lunes, 21 de mayo de 2012

“La Patria Fusilada fue una piedra fundamental para llegar al juicio”

Así lo indicó Ángela Urondo que está en Santa Fe para participar de la presentación de la reedición del libro de su padre Paco Urondo. \"La Patria Fusilada\" será presentado este lunes en el Foro Cultural Universitario de la Universidad Nacional del Litoral, 9 de Julio 2.150, a las 18.

"Cuando soy chica siempre sueño que estoy descalza en el colegio. Me siento desnuda y tengo que ocultarlo. Me aterra que la maestra me llame al frente y que todos puedan verlo. Es difícil correr con los pies desnudos. Tengo que volver a casa. Bajo del colectivo, llego a la esquina, doblo por el pasaje: la casa de las rejas, la del perrito salchicha, la de mármol negro, la casa de mi amiga Nato y algo raro, después sigue la casa de doña María, la de la maestra que le da clases particulares a Lorena Paola y más allá en la otra esquina, la casa de mi amigo Hernán. Todas las casas de la cuadra están. Menos la del medio. La mía”.


Angelita, la del relato del blog Infancia y Dictadura, es Ángela Urondo, hija de Francisco Paco Urondo y Alicia Raboy –algo que no supo durante muchos años. El 17 de junio de 1976, en Guaymallén, Mendoza, el auto en el que viajaban los tres –junto a René Ahualli– fue interceptado y atacado a balazos.


El poeta, periodista y militante santafesino Paco Urondo, responsable en ese entonces de la Regional Cuyo de Montoneros, decidió mentirle a su mujer y decirle que había tomado una pastilla de cianuro, con la intención de que ella escapara junto a su hija. Lo asesinaron a los golpes, con un culatazo en la cabeza.


Alicia Raboy fue secuestrada y trasladada al Departamento 2 (D2) de Inteligencia de la policía mendocina que funcionaba en el Palacio Policial, a dos cuadras de la Casa de Gobierno. Se trataba del centro clandestino más importante de esa provincia. Nunca más se supo nada de ella.


Ángela era una beba, tenía sólo once meses, y su familia la halló 20 días más tarde en la Casa Cuna (luego de haber pasado también por el denominado D2). La adoptó una prima de su madre, pero recién a los 20 años conoció su verdadera historia.

La reedición
Este lunes a la tarde se presentará en la ciudad de Santa Fe una nueva edición del libro La Patria Fusilada, del escritor y periodista desaparecido Francisco Paco Urondo, en el Foro Cultural Universitario de la Universidad Nacional del Litoral, 9 de Julio 2.150, a las 18.


“Siempre me pareció que era un libro que debía ser reeditado. Cuando lo leí, en el año 95, me sorprendió que no se pudiese conseguir en las librerías. Me sorprende también que no sea parte de los planes de estudio de los colegios. Es un libro muy interesante para explicar la historia de la Masacre de Trelew, pero también la historia de la represión, de la opresión sobre el pueblo”, opinó Ángela Urondo, en diálogo con Diario UNO.


—¿Leíste muchas veces el libro?


—No. Lo leí dos veces. En realidad, cuando recuperé mi historia, recién a los 20 años, accedí a la biblioteca familiar y leí todo lo que había escrito. Entre todo eso leí La Patria Fusilada. Lo volví a releer ahora en su reedición y me costó mucho. No es fácil meterse en esta conversación tan dolorosa, que sucede dentro de una celda, en la cárcel de Villa Devoto, la noche anterior a la amnistía de Cámpora, y que relata los hechos sucedidos en otras celdas. Es meterse en celdas como en la que yo misma estuve. Siento que es una misma celda que se repite en distintos lugares.


—¿Qué te generó la primera lectura?


—En realidad, la primera vez que lo leí no tomé quizás tanta conciencia de la magnitud que tenía. Era un momento en el cual yo me estaba enterando de muchísimas situaciones vinculadas a la represión, todas juntas. No podía hacer una valoración específica sobre el libro y la masacre; me impactó mucho más releerlo ahora, en su contexto. La primera vez me pasó algo curioso, que compartí también con Raquel Camps (hija de uno de los testimoniantes). Ambas leímos por primera vez el libro sin leer el relato, porque leíamos entre líneas, buscando más información en los silencios que en lo escrito, buscando a las personas en sí.


La reedición de esta obra coincide con las primeras semanas del juicio que se lleva adelante por la Masacre de Trelew, en Rawson, contra los capitanes Luis Sosa, Emilio Del Real, Rubén Paccagnini y Jorge Bautista, este último por encubrimiento, y el cabo Carlos Marandino.


Al respecto, Ángela resaltó el valor del trabajo de su padre en tal contexto: “Creo que el libro es una de las piedras fundamentales para que hayamos llegado a esta instancia judicial. Ahí está el testimonio de los tres sobrevivientes –María Antonia Berger, Alberto Miguel Camps y Ricardo René Haidar–, quienes, además de mi papá, tampoco pudieron sobrevivir lo que fue la dictadura militar posterior. Este libro rescata las voces de cuatro personas que ya no están”.


Sobre el final de la conversación, hace su propia conclusión: “La revisión se da en muchos estratos y quizás la editorial sea uno de ellos. Del mismo modo, para poner un paralelismo, mi madre también era escritora y periodista y recién ahora encuentro la primera nota que puedo determinar que es de ella. Mi mamá está desaparecida y considero que, de algún modo, doblemente desaparecida al desaparecer su trabajo. Dentro de todo el anonimato y la desaparición hay formas de recuperar la historia. Éste es un momento distinto”.

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