Sabaleros y Tatengues reeditan un nuevo clásico santafesino. Será este domingo desde las 16,40 con arbitraje de Mauro Vigliano. En Colón ingresan Benegas en lugar de Lazzaroni, Sperduti Villarruel y Ruiz por Romero. Unión sin cambios.
Diario UNO |
Lo venimos maltratando al viejo y querido clásico de Santa Fe: el último fue a puertas cerradas y ahora se jugará, por primera vez en toda su historia profesional, con una sola de las dos hinchadas: mañana la de Colón y el 4 de octubre la de Unión. Así y todo, nadie duda de que cuando el reloj del domingo marque la hora —las 16.40 con Mauro Vigliano de juez—, se paralizará la ciudad de Garay, con unas 30.000 almas sabaleras en las tribunas, apenas un puñado de 30 dirigentes tatengues en el Cementerio de los Elefantes y cientos de miles frente al televisor en los hogares santafesinos.
Como parte de esta inédita cobertura multimedia de El Litoral —dicho sea de paso más de 100.000 “piques” en la web desde que arrancó la movida—, el diario entrega a sus lectores una infografía donde se compara el historial del clásico de Santa Fe con los principales clásicos del mundo. No busquen más, amigos lectores, no hay ninguno igual en el Planeta Fútbol en toda la Tierra.
Pero, además de ser el más parejo y peleado de todos, tiene otro condimento: en esta ciudad, sí o sí, la gente es de Colón o de Unión. Y eso lo hace único. Porque Rosario es más grande y los clubes llevan más gente, pero un pequeño porcentaje —aunque pequeño— puede ser hincha de Central Córdoba, Argentino o Tiro Federal. Acá eso no existe. Acá sólo existe el sabalero por un lado y el tatengue por el otro.
En La Plata, por ejemplo, por la cercanía con Capital hay hinchas de Boca o de River, además de Estudiantes y Gimnasia. En Avellaneda, lo mismo, más allá de Independiente y Racing. Acá no, no y no. Acá se es de uno o se es de otro. Porque hasta el que ni siquiera tocó una pelota o las mujeres que no quieren saber nada con el fútbol son “tatengues empolvados” o “raza puta” como se “provocaba” de un lado al otro en los tiempos tiernos.
Bien se dice que esta bendita ciudad de Garay “está en un pozo”. Hoy siento que, por culpas propias y desidias ajenas, el clásico está igual, cayó en un pozo. Jugarlo sin gente, jugarlo mañana sólo con hinchas de Colón y jugarlo dentro de un par de semanas sólo con hinchas de Unión no dejan de ser síntomas de una peligrosa decadencia.
Anoche, en el especial de Cable y Diario (C&D), el máximo goleador profesional de la historia de Unión como es el “Turco” Fernando Husef Alí fue contundente: “Siento que la fiesta es incompleta, le falta una parte, que es la otra hinchada”. A su lado, el “Poroto” Saldaño, uno de los más emblemáticos ídolos sabaleros se cansó de contar anécdotas de cómo disfrutaba los clásicos con las cargadas a los hinchas de Unión y también afirmó que “es triste jugar con una sola hinchada, pero pienso que hoy no están dadas las condiciones para jugar con visitantes porque hay mucha gente que va a una cancha a hacer daño”.
Aun así, como ocurre en cada uno de los estadios de la Argentina este fin de semana —el peor Grondona no se hubiera equivocado como lo hizo la banda de Segura al poner todos los clásicos entre hoy sábado y mañana domingo—, se necesitarán unos 800 efectivos. Y aun así habrá que cruzar los dedos y rezar para que no pase nada. ¿La verdad? cada vez hay más gente como uno que se cansa de los “aun así...”.
¿Qué decir del juego en sí? Un clásico no conoce de favoritos y tampoco de obligaciones dispares. En todo caso, por cómo llegan los dos, lo que serán distintas serán las consecuencias que el resultado genere: si Madelón pierde seguirá siendo el DT de Unión... si Franco pierde está más que claro que no.
Mi frase de cabecera para este clásico es una sola: “Unión llega mejor que Colón pero no porque Unión venga jugando bien sino porque realmente Colón juega muy mal”.
El otro tema tiene que ver con el contexto, con las circunstancias, con la periferia. No es casualidad la inaceptable bandera de “El domingo ganar o morir” que se colgó ayer en el frente de la sede sabalera o el cantito que sonó en una parte del banderazo: “Jugadores... jugadores... no se lo decimos más... sino ganan el domingo... qué quilombo se va armar”. En ese punto, si algo está claro es que Colón está más presionado que Unión por este clima “pesado” en el Cementerio de los Elefantes.
