lunes, 6 de octubre de 2014

ROSARIO: Investigan una decena de atentados contra los hijos de un empresario

Una fiscalía entrecruza expedientes por una secuencia de ataques desplegados en los últimos cinco años en Rosario. Los hermanos Gabriel y Diego Wainberg sufrieron atentados a balazos sin autores identificados.
La Capital | 
Investigan una decena de atentados contra los hijos de un empresario

 El pasado 12 de agosto el empresario Gabriel Wainberg fue blanco de un misterioso atentado a balazos en cercanías del negocio mayorista que maneja en la zona sur. El hecho adoptaba la forma de un enigma en tanto no le robaron nada ni quedaba claro otro móvil. Lo que no es ninguna incógnita es que a Wainberg lo quieren asesinar. Con el último suman tres los ataques a balazos contra él en los últimos cinco años. Circunstancia que se agrega a otro episodio resonante ocurrido cuatro años atrás, cuando a su hermano Diego lo acribillaron desde corta distancia, incidente en el que salvó su vida por poco y que, al igual que los demás, jamás fue esclarecido.
La seguidilla de intentonas homicidas contra los Wainberg son la zona visible de una densa trama de conflictos que se entreteje por debajo de los vínculos comerciales o afectivos de la familia. Los ataques contra la vida de los hermanos, las amenazas sufridas por ellos y las extorsiones acumulan casi dos decenas de hechos.
El viernes pasado Gabriel Wainberg, de 42 años, se constituyó como querellante ante la fiscal de Flagrancia Marisol Fabbro, quien pidió el cruzamiento de todos los expedientes en donde la familia aparece como víctima de ataques. Diego Wainberg, de 38, tomó una decisión más radical: días atrás se radicó con su familia en Estados Unidos.
Padre. El padre de Gabriel y Diego era Elio Wainberg, un próspero empresario conocido por sus veleidades de cantante romántico, que murió ahogado en Cancún hace tres meses. Había tomado el nombre artístico de Marco Antonio Denis y solía ofrecer recitales en teatros de la ciudad en los que llegó a cantar con el mexicano Armando Manzanero.
Separado de la madre de Gabriel y Diego, Elio había entablado una relación estable con una empleada de su empresa Salinera Austral SRL, ubicada en Mitre y Lamadrid. Ambos vivían en una onerosa vivienda en el barrio privado Kentucky de Funes.
Las sospechas apuntaron a la pareja del padre como posible ideóloga de los ataques contra Diego y Gabriel. Esta mujer se defendió entablando una demanda por daño moral contra los hijos de su concubino por sentirse injuriada ante las sospechas que tramitó en el Juzgado Correccional Nº 10. Trámite que terminó sin acusados.
Tía. Los elementos que rodean a esta historia no superan el nivel de lo sugestivo aunque para los investigadores judiciales que intervienen en los casos no pasan desapercibidos. La mujer del fallecido Elio Wainberg es tía de Pablo Andrés Peralta, preso desde hace 18 meses acusado de un par de incidentes de extrema violencia: el asesinato del policía Carlos Dolce, concretado de un disparo a la cabeza el 5 de febrero de 2013 en 3 de Febrero y San Martín, por un lado, y el ataque a balazos a mansalva contra el abogado Alberto Tortajada el 7 de septiembre de 2012, en un edificio frente a Tribunales.
Para añadir más intriga a este rompecabezas puede agregarse otro acertijo: el de la muerte de Wainberg en la pileta de un hotel de Cancún el pasado 9 de julio, en circunstancias que a su familia se le presentan oscuras. Para mayor turbiedad no hubo autopsia y las alternativas del deceso no podrán establecerse ya que el cadáver fue cremado, práctica que además no es admitida en la ritualidad de la religión judía a la que la familia Wainberg pertenece.
La mujer de Elio Wainberg no podrá recibir como legado la imponente casa del Kentucky donde vivían sin un nuevo pleito judicial. Hace un par de años Elio le había cedido la propiedad a ella pero reteniendo para sí el usufructo vitalicio, lo que implicaba que mientras viviera se aseguraba la posesión de la casa.
No obstante, Elio había puesto una cláusula con un reaseguro insólito para que su pareja recibiera la casa luego de fallecer: la condición era que su muerte fuera por circunstancias naturales. Según el acta notarial firmada para la cesión, una muerte violenta automáticamente trababa el pase de la propiedad a manos de la mujer.
¿A qué se debe semejante requisito clavado y plantado en una escritura? Entre allegados al empresario cunde la idea de que el hombre palpitaba que podían matarlo para precipitar la sucesión.

Seguidos. Antes del ataque a tiros que obligó a la internación de Gabriel Wainberg el pasado 12 de agosto, éste había sufrido dos atentados. Uno cuando volvía a su casa de Funes por la autopista a Córdoba y sintió un impacto en el auto. Al bajarse notó que un balazo había perforado la chapa patente.
Asustado, Gabriel llamó a la casa de su padre y le contó a la mujer lo que le había pasado. Ella entonces le recomendó cambiar el recorrido: no tomar la autopista sino la calle Hipólito Yrigoyen y de ahí tomar por ruta 9. Pero poco después, adoptando ese trayecto, Waimberg se detuvo ante un semáforo en esa esquina, frente a la plaza de Funes. Allí bajó una persona de un vehículo estacionado y le roció de seis balazos el auto. Se hizo la denuncia en la comisaría 23ª de Funes.
Otro hecho fue sufrido por Diego, antes del ataque en el que recibió cuatro balazos en octubre de 2009. Fue el día de la boda, cuando al llegar a la habitación del hotel encontró que habían deslizado bajo la puerta de la suite un panfleto en el que se dirigían a su esposa por el nombre con insultos en extremo ofensivos de contenido antisemita. Volantes que también fueron lanzados en el edificio donde vivía el matrimonio.
Además, un mes y medio antes del ataque a tiros contra Diego, Elio había denunciado en el juzgado de Instrucción Nº 13 que desconocidos le exigían, mediante extraños llamados telefónicos, el pago de una deuda de 25 mil pesos que jamás había contraído para no sufrir males mayores. Días después de esa denuncia el frente de la Salinera Austral fue acribillado a balazos.
También Gabriel denunció haber sido amenazado de muerte por teléfono cuando se casó en 2010. Por esa razón lo acompañó hasta el lugar de la celebración el entonces jefe de Seguridad Personal, Guillermo Morgans, el oficial que fuera asesinado en junio de este año en un rapipago de Salta al 2400.
Ya en 2014 los ataques se reanudaron hasta el hecho culminante que mandó a Gabriel baleado al Sanatorio Centro, cuando el martes 12 de agosto desde una moto dos sujetos lo cercaron y uno de ellos empezó a dispararle. Gabriel denunció que el sábado previo al Día del Padre de este año recibió un llamado intimidatorio por el cual le exigían pagar una deuda bajo amenaza de muerte. Y que una semana antes de que lo balearan, la oficina de su hermano en Cerrito y Mitre apareció con todos los vidrios rotos.
Visa. La situación de violencia extrema abatida sobre la familia Wainberg se asemeja a un policial negro de reiteraciones bizarras. Lo que no es un absurdo es el pánico que esto generó en los hermanos. Gabriel se enfrascó en trámites con un apoderado legal para intentar despejar el violento misterio en el que vive.
Su hermano Diego no es de la misma idea. Hace 20 días se fue a vivir con su mujer y sus hijos a Estados Unidos. Con desabrida mordacidad el día antes de irse le dijo a su abogado: "Si me quieren matar, por lo menos el asesino va a tener que sacar la visa".

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