lunes, 10 de noviembre de 2014

SANTA FE: Encontró a un cuidacoches de la cuadra dentro de su casa

Un fotógrafo de Diario UNO sufrió un robo en su vivienda de barrio Candioti el sábado a la noche. Cuando llegó a su casa, vio la luz encendida en una pieza. Miró por la ventana y reconoció al ladrón.

Todo revuelto. La vestimenta fue también parte del botín del delincuente.

Forzada. El ladrón intentó ingresar a la casa por la puerta del frente.

Maipú al 2100. La vivienda de la víctima del audaz robo, en Bº Candioti.
Por regla general, todos los robos a domicilios son invasivos y violentos. Pero cuando, además, la víctima reconoce al ladrón, la consternación se potencia. Esto le pasó a Juan Manuel Baialardo, un reportero gráfico del Diario UNO, que el sábado a la noche estaba realizando la cobertura fotográfica de la Noche de los Museos para el área de Prensa de la Municipalidad.

Cuando volvió a su casa, a la medianoche, vio la luz prendida de una de las habitaciones que da al frente de su casa de barrio Candioti. Se asomó por la ventana y vio al cuidacoches que durante los fines de semana se ocupa de esa cuadra, Maipú al 2.100, revisando uno de sus placares. Como perlita de la situación, el ladrón se había puesto una de las camisas escocesas de Juan, que junto con dos notebooks y dinero en efectivo, fue parte del botín.

Este no es el primer robo que se produce en esa cuadra. Hace justo un mes, en la madrugada del 10 de octubre, delincuentes se llevaron alimentos desde el depósito de la organización Acción Solidaria, que asiste a personas desamparadas. Para poder entrar, destrozaron las rejas y los paneles de una de las puertas del inmueble.

Estos hechos ocurrieron a pocas cuadras de la comisaría 3ª, que también tiene jurisdicción en el cruce de las calles Balcarce y Mitre, la esquina donde está ubicada la casa de Natalia Pelliciarin, una joven que el viernes pasado llegó a su casa tras una cena con amigas y se encontró con que su casa había sido desvalijada. En la edición de ayer, Diario UNO también publicó su historia.



En media hora

“El sábado a la noche yo estaba trabajando. Tuve que hacer la cobertura de la Noche de los Museos y me quedaba hacer unas últimas fotos en la Estación Belgrano. Como todavía faltaba una hora, me volví a mi casa, para –en ese rato– empezar a editarlas y así avanzar. Estuve en mi casa hasta las 23.30 y luego me fui en mi auto particular hasta el lugar de la nota. Volví media hora después, estacioné el auto en la puerta y cuando me bajo, veo que la luz de una de las habitaciones que da al frente estaba encendida. Me acerco a la ventana y vi que adentro estaba uno de los muchachos que cuidan coches en la cuadra durante los fines de semana. Lo reconocí inmediatamente porque lo veo siempre”, contó Juan.

Con la adrenalina que le provocó la situación, fue hasta la puerta de entrada y empezó a abrir las cerraduras. El ladrón escuchó el movimiento y se escapó por el patio. Juan cree que subió a la terraza y que desde allí saltó, porque después encontró algunas tejas rotas.

“Llamé a la policía y llegaron a los pocos minutos –continuó Juan–. Un agente de la comisaría 3ª me dijo que no podía perseguir al ladrón, porque no había más efectivos. En esa charla, en tono informal también me aseguró que –por la descripción que le di– él también reconocía al ladrón: «Ya sé quién es, ese salió hace unos meses de la cárcel de Coronda», me dijo”.

Luego de que la policía científica tomara fotografías en su casa y que recolectaran otras pruebas, Juan tuvo que ir a la seccional 3ª para realizar la denuncia. En el camino, el disgusto se multiplicó: “Iba en el auto, y a unos 100 metros de mi casa me cruzo al tipo que había entrado a robarme. Volvió al lugar como si nada hubiera pasado, para despistar. Llegué a toda velocidad a la comisaría, les dije dónde estaba, pero antes de ir a buscarlo me tomaron la denuncia. Sé que después no lo detuvieron”, cuestionó.

Además de las pérdidas materiales, Juan lamenta no poder recuperar la información y el trabajo que guardaba en las computadoras, una marca Samsung y otra Macintosh. También tuvo que apurarse para reparar las aberturas y no pasar otra noche con la casa semiabierta.

“Yo tengo dos cerraduras en la puerta del frente, por eso no la pudo abrir. Pero tiene marcas de los golpes que le dio para poder forzarla”, detalló Juan. Y la observación no es menor. En el caso de Natalia Pelliciarin, también los ladrones forzaron la puerta trasera, pero salieron con todas sus pertenencias por la puerta del frente, a la vista de todos y la mecánica se repitió en el robo a la ONG Acción Solidaria.

Hace menos de un mes, debido a una llamativa ola de robos, entraderas en los domicilios y violencia contra los vecinos en Siete Jefes, Candioti Norte y Sur hubo protestas en las calles y reclamos de más seguridad.

Puntualmente, el 20 de octubre un grupo de vecinos se concentró en la esquina de Vélez Sársfield y Bulevar Gálvez, donde limitan los tres barrios. Entre las demandas estaba la de mayor patrullaje en este amplio sector de la capital provincial. Desde las 18.30 fueron llegando vecinos con pancartas y volantes para repartir a los automovilistas que circulaban por Bulevar en su mayoría, provenientes de la Costanera santafesina, Colastiné y Rincón. Estos acompañaron el reclamo con bocinazos, mientras que los manifestantes aplaudieron y cantaban pidiendo seguridad. Los vecinos acordaron una próxima reunión dentro de 15 días para definir las medidas de acción a realizar si no tienen respuestas por parte de las autoridades.

De acuerdo a lo señalado, las rondas en patrulleros, a pie y también desde el aire con el helicóptero de la fuerza se han incrementado en los últimos tiempos, sin embargo eso no impide que los hechos delincuenciales continúen y hasta se incrementen.

Tras la violenta sucesión de entraderas que se dieron entre septiembre y octubre, en los tres barrios mencionados se vieron más patrullas y camionetas de la policía que vigilaban el lugar, pero las mismas fueron en disminución. “Hoy hay mucho menos presencia que hace 15 días atrás. Cuando pasaron todas las cosas, se chocaban las patrullas, pero hoy ya no pasa eso en el barrio. La misma situación se da con las cámaras de seguridad que solicitamos reiteradas veces. Hace un tiempo, se anunció que habían comprado no sé cuántas cámaras, y nosotros pedimos que coloquen algunas en el barrio. Entonces si están las cámaras, ¿por qué algunas no se pueden instalar acá?”, cuestionó en esa manifestación el presidente de la vecinal Siete Jefes, Néstor Capodanno.

“Uno anda por toda la ciudad y tiene miedo, pero especialmente tenemos temor al salir o volver a nuestras casas porque muchas de las entraderas que hubo acá se dieron cuando los vecinos ingresaban o se iban de sus hogares. La situación es muy delicada, y no podemos quedarnos sin hacer nada”, finalizó el presidente de la vecinal.

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