1,8 millones de hogares sufren pobreza estructural en el país
En el último trimestre
de 2011, unos 560 mil argentinos padecieron hambre. Según el estudio de
la UCA, el 3,3 de los hogares argentinos se encuentra bajo la línea de
indigencia y el 13,6 bajo la línea de pobreza.
Unos 560.000 argentinos padecieron hambre o no tuvieron qué comer en el
último trimestre de 2011, mientras 1.300.000 experimentó alguna forma de
inseguridad alimentaria en el mismo período, según el último informe
del Barómetro de la Deuda Social Argentina.
El estudio
elaborado por la Universidad Católica Argentina (UCA) reveló también que
8.700.000 personas son pobres en el país, y que 1.800.000 hogares
sufren pobreza estructural, es decir que tienen sus necesidades básicas
insatisfechas y no pudieron mejor su situación entre 2007 y 2011.
“La marginalidad económica, la pobreza estructural, la segregación
social, el subempleo indigente, segregación residencial, y los
desacuerdos político-institucionales, continúan siendo debilidades de
una sociedad que crece, consume y progresa pero que no garantiza un
sendero de inclusión social para los sectores postergados”, advirtió.
El informe “Asimetrías en el desarrollo humano y social
2007/2010-2011” fue presentado en el campus universitario que la UCA
tiene en Puerto Madero por autoridades académicas e investigadores del
Observatorio de la Deuda Social Argentina (Odsa).
“Hay dos
Argentinas. Una dinámica con modalidad de crecimiento y otra que acumula
privaciones y marginalidad”, aseveró Agustín Salvia, investigador jefe
del Odsa. Según el estudio, en 2011 el 3,3 de los hogares argentinos se
encuentra bajo la línea de indigencia -unos 400.000- y el 13,6 bajo la
línea de pobreza. En términos de población, estas tasas representan un
5,4 por ciento y 21,9 por ciento de personas sometidas a estas
privaciones absolutas. Asimismo, constató que la insuficiencia de
ingresos para sostener el consumo y mantener el mismo nivel de vida
disminuyó ligeramente entre 2007 y 2011, del 32,2 al 31,1 por ciento de
los hogares.
El trabajo de campo determinó, además, que en
los últimos doce meses el 4,6 por ciento de las familias en áreas
urbanas pasó hambre, y otro 6,6 por ciento padece el problema en forma
moderada, por lo que debió reducir las porciones de comida.
Los habitantes de las villas o los asentamientos son los más afectados,
seguidos de los vecinos de los barrios de bajos ingresos y los de clase
media. Mientras que en las villas, la inseguridad alimentaria alcanzó al
23,8 por ciento en los últimos 12 meses, en los centros urbanos pobres
afectó al 16,2 por ciento, y en las zonas de clase media, al 4,4 por
ciento.
Las respuestas mostraron que en los hogares con niños
se cuadruplica el riesgo de padecer inseguridad alimentaria, en
especial si son monoparentales porque carecen de ayuda con los ingresos.
Vivir en villas o asentamientos precarios también es un factor de
riesgo. En los hogares a cargo de una mujer o de jóvenes de entre 18 y
34 años, se duplican las posibilidades de tener hambre.
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