Las jugueterías ven que los adultos compran aquello que los chicos ven en la tele y piden pero buscan las promociones para ahorrar un poco. Una especialista analiza cuál es “el regalo indicado”.
Autor:Manuel Testi. - Imagen ilustrativa.
Los deseos de los niños y niñas transformados en juguetes que buscan generar ese gesto único de sorpresa y alegría es, sin dudas, la mejor parte de la Navidad. Las jugueterías pueden dar cuenta de que hay muchas personas que comparten esa idea. Padres, madres, abuelos, tíos y hasta amigos de la familia desfilan por las góndolas buscando ese presente perfecto –y aprovechando las ofertas especiales–. Pero ¿qué es lo ideal? Una especialista en la temática analiza qué hay que tener en cuenta.
Un recorrido por las jugueterías muestra que hay una gran cantidad de propuestas pero que las principales están vinculadas a aquellos productos que se ofrecen en las publicidades de los canales infantiles y que responden a alguna marca internacional. Aunque, desde hace algunos años, las fábricas nacionales también se hicieron su lugar a partir de la relación precio-calidad.
En los negocios destacaron que los padres llegan con la idea de comprar lo que el niño pidió. En general es un regalo costoso o varios de menor monto. En cambio, abuelos, tíos y amigos de la familia buscan distintas propuestas más económicas dentro de los intereses de los agasajados. Los abuelos son los que más se inclinan por juegos didácticos o que les permitan a los pequeños elaborar cosas con sus manos.
Entre los productos más buscados este año se destaca la heladera de juguete, en particular de Barbie, –que ronda los 800 pesos si es original, aunque se consiguen imitaciones desde los 300 pesos– y la caja registradora de la misma marca que está en los 1.000 pesos.
También se buscan mucho los muñecos de los Transformers –de 60 a 500 pesos–y las pistas de carreras –entre 200 y 700 pesos–. Para los más chiquitos los pata-pata (vehículos impulsados por los pies) –250 a 600 pesos– y los triciclos son los que más se venden.
“La mayoría de los padres vienen con la cartita a Papá Noel buscando cosas específicas, si no, los guiamos en lo que pueden llevarse”, explicó Victoria Lescano, de la juguetería Rani, y agregó que “muchos vienen por los descuentos de las tarjetas y otros buscan los descuentos que hacemos nosotros”.
Al respecto contó que, cuando se trata de cumplir los deseos de los pequeños, los padres son los más dispuestos a esforzarse. En tanto, los abuelos son los que más consultan por opciones como los juegos que permiten elaborar elementos con arcilla o yeso, pulseras, jabones o velas. Como también los juegos que proponen construir cosas.
La clave
En las jugueterías, los tickets van de 200 a 1.000 pesos por regalo. Y solo hay que caminar por las principales calles y avenidas para ver que el consumo es importante. Por eso es importante pensar en qué es lo que se le está regalando a los chicos.
Judith Savino –integrante de El Andén de la Duermevela y especialista en juego– explicó a Diario UNO qué es lo que hay que tener en cuenta cuando se busca un juguete para regalar, sobre todo en esta fecha.
“No es posible determinar que exista un juguete adecuado o inadecuado en sí mismo –fuera de las normas de seguridad a las que debe indefectiblemente responder–. Es la particular afinidad del material lúdico con el niño lo que lo vuelve adecuado”, comenzó y agregó: “En el imaginario del adulto que compra hay una serie de proyecciones sobre el niño y sobre el juguete que determinan un listado de potenciales objetos a comprar. Sin embargo en esas proyecciones se filtran intencionalidades propias del pensamiento adulto que distan mucho del niño «real», lo que arrojará como resultado una elección siempre fallida”.
Al respecto explicó que “ver al niño real” implica conocer sus afinidades, sus gustos, sus habilidades e inquietudes. Pero también es necesario despojar a ese objeto de la carga particular que tiene para el adulto que va a adquirirlo.
“Al elegir qué comprar para nuestros niños, debemos despojar la mirada, quitándole al juguete tanto la carga comercial como la pedagogizadora; o las cuestiones de género en relación con el juguete que nunca es sexista en sí mismo; o su fin utilitarista anclado en la preparación del niño para el mundo actual; o el componente emotivo que se asocia más con la propia matriz lúdica del adulto que compra que con el destinatario del regalo”, dijo.
Incluso, acotó, en determinadas circunstancias, hasta la tipologización etaria del juguete es un desacierto debido a que el jugar es siempre un acontecimiento que abre, proyecta y reinventa. “Y, al no clausurar, ofrece variantes que incluso hasta el mercado pasa por alto”, subrayó.
Por lo tanto, para Savino lo central es conocer qué es lo que el niño está necesitando y qué podría resultarle de interés y motivador para divertirse. Y, para ello, es necesario estar con ese chico, escucharlo y compartir con el. Ese tiempo es el que posibilitará no sólo elegir un buen presente sino también formar parte de la vida y de la historia de esos pequeños.
“Puede ocurrir que el juguete adecuado para determinado niño, no es un juguete sino una «cosa para jugar». El mundo es un lugar lleno de cosas para jugar. Todos los objetos del mundo, sean grandes o pequeños, mirados con ojos de niño, son juguetes”, marcó.
Y agregó: “Debemos regalar juguetes que estimulen la creatividad y el pensamiento libre. Juguetes espontáneos que sorprendan, que inviten a elegir, a tomar decisiones; que conquisten desde lo inesperado o desde lo absurdo. Debemos organizar la idea del juguete que necesitamos para ese niño en particular y salir a comprarlo, construirlo o inventarlo para que se constituya en el regalo oportuno. Finalmente, el juguete adecuado es el que nos lleva a jugar con nuestros niños, el que dibuja recuerdos compartidos en la mente de las infancias actuales que, desafortunadamente, continúan jugando en soledad”.
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