Ahora esperan ponerse al día con todos los requisitos legales y administrativos para funcionar. Pero necesitan dinero fresco.
La Capital |
Los ex empleados de la firma Prunelle, que en septiembre pasado cerrara sus puertas intempestivamente, se conformaron en cooperativa y esperan ahora poder cumplir con todos los requisitos, administrativos y legales, para volver a funcionar. Y en este contexto, comenzarán a tramitar algún subsidio, provincial o nacional, para acondicionar los galpones de la fábrica y comprar algunos insumos que les permitan arrancar con la producción. Por el momento, aseguran que han podido mantener a la clientela.
La semana pasada, los trabajadores —20 fundadores, de los que ahora quedan 15— recibieron del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social la matrícula 54.366 que los habilita como cooperativa, y comenzaron así un proceso que será largo y arduo para la reapertura definitiva de la fábrica, que supo producir jabones, champú, crema enjuague, cremas faciales y agua oxigenada, entre otras cosas.
Así lo afirmó a LaCapital Ramón Arias, presidente de la flamante Cooperativa de Productos de Cosmética Limitada, y comentó que ahora se está gestionando la matrícula a nivel provincial y la inscripción en la Administración Federal de Ingresos Públicos para cumplir con los requisitos administrativos y comerciales.
Arias recordó que en septiembre del año pasado los 34 empleados de la fábrica quedaron literalmente en la calle cuando se encontraron con las puertas de la planta, ubicada en Soldini, cerradas con candado. "Finalmente conseguimos ingresar para custodiar nuestros puestos de trabajo, porque en ningún momento fuimos despedidos. Algunos días nos quedamos adentro las 24 horas para cuidar las instalaciones, hasta que pedimos la quiebra de la empresa, que fue firmada el 19 de diciembre por el juez Eduardo Oroño", recordó.
A partir de allí, los trabajadores se plantearon la disyuntiva: o se daban por despedidos, o comenzaban a gestionar la conformación de una cooperativa para poder poner la industria nuevamente en funcionamiento. "Decidimos lo segundo, porque veíamos que la fábrica funcionaba, solamente que había sufrido desmanejos y mala administración que la llevó a la situación en la que cayó", dijo el presidente de la entidad.
Viejo problema. En rigor, los problemas se habían generado tiempo antes del cierre definitivo. Tal cual lo narró Arias, en octubre de 2011 José Luis Fuentes, Noemí Cresimano y Jaime Cortinas, dueños de la firma, la vendieron a un empresario de Buenos Aires. "Pero en tres años de mala administración se llegó a principios de 2014 sin pagar sueldos y con grandes deudas con los proveedores". En marzo del año pasado, el nuevo dueño "desapareció del planeta y nos dejó solos. Tuvimos que hablar con los anteriores dueños para ver si podían acercar a un inversor. Hubo algunas reuniones pero no pasó nada. Entonces surgió la idea de la cooperativa", afirmó.
Ahora ya tienen ese estatus. Pero no saben todavía cuándo comenzarán a producir. Tienen que gestionar la matrícula a nivel provincial, inscribirse como monotributistas y, sobre todo, lograr el visto bueno del juez de la quiebra y de la sindicatura. Pero no sólo eso; necesitan dinero fresco para poder acondicionar los dos galpones donde funciona la fábrica, y cumplir con los requisitos de la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica a nivel nacional y del Departamento de Inspección de Farmacia de la provincia. Y aunque todavía tienen algo de stock de insumos, no les alcanza para poder arrancar.
Confianza. Ellos, sin embargo, están confiados en que lograrán sortear todos los obstáculos, y aseguran que han estado en conversaciones con autoridades provinciales y nacionales para ir logrando cada objetivo. "La verdad es que queremos trabajar", dice Arias, pero advierte sobre la situación económica, incluso con un ejemplo claro: "Cuando formamos la cooperativa, éramos 20, ahora quedamos 15 porque algunos compañeros no pudieron aguantar no cobrar un sueldo y salieron a buscar otros trabajos. Todavía siguen siendo socios fundadores, cuando arranquemos, nos dirán. Pero por el momento tuvieron que abrirse por necesidad", cuenta.
A su vez, el nuevo presidente de la cooperativa agradeció la colaboración de la comunidad de Soldini, de sus autoridades y de la parroquia local: "El apoyo de la gente fue muy importante para soportar ese proceso", comentó este hombre sin ocultar su satisfacción por esta nueva instancia que abre la esperanza de volver al trabajo.
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