Desde su donación en 1954 al municipio, el espacio ubicado sobre Espora y Mitre fue objeto de maniobras inciertas. Preocupa el accionar de privados en la zona
Unidos. Los vecinos quieren respuestas sobre las acciones que tuvieron como centro el predio / Foto: Manuel Testi - Uno Santa Fe
Preocupados e indignados se mostraron los vecinos que viven en la zona aledaña a la plazoleta Coronel de Marina Tomás Espora, ubicada sobre Espora, Vieytes, Alberdi y Mitre
Y es que el estado de propiedad del mencionado espacio verde es algo que genera mucha incertidumbre entre aquellos que desde siempre se dedicaron a mantenerlo y cuidarlo para que todos puedan hacer uso del predio.
El grupo reunido en la casa de uno de los integrantes, que manifestaron su preocupación, se alinea bajo la misma idea: mantener el predio para los fines que se donó.
El vaivén del predio comenzó en 1954, cuando su propietario, Oscar Arroyo, realizó la donación gratuita de la manzana 7015 (hoy plazoleta Tomás Espora) al municipio, con el objetivo de que se destine a espacios verdes. Realizando una ardua investigación, los vecinos se asombraron al encontrar que en 1972 se había llevado a cabo una venta irregular del predio a favor de la firma Consorcio de Viviendas Santa Fe.
“En 1998 vinieron a arreglar la plaza, se llevaron los juegos y empezamos a averiguar por qué”, explicó Cristina Marchionatti, una de las vecinas que encabeza los reclamos sobre la plazoleta. Ese mismo año, presentaron ante el Concejo de la Municipalidad un pedido de restitución del terreno, el cual fue acompañado por un total de 93 firmas.
Las idas y vueltas marcan la suerte de la plaza, la cual figura en la documentación como la manzana 7015. El predio tiene una superficie que alcanza los 1.729,586 metros cuadrados. Fue así que en 1998 los vecinos solicitaron la restitución del terreno. “Nunca se hizo nada en el terreno, había una plaza, después se sacaron los juegos porque supuestamente el consorcio iba a hacer algo”, aclaró Natalia Dobis, quien nació y se crió en el barrio.
Foto: Manuel Testi - Uno Santa Fe
El 14 de julio de 1999, el gobierno del intendente Rosatti a través del decreto 233 vuelve a adquirir el predio. No sin antes reconocerse en la norma que “según informes a la Dirección de Catastro el predio se encontraba inscripto a nombre de Consorcios de Vivienda Santa Fe”.
Entre los argumentos que favorecían la transferencia nuevamente al gobierno de la ciudad, se recalcaba la falta de pago de impuestos por parte de la firma y por último, pero no menos importante, el hecho de que la plaza estaba librada al uso público. Además de este decreto, la ordenanza 11.439 sancionada en noviembre de 2007 revoca la venta de este y otros terrenos al consorcio antes mencionado.
Sin embargo, la inquietud se volvió a hacer palpable este fin de semana, cuando los vecinos detectaron la presencia sobre calle Espora de un agrimensor que estaría vinculado a la empresa Consorcio de Viviendas Santa Fe.
Esto despertó la alarma entre aquellos que viven en la zona y que a diario se encargan de la manutención de la plazoleta. Marchionatti se mostró sorprendida, ya que los datos que le habían brindado en su momento aseguraban que tal empresa había dejado de existir. “Se llama Consorcio Santa Fe – explicó Dobis-; el agrimensor dijo que estaba haciendo su trabajo y nada más, que lo mandaron a medir la manzana”.
Desde que se realizó la donación de la plazoleta, su principal fin era funcionar como un espacio verde. En ese sentido, los vecinos explicaron que si bien el terreno se puede comercializar, su función debe seguir manteniéndose. “Si me lo donan y yo lo quiero vender, puedo hacerlo. Lo que no puedo modificar en la venta es el uso para otra cosa”, dijo Héctor Cavallero, otro de los vecinos involucrados en el reclamo por el predio. La preocupación de la mayoría de los vecinos en el reclamo es que el destino del predio sea la comercialización de los terrenos que hoy conforman la única plaza de la zona y en la cual los chicos y adultos del barrio se reúnen para disfrutar al aire libre.
En ese sentido, recalcaron que son los mismos vecinos quienes se encargan de mantener el espacio en condiciones, ya que según explicaron, el lugar siempre fue dejado de lado. Mientras que algunos se encargan de pintar los pocos juegos que posee el lugar, otros se hacen responsables de la limpieza.
“Acá cuando hay algún evento, los chiquitos terminan en la plaza y eso que no hay juegos”, aseguró Marchionatti, quien destacó que a pesar de que el lugar está muy venido abajo, el barrio lo usa y cuida en la medida que puede. “Más allá de todo lo que se pueda hablar, lo que queremos es que se respete la donación como plaza”, reclamó José, otro de los vecinos preocupados.
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