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domingo, 1 de julio de 2012

PROV. STA FE: Sigue el debate en la provincia por la no repitencia en primer grado

La ex ministra de Educación Adriana Cantero se refirió al proyecto de promoción directa y asistida en 1º grado que había implementado en la provincia y criticó a la gestión de Rasino por suspenderlo. “No tuvieron la capacidad pedagógica de entenderlo”.

 




Adriana Cantero fue ministra de Educación de la provincia entre 2005 y 2007. Junto a su equipo aplicó el régimen de promoción directa y asistida para 1º grado, con una modalidad casi idéntica a la que plantea ahora el Consejo Federal de Educación. La medida cosechó críticas y resistencias por parte de los sindicatos docentes y, en 2008, con un nuevo gobierno en la provincia, se decretó que se daría marcha atrás con la decisión. Ahora, cuatro años después, la provincia analiza cuándo comenzará a aplicar de nuevo la no repitencia en ese ciclo.

Cantero criticó duramente a la ex ministra Élida Rasino y lamentó que los sindicatos docentes, que hoy apoyan la medida, se hayan opuesto antes. “Hubiera esperado, por lo menos, que se sostuviera la promoción y se realizara una evaluación seria”, marcó. Y señaló que no se debe demorar más la implementación del sistema porque “todas las decisiones pasan por las esperas de los adultos y nadie piensa en el tiempo de los chicos”.

Consultada sobre si cree que Santa Fe está en condiciones de volver a implementar el sistema, la ex ministra dijo: “No sé cómo estará en condiciones, después de tantas idas y venidas, porque cuando se interrumpe un proceso cuesta mucho más reconstruirlo. Pero confío en los maestros santafesinos”.

Dos propuestas muy similares
En relación a la iniciativa de la Nación, Cantero señaló: “Estoy absolutamente de acuerdo con la decisión que el Consejo Federal ha logrado concertar con todas las provincias. Incluso las razones por las cuales se determina la no repitencia del primer grado son las mismas razones que nosotros explicitamos en 2007 cuando implementamos el sistema en la provincia. Así que los fundamentos son compartidos y se basan en la preocupación por los niños, por su derecho a aprender y a tener trayectorias continuas y completas en la escuela, y el entendimiento de que el fracaso escolar temprano no ha ayudado a ningún niño a sobrellevar el recorrido que establece la escuela obligatoria. Además, hay que entender que se trata de un proceso que hay que pensar en un itinerario que enlaza la sala de cinco años con primero y segundo grado”.

Por lo tanto, subrayó que las razones y los fundamentos son exactamente los mismos. “Por lo cual también lamento profundamente que la provincia de Santa Fe, que fue pionera en decisiones que abarcaron a todas las escuelas, haya quedado con una resolución sobre la que se dio marcha atrás”, dijo.

—¿En los dos años que se aplicó el sistema en la provincia vieron algún tipo de avance positivo?
—El primer año fue de evaluación para ver qué pasaba con las repitencias. Cuando decidimos que los chicos no repitieran primer grado todavía faltaban los dos períodos de apoyo. Es decir, estábamos absolutamente a tiempo de tomar una decisión en ese sentido. En el segundo año, comenzamos un primer trimestre donde se evaluaron en todos los niños de segundo grado, con nombre y apellido, las competencias lectora, de escritura y oral. Esa información se la devolvimos a todas las escuelas y, además, a los supervisores para que pudiéramos empezar a trabajar el acompañamiento de los maestros de segundo grado. Se hizo una capacitación situada, específicamente dedicada a ellos, en alfabetización. Una vez por mes salían de la escuela, dejando un reemplazante pago, para participar de esa instancia. A su vez, se constituyeron 35 equipos de asesoramiento curricular que también fueron capacitados en alfabetización inicial. Hay que tener en cuenta que hoy en día la alfabetización inicial es una materia de estudio destacada en los nuevos planes de formación docente y nosotros ya en ese momento lo planteábamos. También armamos un plan específico para la ruralidad.

“Todo ese proceso –siguió– terminó en 2007 con una evaluación de la capacitación de los maestros que estaban involucrados. Y esa evaluación decía que más del 50 por ciento de los niños involucrados en la promoción asistida habían avanzado y estaban promoviendo a tercer grado. Entonces ya se estaban mostrando resultados positivos”.

