, en la parte trasera del local.
Violencia. La irrupción de los ladrones fue violenta. Golpearon con brutalidad a una de las personas que aguardaba su pedido. "Cuando llegó el cadete uno de los clientes estaba trabando la puerta. Entonces le abrió la puerta y los ladrones aprovecharon para entrar. Al hombre lo empujaron, lo metieron adentro y le golpearon la cabeza contra la pared porque no quiso que le robaran", relató Susana sobre el cliente al que, a pesar de su resistencia, le sustrajeron la billetera con efectivo, un reloj y el teléfono celular.
Los otros tres clientes tampoco se salvaron del robo: la plata y los celulares que tenían pasaron a engrosar el botín de los maleantes.
Con la situación controlada, los ladrones le ordenaron al encargado del negocio que les entregara la recaudación. Y el empleado les dio el efectivo.
Entonces, las víctimas del atraco presumieron que el asalto llegaba a su fin, pero no fue así. Como al parecer no habían almorzado, los delincuentes recogieron una bandeja de comida envuelta en papel que estaba arriba del mostrador y se marcharon con el pedido que había realizado uno de los clientes asaltados.
Luego los ladrones caminaron por Riccheri hasta la mitad de cuadra, se subieron a un Peugeot 504 guiado por un cómplice y en minutos se esfumaron.
Bizco. Un rato después, cuando las personas asaltadas recobraron la tranquilidad, uno de los empleados advirtió que uno de los ladrones era el mismo que había cometido otro atraco el pasado 22 de julio. Se percató por un detalle visible: tenía estrabismo en uno de sus ojos. "Uno de los tipos era bizco", comentó al respecto Susana.
Calcado. En este contexto, la comerciante también recordó el atraco que sufrió el 22 de julio. También eran cerca de las 14 y el negocio ya estaba a punto de cerrar cuando ingresaron dos hombres armados.
El asalto fue casi calcado. Enseguida controlaron a dos clientes, tres empleados y a Susana para robarles las pertenencias. En este caso la comerciante estaba en su escritorio porque en escasos minutos debía pagarles los sueldos a los empleados.
"A mí me sacaron las alhajas —cadenas de oro—, el celular y la computadora. Además se llevaron unos ocho mil pesos de la recaudación", explicó la dueña de Chicken Stone.
Cuando el atraco ya se había concretado, a los ladrones se les ocurrió la perversa idea de encerrar a sus víctimas, a punta de pistola, en una refrigeradora. "Estuvimos como veinte minutos sin poder salir de la heladera", memoró la mujer.
Con el botín en su poder, los malhechores escaparon en un auto que los esperaba conducido por un cómplice. Hasta anoche, los autores de los dos robos no habían sido localizados por la policía. Los ilícitos son investigados por la comisaría 7ª, con jurisdicción en la zona en la que se registraron los asaltos.
Chicken Stone sufrió dos atracos calcados en dos meses. Incluso sospechan que uno de los ladrones actuó en las dos ocasiones.

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