El detalle de las infracciones por horario permite la identificación de los infractores. La mayoría de las violaciones a las normas son cometidas entre las 6 y las 18:00. Desde el municipio aseguran que los antecedentes impactan en el legajo personal de los choferes.
Al momento de diseñar políticas públicas para el control, ordenamiento y, fundamentalmente, reeducación y corrección de las conductas peligrosas de los conductores, las estadísticas pueden ser muy útiles. En el informe realizado por la Secretaría de Control del municipio se puede apreciar una subdivisión por el horario en que fue cometida la infracción y al vehículo y subsistema que corresponde la misma. De esa manera queda absolutamente claro quién fue la persona que conducía el remís, taxi, colectivo o transporte escolar. De ese detalle surge que el 84,5 por ciento de las infracciones correspondientes al subsistema de remises se comete entre las 6 y las 17.59; los taxis, en la misma franja horaria acumulan el 86,3 por ciento de sus infracciones; los colectivos suman el 83 por ciento de sus infracciones en esa franja horaria; mientras que los transportes escolares concentran entre las 6 y las 17.59 el 91,1 por ciento de sus faltas de tránsito. Otro dato que se lee claramente en las estadísticas es una mayor generación de faltas por parte del subsistema de remises. Según el secretario de Control, Cornelio Collins, eso “delata una falencia del sector”. Pero una variable influyente en este punto es que las flotas de los diferentes subsistemas son cuantitativamente muy diferentes. En la ciudad hay 670 remises habilitados contra 532 taxis, 284 colectivos y 250 transportes escolares. De esa manera, el porcentaje de infracciones por unidad desciende en el subsistema de remises y aumenta en los que menos coches tienen, como los colectivos y los transportes escolares (más información en la edición de mañana). De todas formas, hay datos que reflejan que se deben encarar trabajos puntuales con cada subsistema. En el período que va del 1 de enero de 2010 al 31 de agosto de 2011, hubo un coche remís que acumuló 26 infracciones. Collins, al ser consultado sobre qué sucede en esos casos, dijo: “Los antecedentes de infracción que tiene cada uno, por supuesto que impactan en el legajo personal que tienen en la Secretaría de Transporte. Pero, además de eso, actúa el Tribunal de Faltas con distintos tipos de sanciones ante estas realidades. “Esas sanciones no sólo son pecunarias, sino que se avanza hasta las inhabilitaciones y otras cuestiones”, aclaró y agregó: “Son faltas con agravamiento por ser transporte público y, además, se identifica a la persona”. Las cifras también revelan que en el subsistema de remises, al momento de la inspección, se encontraron 129 unidades con más de una infracción. En el caso de los taxis fueron 76; los colectivos tuvieron 30 unidades y siete transportes escolares con al menos dos infracciones cometidas. Sobre cómo se trabaja para corregir este tipo de situaciones, Collins dijo que se lo está haciendo desde dos secretarías como la de Control y la de Transporte. “Ante estas situaciones en las que se ve que se pronuncia determinada tendencia hacia algún lado, se trata de abordar esa problemática no sólo con mayores controles, sino también con una comunicación fluida con el sector”. “Lo que intentamos es que todas las partes comprendidas e interesadas en el sistema tomen intervención y hagan que puedan internalizarse costumbres de cumplimiento de las normas, que de eso se trata”, agregó. Luego aclaró: “Obviamente que también se requiere del transporte una mayor comprensión de la importancia de la atención del cliente. En estos servicios no deberían registrarse faltas graves como las violaciones de semáforos y los excesos de velocidad. No debiera haber estadísticas de esos casos o si las hay deberían ser muy mínimas”. Con los números en la mano no sólo se pueden empezar a buscar explicaciones de por qué se llega a tener el cruce de semáforos en rojo como la principal infracción de tránsito del transporte público de pasajeros, sino también, se debe empezar a encontrar soluciones que corrijan las conductas riesgosas.
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