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sábado, 14 de abril de 2012

ROSARIO: Según la novia, el joven apuñalado fue a la casa del abogado a buscar droga

Marcela S dijo que vio a su pareja, Andrés Arduvino, salir bañado en sangre del edificio. Afirmó que ni al entrar ni al salir del predio de Montevideo al 1600 él llevaba un cuchillo.

"Me matan, me matan", aseguró ayer Marcela S haber escuchado gritar a su novio, Andrés Arduvino, cuando lo vio salir ensangrentado del edificio donde vive el abogado Fabián Casarini, ahora imputado por homicidio. Lo reveló al declarar a mediodía ante la jueza de Instrucción Mónica Lamperti y la fiscal Cristina Herrera donde ratificó, aportando más detalles, lo que había expuesto en sede policial. La muchacha adujo que su pareja le dijo que llegó al lugar donde murió a buscar una droga.
El testimonio de Marcela S. era esperado porque hasta ahora a nivel del expediente sólo figuraba el testimonio de Fabián Casarini, quien ya declaró que mató en defensa propia a Arduvino, en un hecho que se investiga como un robo en el estudio jurídico de Montevideo al 1600.
Marcela contó que el domingo a las 2.30 de la mañana, al pasar por la puerta del edificio de Montevideo 1629, Arduvino le dijo que lo esperara en la esquina. De acuerdo a la chica el joven le dijo que debía hablar con un persona que le iba a dar una droga llamada Metadona. Dijo que lo vio ingresar por la puerta del edificio. Que esperó unos 15 minutos en la esquina y que como Arduvino no regresaba regresó a las puertas del edificio.
Allí escuchó gritar a su pareja: "Me matan. Me matan". Y vio su figura tratando de salir por la ventana. Dijo no recordar si ella arrancó la reja de la ventana o si la misma cedió por el peso del muchacho. Aseguró que gritó al agresor que dejara de atacarlo y que cuando Arduvino cayó en su brazos pudo ver la cara del matador. La mujer descartó que Arduvino tuviera un cuchillo o, en su defecto, esa arma blanca clavada en alguna parte de su cuerpo.
Marcela S. llegó a tribunales acompañada por Daniela, la mamá de El Lepe, como lo llamaban. Fue asistida por su abogado defensor, Marcos Cella, quien al culminar la medida dijo: "Hay que tener cuidado con lo que se dice porque se meten en cuestiones muy delicadas. En este caso hay cosas que no cierran", sostuvo.
Fuentes judiciales describieron que Marcela S. contó que el sábado por la noche fueron con Arduvino al complejo de cines ubicados en San Martín y San Luis. No les interesó la programación y decidieron ir a comer pizza a avenida Pellegrini. Luego, al pasar por el edificio donde Casarini vive, Andrés le dijo que lo esperara en la esquina que él iba a pedir Metadona, una droga similar a la morfina que no tiene un efecto sedante tan fuerte y se utiliza en programas de rehabilitación de adictos.
Afirmó que lo vio ingresar por la puerta del edificio y que lo rescató desde la ventana del estudio jurídico de Casarini. Y el relato, interrumpido por ataques de llanto, continuó con la secuencia mencionada en párrafos anteriores.
La muchacha, que tenía hijos con Arduvino, hizo ante la jueza y la fiscal un relato "sin fisuras, donde contestó todas las preguntas que se le realizaron", según comentó el abogado Cella
La discordancia. Desde que Andrés El lepe Arduvino dejó de existir en el hospital Provincial el domingo pasado cerca de las 3 de la mañana. Su muerte generó novedades escuetas en lo judicial y vertiginosas en las voces de protagonistas y rumores callejeros. Hasta ayer sólo se conocía la versión del abogado del fuero civil Fabián Casarini, de 33 años, quien contó: "Me defendí de un extraño que entró a mi casa con fines de robo".
Casarini explicó que estaba en su casa durmiendo cuando escuchó ruidos y se dirigió hacia su oficina, que está conectada internamente con su domicilio. Se topó con un hombre que no conocía. "Logré sacarle el arma blanca que traía. Le solicité reiteradas veces que se retirara empuñando el arma blanca. Entonces se volvió a abalanzar sobre mi y entramos en un combate. Realmente traté de defender mi integridad física. Yo defendí mi vida", relató.
El argumento familiar. Los familiares de Arduvino, con Daniela, su mamá, a la cabeza indicaron que el muchacho, que recibió al menos ocho puntazos, fue atacado por más de una persona y que en su cuerpo tenía heridas propias de haberse defendido. La mamá de Arduvino presentó un escrito ante la fiscal Herrera, dirigido a la jueza Lamperti, en el que pidió que una junta médica forense determine las medidas de las puñaladas para establecer si su hijo fue agredido con uno o dos cuchillos.
"Tenía cortes en los antebrazos, las manos, la cara, el cuello y los testículos", aseguró la mujer. Andrés Arduvino tenía reputación de escruchante, delincuentes que ingresan a una vivienda a robar en ausencia de sus moradores. Suelen realizar estos delitos sin emplear ni portar armas.
Inspección de la jueza y la fiscal
Previamente a la declaración de Marcela S., la jueza Mónica Lamperti y la fiscal Cristina Herrera se constituyeron en el departamento de planta baja ubicado en el edificio de Montevideo 1629 para realizar una inspección ocular de la escena del crimen, en una medida que se prolongó durante tres horas. En el lugar trabajaron efectivos de Policía Científica quienes levantaron rastros y elementos para peritar.
La fiscal Herrera indicó, al finalizar la medida, que se trató de un procedimiento para sumar elementos para la reconstrucción integral del hecho.
En el lugar se advertían las manchas de sangre y la rotura de la reja con marcas compatibles con el uso de una barreta, lo que obra en favor del testimonio del abogado. Al ser consultada si en la escena había huellas de una tercer persona, la fiscal indicó que “esa prueba se rescató y la pericia de rastros determinará si es de una tercera persona”.
Consultada respecto a una posible relación sexual previa en el lugar la fiscal indicó: “Se secuestraron elementos en la habitación, aunque no relacionados con ese aspecto”. Herrera indicó que los celulares decomisados en el lugar fueron enviados a peritaje. El arma homicida no fue hallada.

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