Lo que comenzó como una idea de alguien en solitario es hoy una peregrinación de miles de voluntades en la ciudad de Santo Tomé, donde su gente asegura que no va a parar hasta ver concretado el nuevo puente sobre el río Salado que las autoridades federales prometieron pero que la necesidad impone para descongestionar el puente carretero unos 45 mil vehículos por día, según estimaciones oficiales.
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Inaugurado el 14 de julio de 1939, el viejo Puente Carretero —con sus lucidas arcadas de cemento— tiene las características de las obras de comienzo del siglo, principalmente sus dimensiones que hoy lo hacen extremadamente angosto para el porte de los vehículos actuales. Sobre todo, los gran cantidad de camiones de carga y transportes interurbanos de pasajeros que lo cruzan a cada instante. Riesgo latente.La conjunción de la estrechez del viaducto y la sobresaturación de tránsito hacen que el puente se convierta, además de la unión vial entre ambas ciudades, en un riesgo latente y permanentes de accidentes. De hecho, han sido las estadísticas de choques y de víctimas fatales las que instalaron la necesidad de un segundo puente primero en los lugareños y luego en las autoridades que terminaron asumiendo el compromiso de ejecutarlo. Cuando al promediar la gestión de gobierno de Jorge Obeid se recondujo el destino de un crédito del Banco Mundial para construir en la ruta nacional 19 una autovía entre Santo Tomé y San Francisco se reactivó la promesa oficial del nuevo puente sobre el Salado. Ello fue porque la autovía en la 19 era una obra que debía costear la Nación y no la provincia pero que aquella se comprometía a compensar a ésta construyendo el puente. Desde entonces se ha comenzado a discutir sobre el emplazamiento y el inicio de los estudios de factibilidad sin que se conozca otro avance. Esta situación originó que un santotomesino diera el puntapié de un movimiento que este sábado tuvo un momento cúlmine cuando centenares de vecinos —pero sin que faltaran autoridades locales con el intendente Fabián Oliver a la cabeza y todos los ediles de los partidos y los candidatos en campaña— se juntaran en las cinco esquinas a lanzar la campaña. La iniciativa.Es que ahora es común ver en Santa Fe, Santo Tome y localidades de la zona, toda clase de vehículos con la consigna. "Yo quiero el puente". Un solicitud que ya tiene visos de clamor social pero que comenzó hace poco más de una semana cuando el abogado Marcos Gomilla, decidió abrir una cuenta en la red social Facebook, a la que denominó así. La idea comenzó a ganar adherentes pero pegó un salto cuantitativo cuanto los medios de prensa locales revelaron su existencia. En menos de 48 horas alcanzó los mil adherentes. Convertido ya en un fenómeno notable, LaCapital conversó con Gomilla y publicó la existencia de esa cuenta en Facebook lo que, contó ayer otra Gomilla a este diario, "generó una repercusión en cadena. A esa nota del diario la reprodujo TN y muchos medios nacionales". En cada ocasión (ayer cuando habló otra vez con este diario no lo olvidó), Gomilla se esfuerzó por preservar la reacción de cualquier politización posible. "Esto que hacemos no es político en sentido partidario y menos proselitista. Esto debe abarcarnos a todos los ciudadanos de Santa Fe y Santo Tome sin distingo alguno", enfatizó buscando aventar cualquier riesgo de que la campaña electoral en curso se cuele por algún lado. El sábado cuando salieron a repartir los calcos aportados gratuitamente por Graciela, una vecina, Gomilla se alegró de que aparecieran funcionarios y políticos pero sumados sin banderías. Cerca de 5 mil adhesiones.El movimiento sigue haciendo las "olas" más fuertes en Facebook donde se preparan para alcanzar en horas las 5.000 adhesiones. "El puente es una obra necesaria para descongestionar el transito, sumar seguridad a las calles (el carretero desemboca en la avenida más importante de Santo Tome) y para evitar más accidentes graves o fatales. Con eso alcanza y sobra. Pero ahora es una bandera democrática y republicana que une y moviliza a una comunidad entera desde chicos a viejos. Es un ejercicio constitucional de demanda y presión social de abajo hacia arriba. Y es una conciencia de carencia que mueve una búsqueda de pertenencia común de un pueblo y eso despierta una fuerza formidable". Asimismo agregó que "casi no hay persona que no me cruce que no me diga que no pararemos hasta lograr que nos construyan el puente. Fíjense que me hablan en plural en un nosotros que se afianza cada día. Ya no hay quien me diga «qué buena idea tuviste» ahora todos se sienten parte del reclamo y están dispuestos a luchar por ello. Ya se puede decir: Santo Tomé quiere el puente".
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