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viernes, 15 de junio de 2012

El zurdo que sueña con llegar a ser como Redondo

Marcos Fernández fue convocado esta semana para el sub 20 que dirige Marcelo Trobbiani. No estará solo, porque ya Luque y Mehring integran el plantel. Es un hecho histórico para Santa Fe.

 

La imagen del pibe que nació y se crió en Matilde, que jugó en San Carlos y que desde hace cuatro años está en Colón. Foto:Luis Cetraro
La imagen del pibe que nació y se crió en Matilde, que jugó en San Carlos y que desde hace cuatro años está en Colón. Foto:Luis Cetraro


No es casualidad que Mugni y Graciani jueguen en la primera, que Alario sea tenido en cuenta por Sensini, que Luque, Mehring y ahora también Marcos Fernández estén en el sub 20, que el arquerito Chicco y el enganche Marconatto estén en el sub 17, que Marcos Díaz responda cuando Pozo no ataja, que Curuchet haya tenido actuaciones notables a pesar de que las lesiones lo tienen por el momento a maltraer, que muchos hablen de la proyección de Comachi, de las condiciones de Jourdan, de un Bailo que también apunta y bien, de un tal Leiva que está haciendo experiencia y creciendo en la reserva y de un zurdito de apellido Mayenfich rápido y habilidoso que también promete.

No hace mucho, charlando con Rubén Rossi, me decía que un buen trabajo de inferiores necesita de unos ocho años para su maduración y concreción. Hoy Colón está en la mitad de ese camino o quizás menos, pero lo está construyendo con solidez y convicción, según lo muestran estos nombres propios que se mencionan.

Esta, la de la inserción de los pibes del club, es la verdadera renovación que se planifica a nivel dirigencial. Y en este trayecto, se están consiguiendo logros históricos, como el de tener tres jugadores convocados al mismo tiempo en un sub 20, cuando antes ni cerca estaban los chicos de Colón de ser vistos por quienes dirigen las juveniles nacionales.

Marcos Fernández es un volante central zurdo, de buena contextura física, elegante y que admira a Fernando Redondo. No sorprende, a pesar de que cuando Redondo era figura, Marcos Fernández empezaba a dar sus primeros pasos en la vida, ni siquiera en el fútbol. Pero no llama la atención porque un “5” zurdo que la mueve siempre, inevitablemente, se fijará en un jugador como Redondo.

—¿Cómo te enteraste de la convocatoria, Marcos?

—Me llamó Germán Lerche, el presidente, hace unos días y me dio la noticia. Me sorprendió, a pesar de que algunos medios lo habían adelantado. Enseguida llamé a mi familia, hablé con mi vieja porque mi papá no estaba en ese momento. Y me largué a llorar...

La familia de Marcos Fernández es de Matilde, el pueblo de donde él es oriundo. Mamá María y papá Norberto sufren el desarraigo del nene, como seguramente ocurre con los hermanos Renzo y Micaela. Renzo trabaja en San Carlos, pero el resto de la familia está radicada allí. Y Marcos se debe extrañar, pero la distancia no es tan grande para que no se vean a menudo.

—¿Quién te trajo y quién te vio en Colón, Marcos?

—Me trajo Omar Tejeda, un familiar y el que me vio fue Mario Sciacqua. Me subí a un cole, fui al SAT, me probé, anduve bien y ya quedé. Al principio jugué de volante por izquierda pero no me siento cómodo en esa posición. Miro muchos videos de Fernando Redondo y me reflejo en él. Ojalá me vaya tan bien como a Fernando.

—¿Serás siempre un “5” metedor o un volante de juego?

—Me gusta tener la pelota, no soy de correr mucho como otros “5”, ni tampoco de entrar en la fricción con facilidad, pero manejo bien la pelota y eso es lo que intento, cuidarla siempre.

—¡Qué alegría la del año pasado ante Vélez, cuando debutaste!

—Habíamos viajado 20 jugadores a ese partido y yo me veía afuera. La reserva jugó antes que la primera y cuando me dijeron que estaba entre los 18, me quería morir. En el momento en que Mario me dijo que entraba, tampoco lo podía creer. Traté de estar lo más tranquilo posible y enseguida me sentí bien.

—¿Cómo te llevás con el Bichi, que te lleva como 20 años de diferencia?

—Muy bien, los grandes nos dan muchos consejos, nos tratan bien y nos ayudan. Cuando se enteraron de la noticia, me felicitaron y me desearon suerte. Algunos se acercaron a darme consejos. No quiero olvidarme de agradecerle a Germán Lerche, porque siempre confió en mí, me hizo un contrato de cinco años y me alentó siempre. Lo mismo pasó con Roly Carlen y con Javier López. Roly siempre tuvo mucha confianza en mis condiciones, me enseñó mucho y luego disfruté de Javier como técnico de la reserva.

—Ahora que irás a Buenos Aires, entrarás en el complejo de Ezeiza y tendrás la posibilidad de jugar un torneo en Chaco el mes que viene y luego una gira por Europa para agosto, ¿qué es lo que dejás atrás de tus tiempos de niño en Matilde?

—El haber dormido siempre con una pelota, soñar que alguna vez podía llegar a jugar en un equipo y mis amigos, que siempre me venían a buscar para ir a patear. Nos pasábamos horas y horas detrás de una pelota y es lo que siempre llevo guardado en mi corazón.

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