Hay instituciones donde funcionan comedores comunitarios que acusan recibo de los aumentos de luz, gas, y agua. Además, los incrementos en los servicios repercuten en las otras actividades que se desarrollan
En el barrio. Las vecinales realizan una labor de contención social en muchos los lugares donde están insertas / Foto: José Busiemi - Uno Santa Fe
Al impacto de la suba de tarifas de luz, gas, y agua también lo comienzan a sentir las asociaciones civiles sin fines de lucro, y particularmente las vecinales de la ciudad. Estas instituciones, además de resolver problemas barriales, en muchos casos se ocupan de la contención social de la población y de diversas actividades recreativas y de capacitación, contando para ello solamente con el ingreso de la cuota societaria y el alquiler del salón para fiestas.
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Así lo manifestó a Diario UNO, Liliana Benítez, presidenta de la Federación de Vecinales y titular de la vecinal Loyola Sur, quien sostuvo que los aumentos han repercutido mucho en la actividad del comedor comunitario que allí funciona.
“Todos están pasando la misma situación, más los que tienen servicios de comedores, donde se gasta muchísimo gas, luz, y agua. El tarifazo nos incrementó mucha gente en el comedor, y hay familias de seis o siete integrantes que nos vinieron a pedir de poder tener la vianda todos los días. Es muy crítica la situación”, reflejó.
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En esa línea contó que en la vecinal se cocina para más de 350 personas todos los días, y que si bien para la preparación de las viandas cuenta con un aporte del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación, las partidas no alcanzan, y menos luego de los aumentos que sufrieron los alimentos.
“Lo hemos planteado al ministerio, el aumento de gente, los gastos, y ver cómo podemos paliar el tarifazo, y quedaron en contestar. Continuamente estamos reclamando a las autoridades”, indicó. Además, señaló que la institución no cuenta con gas natural, y que las garrafas no duran más de tres días, “porque se cocina para mucha gente”.
“Está todo por las nubes, y eso hace que el funcionamiento de las vecinales vaya muchas veces decayendo en algunas actividades”, expresó y agregó: “Al taller de panadería este año no lo empezamos porque es mucho gasto de luz, y gas, y por ahí nos dan los insumos, pero no nos cubren esos gastos. Así que estamos evaluando si lo vamos a hacer”.
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Igual situación
La vecinal de barrio Los Hornos tiene un comedor comunitario que prepara la cena para más de 220 personas, y allí las mayores dificultades se dan con el pago de las facturas de agua y gas.
“Con el gas tuvimos un aumento importante por el comedor, y el agua porque tenemos medidores y pendiente de pago la contribución por mejoras de la cloaca. Son 26 mil pesos, además la contribución por la iluminación de Facundo, así que debemos cerca de 50 mil pesos”, relató a Diario UNO Pablo Maldonado, presidente de la vecinal.
En ese sentido, sostuvo que por más que exista la posibilidad de abonar en cuotas lo adeudado, con los exiguos ingresos que tiene la vecinal se hace “imposible pagarlo”. Si bien la institución de Los Hornos recibe un subsidio del Ministerio de Desarrollo de la Nación para el funcionamiento del comedor, el presupuesto está “muy ajustado” y apenas alcanza para preparar la comida.
“Nos dan casi 9 pesos por persona para brindar un plato principal con pan, y postre. Hay que ajustar mucho, y tratamos de evitar que sea en la calidad de los alimentos. Antes podíamos dar milanesas, pero hoy hay que ajustar los menús a la realidad. Hubo muchos incrementos que se notan y ya nos olvidamos del tomate y la lechuga, eso ya está, ya fue”, enfatizó.
En tanto, Alfredo Pennisi, presidente de la vecinal Pro Adelanto Barranquitas sostuvo que los aumentos han impactado mucho en el funcionamiento de las instituciones, más allá de que la asociación que preside es una de las beneficiadas con tarifa social desde enero de 2014.
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“En 2013 el gobernador Bonfatti tomó el tema, y a través del decreto 4.202, se concedió un beneficio bonificable a las vecinales para la luz y el agua”, contó. Sin embargo, se lamentó de que no todas las instituciones tomaron conocimiento del beneficio, o estaban en condiciones de acceder, y hoy el padrón se encuentra cerrado. “Deberían nuestros legisladores, a través de un proyecto de comunicación pedir que se vuelva a abrir y que se incluya a todas las instituciones. Esta es la situación que vivimos”, reclamó.
Igualmente, Pennisi manifestó que lo que la vecinal paga por servicios “no deja de ser algo cuantioso”, sobre todo en relación a los ingresos, e instó a los concejales a retomar la discusión por el fondo de asistencia vecinal, vetado en su momento por el entonces intendente Barletta. Con una cuota mensual de 15 pesos, a la institución asisten una gran cantidad de chicos del barrio y al mismo tiempo se genera una bolsa de trabajo porque las actividades que se dan en las instituciones son generadas de manera particular.
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“Hemos tratado de que las actividades sean sustentables porque no recibimos nada, y hay instituciones que directamente no pueden por un montón de circunstancias. Por el lugar geográfico en el que se encuentran, porque son totalmente inseguras casi las 24 horas, o porque no están en condiciones de recibir a niños, y jóvenes y hoy se agrava más la situación por los aumentos de servicios y de otras cosas que estamos viviendo”, finalizó.
Coqui Toum / jorge.toum@uno.com.ar / De la Redacción de UNO
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