En ese sentido, remarcó que para poder evaluar en profundidad una experiencia de esas características debía sostenerse por lo menos durante una cohorte de primer ciclo. “Eso no pasó. Incluso, en la resolución por la cual la gestión de la ex ministra Élida Rasino deja sin efecto la promoción asistida habla de un fracaso. Pero ninguna experiencia educativa puede ser considerada, seriamente, un fracaso sin una evaluación sistemática en un tiempo sostenido. También se hablaba, en ese momento, de que se retardaba la repitencia a segundo y tercer grado. Eso es pararse en el pensamiento pedagógico más restrictivo porque los chicos no están predestinados. Uno apela a que la educación, con buenas intervenciones, pueda producir mejoras en esos contenidos. Me parece que eso, además, está en la posición más estrecha del pensamiento pedagógico, no se puede pensar que esto era nada más que una agonía hasta el segundo o tercer grado. Se suponía que había que intervenir para que no hubiera un fracaso”, dijo.

Las críticas iniciales
—¿Le sorprendió la decisión de Rasino de suspender la promoción asistida?
—Sí, claro. Sobre todo por lo intempestiva e infundada. Creo, sinceramente, que los equipos que estuvieron en el Ministerio de Educación en ese momento no tuvieron la capacidad pedagógica de entender lo que tenían entre manos. Y, en consecuencia, el gobierno tampoco tuvo la voluntad política de sostener nada de lo que le dejamos. Como si en Educación todo tuviera que iniciarse de nuevo. Desarmaron los equipos de trabajo y no le dieron cumplimiento a los convenios de control de ausentismo. De esa manera, obviamente, no se puede avanzar. Hubiera esperado, por lo menos, que se sostuviera la promoción y se realizara una evaluación seria.

—Cuando se presentó el sistema de promoción directa y asistida, en 2006, hubo mucha resistencia por parte de los gremios docentes, que a lo largo de dos años denunciaron malestar por parte de los docentes con la medida y que la política educativa no había sido consultada, ¿sorprende que ahora estén abiertamente a favor de la medida?
—El trabajo que nosotros hicimos con los docentes que llevaron adelante la propuesta nos mostró otra cosa. Pero lamento que a veces la decisión que va destinada a garantizar el derecho de los niños, sobre todo de los más pequeños y vulnerables de nuestro sistema, muchas veces sea tomada como objeto de contiendas políticas. Pero hoy hasta la CTERA dice que no hay que repetir en los primeros años. Supongo que Amsafé estará haciendo una reflexión acerca de cuáles son las razones por las que cambiaron su postura. Tal vez, con el tiempo, comprendieron que no era una mala medida la que habíamos tomado. Fue una política que siempre tuvo en el corazón de todas las estrategias que se elaboraron a los chicos. Lo que más lamento es el tiempo que se ha perdido, como también lamento que ahora se diga que se va a esperar más porque entonces todas las decisiones pasan por las esperas de los adultos y nadie piensa en el tiempo de los chicos.

—Una de las principales críticas que realizaban los sindicatos era que se sobrecargaba al docente de segundo grado, que no podía llevar el ritmo habitual de la clase porque tenía que atender las necesidad de ese grupo.

—Ése es el pensamiento del paradigma de la homogeneidad que tiene 100 años y obedece a otro modelo de escuela. En realidad la diversidad existió siempre en el aula y si nosotros queremos trabajar realmente en el paradigma de la inclusión tenemos que entender que las aulas son diversas y que en esa heterogeneidad hay que saber intervenir y enseñar. Nosotros trabajamos sobre el segundo porque son los maestros que recibían a los chicos de la promoción directa y asistida. Se suponía que la asistencia tenía que estar en segundo porque no era una promoción automática y nada más. Era promoverlos entendiendo que estaban en el medio de un proceso de alfabetización y darle continuidad. Por otra parte creo que tampoco es novedoso para algunos sectores como los maestros rurales. Hay que revisar lo mejor que hay en la tradición pedagógica que tenemos, recuperar esos saberes construidos y ponerlos en funcionamiento para que todos los chicos puedan aprender.

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