Otro efecto colateral indudable está vinculado al futuro institucional de lo que quedó en pie de la directiva de Colón: ganar el clásico les podría conectar un tiempo más el respirador para seguir “viviendo” en el gobierno sabalero. Un revés sería el automático llamado a las elecciones anticipadas.
Así las cosas, porque está en juego la “cabeza” de Franco y también el futuro de los actuales dirigentes, Colón pone más cosas en riesgo que Unión en este clásico de mañana. Pero las obligaciones, desde los primeros pasos en 1948 hasta acá, siempre fueron para los dos por igual. Así lo marca la historia... por eso es el clásico más parejo del mundo.
La ciudad está en la antesala de un clásico histórico. Porque nunca se jugó en 82 enfrentamientos profesionales registrados en AFA con una sola hinchada y la de mañana será la primera vez. Y porque el clásico más parejo del Mundo le podrá abrir las puertas para que uno de los dos quede arriba y mande en Santa Fe. De darse esto, si gana uno, el otro debe tener en claro que el 4 de octubre, a la vuelta de la esquina en la cancha de Unión, está la revancha. El día que las generaciones nuevas entiendan que en el mejor invento deportivo del hombre siempre hay desquite y que lo único que no tiene solución en la vida es la muerte, seguramente el clásico de Santa Fe volverá a reinventarse como una fiesta completa. Como era antes. Como nunca debió dejar de ser.
Por como vienen los dos equipos con sus circunstancias todo parece indicar que sería más complicado para Colón que para Unión remontar un gol en contra.
Las obligaciones son iguales para los dos, de eso no hay dudas. Lo que pueden ser distintas y distantes son las consecuencias de una derrota para uno y otro.
Aguante sabalero
Fue de tarde, en el Brigadier López y a puertas abiertas, mientras el equipo de Darío Franco entrenaba esperando el derby de mañana contra Unión. Los hinchas sabaleros ocuparon la parte baja de la cabecera que da a J.J. Paso.
Foto: Luis Cetraro
Aguante tatengue
Fue de noche, en la sede de López y Planes, con una convocatoria que surgió entre los propios hinchas y socios a través de las redes sociales. Los hinchas tatengues coparon la famosa rotonda y se debió interrumpir el tránsito.
Foto: Manuel Fabatía
Lunes en reserva
El clasiquito de las reservas se jugará, tal como se había anunciado, el lunes a las 10 de la mañana en la cancha de Colón. Hay que recordar que el “Tapa” Ariel Segalla es el entrenador del preliminar sabalero junto a Pablo Bonaveri, mientras que el recordado “Vikingo” Jorge Mauri —ascendió con Leo Madelón en el ‘89— es el responsable de la reserva tatengue.
análisis
por Fabián Mazzi (*)
Vivir el clásico siempre es especial...
(Especial para El Litoral)
Más allá de todos los análisis tácticos, técnicos, de merecimientos y realidades que en un partido cualquiera los puede haber sin discusiones, el clásico santafesino guarda otras realidades, tiene otro contexto y afloran cuando sabaleros y tatengues están frente a frente.
Yo lo vivo con mucha ilusión desde mi lugar de trabajo. Desde la radio siento una adrenalina casi adolescente, como si me dieran pase libre para entrar a un parque de diversiones y disfrutar todo lo que el domingo nos va dando: la gente, las banderas, los equipos en las concentraciones, los ex jugadores que reviven de manera mágica un clásico, por un gol o un resultado... lo que mis compañeros van analizando e informando.
Este clásico, este domingo, me llena también de nostalgia. Yo que ando pisando los 50, me viene el recuerdo de aquellas tardes escuchando la radio y a la “perillita” del dial someterla a un movimiento casi frenético de aquí para allá... es que en el domingo tenía —tendrá— a River-Boca, Estudiantes-Gimnasia, Central-Newell’s... y no quería perderme detalle de ninguno, en la voz de aquellos que me endulzaban la tarde, los relatores.
Anhelo que los santafesinos valoremos lo que tenemos, cuidemos esto tan lindo que es un clásico y demos en estos tiempos que corren el ejemplo de poder vivir de una fiesta.
Ganadores y perdedores forma parte del folklore, que sea sólo eso, la cargada en la oficina el lunes, en la calle, en el taxi, en la peña, etc... pero hagamos de esto una fiesta, para no volver a un pasado reciente y triste, como tener que relatarles un partido sin público... uno de los relatos más tristes de mi carrera.
Vamos sabaleros y tatengues, entremos juntos a este domingo que nos espera, que Santa Fe se vistió de fiesta...
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