No pudo extender su sueño ayer. Apuntó todo al más posible, el que se definirá en tres días. Y no es tiempo de lamentos. Porque en Córdoba disputará el partido más importante de los últimos tiempos.
La Capital |
No pudo extender su sueño ayer. Apuntó todo al más posible, el que se definirá en tres días. Y no es tiempo de lamentos. Porque en Córdoba disputará el partido más importante de los últimos tiempos y porque recién una fecha antes del final se quedó sin chances de alcanzar el título de un campeonato inédito hasta mundialmente hablando, que involucró a 30 equipos y en el que fue reconocido unánimente como el que mejor llegó a la definición y el que mejor jugó, sobre todo después de que tan bien se reforzó a mitad de camino. Aunque la historia la escriban los que ganan, este Rosario Central ya plantó en este 2015 un mojón impensado de tamaño protagonismo, que nadie excepto quienes lo encarnaron lo hubieran imaginado allá por febrero. Coudet lo hizo, el Chacho amado por el pueblo canalla y sus muchachos que tan bien lo interpretaron, quienes merecidamente tendrán el miércoles una enorme revancha. Tienen el lápiz en la mano y una página de gloria en blanco delante. Ahora sí. Todo o nada. De pie, señores.
Apenas finalizó el gran triunfo en Salta frente a Racing, Coudet puso el eje en la definición de la Copa Argentina. Claramente. Peleó para que la penúltima fecha del campeonato se disputara a la misma hora, sobre todo para el caso que finalmente se dio ayer: si Central no vencía a Banfield, que Boca no guardara a su equipo luego para enfrentar a Tigre sabiendo que estaría coronado, sin pensar demasiado entonces en qué podía hacer San Lorenzo. Así lo ratificó el Chacho con la formación que puso en el Florencio Sola, cuidando a jugadores clave. Y aunque seguro que los hinchas hubieran querido ver a los mismos de siempre metiendo presión, mirándolo desde ese ángulo, terminó en un acierto porque los xeneizes ganaron. Otra hubiera sido la interpretación si salían campeones empatando, pero no hay prueba contrafáctica. Lo dicho: el DT decidió con la irrefutable lógica de que ayer no estaba en igualdad de condiciones y el miércoles sí. Y el próximo resultado ensalzará o condenará esta determinación.
Punto y aparte, entonces. Central hizo el intento de llegar a la última fecha con chances, justo ante el ahora campeón, y aunque no lo logró, cierra un torneo fantástico. Desde el subcampeonato del Patón en el 99 que no llegaba con tanta expectativa a un final y en el primer torneo largo después de 25 años de certámenes cortos, fue gran candidato.
Central llegó a la final de la Copa Argentina el año pasado, era favorito ante Huracán y no coronó. Pero no hay dudas de que esta nueva definición que afrontará en Córdoba, por el contexto, por el rival y sobre todo por la propia realidad auriazul diametralmente opuesta a aquella, la multiplica en jerarquía y significado. Con el plus de que la hinchada canalla copará el estadio con el 50% +1, porque se juega en el Mario Alberto Kempes.
El Monumento a la Bandera fue centro de los festejos de Boca. El miércoles está por verse. Venga lo que venga, y aún con el dolor de ayer, no dejen de aplaudir.
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