lunes, 13 de octubre de 2014

CENTRAL PERDIÓ FRENTE A BOCA PERO MOSTRÓ UNA MEJORÍA FUTBOLÍSTICA DE CARA AL CLÁSICO

Con nada en el haber canalla de los puntos. Pero con una mejoría futbolística que lo deja en la previa del partido de la ciudad con fundamento para templar la confianza.
/La Capital | 
CENTRAL PERDIÓ FRENTE A BOCA PERO MOSTRÓ UNA MEJORÍA FUTBOLÍSTICA DE CARA AL CLÁSICO

 Central perdió. Y ese es un hecho incontrastable. Pero también es cierto que esta vez las formas fueron diferentes. Pero más allá de derrota al fin, de cara al clásico del domingo el equipo de Russo tuvo otro semblante. A tal punto que tenía el partido controlado hasta los 62 minutos. Hasta la expulsión de Acevedo. Sí, otra vez. Como en aquel partido por la Sudamericana. Pero con equivalencias muy distintas. Aunque con un fallo arbitral que pareció exagerado (más después de haber amonestado a Magallán por el manotazo a Niell). Que mantiene en la mesa de café el tan politizado “peso en la AFA”, claro que en esta ocasión las elecciones ya están en el archivo. Por lo que las responsabilidades tienen otros intérpretes. Y con diez en el campo no hay equilibrio. Menos cuando esa baja obliga a mover todo el tablero por tratarse de un zaguero central. Por eso lo que hasta allí era triunfo trocó en derrota en poco tiempo. Más allá de los análisis ocasionales, Boca, cuando está herido, es complicado de controlar. Y así resultó. Incontrolable. Con conclusión anunciada. Con nada en el haber canalla de los puntos. Pero con una mejoría futbolística que lo deja en la previa del partido de la ciudad con fundamento para templar la confianza.
Russo sorprendió en la Bombonera desde el vestuario. Con un equipo desde lo nominal inédito en cuanto a la zona de gestación. Y otra postura. Se paró diferente. Con una concepción distinta. De frente al arco adversario y con otra disposición. Con decisión y firmeza. Claro que con una presencia actitudinal similar a la que exhibió en los segundos tiempos. Pero esta vez lo desplegó en el primero. Y no regaló la etapa de apertura. Es verdad que utilizó el pelotazo, pero ya no como sistema. Sí como recurso. Sin dudas. Fue otro Central en el arranque. Más físico. Menos timorato. Reduciendo el margen de error. Más equilibrado. Menos descompensado. Mejor predispuesto. Cuidando más las formas. Intentando darle sustento al contenido.
La rotación ofensiva funcionó en forma alternada. Valencia no gravitaba pero Niell y Becker lo buscaban desde izquierda y derecha. El medio sostenía con más lucha y la inclusión de Montoya hizo que Central jugara con un ocho. Que no es poco. Después es verdad que Boca buscó, pero también es cierto que no lastimó. Hasta que el colombiano concluyó una jugada colectiva muy bien edificada para irse con la ventaja del gol.
En el complemento Boca fue por la igualdad. Pero errático por la ansiedad chocó con una defensa que podía tambalear por momentos pero no caía. Hasta que Herrera echó a Acevedo por mover el brazo hacia atrás y porque Gigliotti lo que no puede con su juego lo logra con la actuación. Y de allí a Central el triunfo se le comenzó a escapar entre los rebotes en su área. Tanto que los dos goles del cambio de mando llegaron con Echeverría y Marín, dos hombres del fondo xeneize.
Central perdió y esto es inexorable. Pero en esta ocasión no estuvo anclado en su incertidumbre futbolística. Tampoco en el desorden y la confusión. Esta vez trató de jugar. Lo logró a veces, de a ratitos, pero hubo combinaciones que no había mostrado. Como la que derivó en el gol. Como una que por poco no fue el segundo de la cosecha canalla, con Becker y Niell como protagonistas. Con volantes que supieron contener cuando el encuentro transitaba en la paridad numérica.
Esta vez Central no fue un dibujo a mano alzada. En esta oportunidad hubo un plano. Que necesita ajustes. Pero que debe servir para construir la identidad futbolística tan reclamada y buscada. Que no es poco de cara al clásico con Newell’s.

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