El especialista internacional, Alejandro Castro Santander, atribuyó que no haya una disminución en la cantidad de casos de acoso escolar a la falta de acciones desde el Estado
por Victoria Rodríguez / victoriarodriguez@uno.com.ar
Esta semana se conoció que un adolescente decidió terminar con su vida, pese a estar en tratamiento psiquiátrico, después de sufrir hostigamiento durante muchos años. El caso generó alarma en la sociedad y despertó duras críticas a distintos sectores por no haber podido evitar el fatal desenlace. El especialista en bullying, Alejandro Castro Santander, dialogó con Diario UNO sobre las características del acoso escolar, la disciplina, la convivencia y sobre por qué no se ha logrado disminuir el impacto de ese flagelo en las aulas.
El director del Observatorio de la Convivencia Escolar de la Argentina y miembro del directorio del Observatorio Internacional de Violencia Escolar hizo hincapié en la importancia de poder diferenciar los hechos de violencia eventual, de los casos debullying y remarcó que en los casos de suicidio, el acoso es uno de los factores que pueden haber influido.
"Los chicos terminan naturalizando que los agarraron de punto""Los chicos terminan naturalizando que los agarraron de punto"
"No es un tema sencillo. Nosotros consideramos al suicidio como violencia autoinfringida. Pero, en un adolescente, no siempre es el único motivo para tomar ese tipo de decisiones. Es mucho más complejo", explicó el especialista y siguió: "Eso no implica minimizar el bullying. En muchos casos te encontrás que los chicos terminan naturalizando que lo agarraron de punto y eso hay que erradicarlo. Pero, después, en un cuatro por ciento hay un acosador o un grupo de acosadores que lo que quiere, realmente, es destruir al otro. En ese caso la escuela termina convirtiéndose en un martirio".
En ese sentido, aclaró que el bullying es siempre entre pares escolares y se reitera en el tiempo. "No es algo accidental sino, muchas veces, forma parte de las conductas o está planificado, es sistemático y busca un daño, una repercusión. El problema es que esa «crueldad» que tienen algunos chicos implican conductas que naturalizan y hacen mucho daño. Lo peor de todo es cuando la víctima considera que eso forma parte de su personalidad. Hay chicos que te plantean «pasa que yo soy así y siempre me va a pasar esto». Y después te encontrás con victimarios que no se sienten como tales y, además, te dicen «¿Cómo no le vamos a hacer lo que le estamos haciendo? Mire cómo es». Ahí el tema es mucho más difícil porque hay que desaprender la violencia", evaluó el referente del Observatorio de Convivencia Escolar.
"Si siguen pasando los casos es porque no se está gestionando""Si siguen pasando los casos es porque no se está gestionando"
El hostigamiento
Cada vez que aparece un caso particularmente grave se reaviva el debate sobre las razones del bullying. "Se dan casos que muestran que los chicos son muy crueles, por ejemplo, hostigando a compañeros con discapacidad que están integrados en las escuelas comunes", lamentó el autor de muchos libros sobre la temática.
—¿Por qué son crueles los chicos?
—En general, cuando no hay una patología, la violencia es una conducta aprendida. Hoy el mundo en el que vivimos es violento. Hay distintos modos de violencia desde las guerras hasta lo que pasa en la calle o en la cola de un supermercado. Las conductas que tenemos nos marcan que hay un desencuentro muy significativo, una crispación social, una intolerancia al otro, no respetar al diferente. Hay una marcada incapacidad para el diálogo, para lograr a través de él algo que beneficie a todos. Entonces los chicos son crueles porque así lo aprenden de la sociedad. Antes se lo atribuíamos a los videojuegos pero hoy en cualquier lugar en el que una persona esté hay un motivo para que los chicos aprendan conductas violentas.
—En la Argentina hace más de 10 años que se habla de bullying, en un intento de desnaturalizar el acoso escolar y combatirlo, pero los casos no disminuyen. ¿Por qué?
—Porque lo único que hacemos es hablar de bullying. Si uno piensa por qué, si hace tiempo que se habla de estas cosas, siguen pasando los casos es porque no se está gestionando. No es un tema prioritario y debería serlo. En realidad, el hostigamiento y las burlas están desde que los chicos empezaron a ir a la escuela. Pero el término bullying ya tiene más de 40 años y en la Argentina hace menos de dos décadas que empezamos a hablar tímidamente del tema. Cuando fue lo de Carmen de Patagones, en 2004, se habló un poquito más pero aún así no se hizo absolutamente nada. Son los medios los que empezaron a hablar más de bullying pero en los Ministerios de Educación se evitó el tema.
"La convivencia pasó a ser un factor muy importante al hablar de calidad educativa. Sin embargo, en las propuestas que se hacen para mejorarla, la convivencia no ocupa un lugar importante. Es un eje que preocupa, del que se habla cuando pasa algo, como ahora, pero como política no está", resaltó y señaló que se debe trabajar en la gestión de la convivencia con capacitación para directivos y docentes y con la inclusión en el proyecto institucional.
—¿Qué se debe hacer?
—No es cuestión de armar solo las normas de convivencia. Hay que pensar propuestas multinivel que tienen que ver con la escuela, el aula, la familia, los docentes y el entorno. Si falta una de esas partes se cae todo el modelo. Al bullying hay que verlo como la punta del iceberg, antes de llegar al hostigamiento hay un montón de cosas que estamos dejando de lado, como la disciplina. Hay chicos que sienten que quedan impunes cuando hacen determinadas cosas; eso pasa cuando las faltas se consideran graves pero las sanciones son leves o inconsistentes. A veces se establecen normas pero no se las hace cumplir, como pasa a nivel social.
Por otro lado, resaltó: "Lo que más se da en las escuelas es el conflicto y no muchas veces se resuelve. Pero si no lo atiendo puede escalar a violencia. También hay otro tema que nos preocupa que es que, más que bullying, hay violencias esporádicas, algunas muy graves. Por no atender esas situaciones se termina con situaciones de hostigamiento porque el mensaje es que «a nadie le importa» lo que pasa".
Marcar la diferencia
Castro Santander explicó que, según datos del observatorio, la Argentina está en la media internacional en cuanto a la cantidad de situaciones de bullying . "Cuando hemos aplicado el estudio en el país vemos que estamos en un 25 por ciento de nivel de bullying", señaló y aclaró: "De todas maneras, es odioso poner esa cifra porque hemos visto escuelas en las que hay altísimos niveles de violencia y otras, de similares características, en las que hay problemas pero que se atienden y no son tantos. Es decir, se gestiona bien la convivencia y se promueve el bienestar escolar. Ahí se marca la diferencia".
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