miércoles, 10 de septiembre de 2014

SANTA FE: En nombre del general: un barrio chico, pero con grandes necesidades

San Martín está entre Peñaloza, Blas Parera, Don Guanella y Zeballos. Allí la falta de mantenimiento se nota a cada paso. Aún hay calles de tierra y zanjas. El pedido por seguridad se escucha en cada vecino.
Autor:Mauricio Centurión / UNO Santa Fe. -
El barrio San Martín está pegado a Piquete Las Flores, hacia el norte. Esta delimitado por las avenidas Peñaloza y Blas Parera, Don Guanella y Estanislao Zeballos. A diferencia de Piquete, en este sector sí hay una vecinal que trabaja de manera incansable para ofrecer distintas actividades y servicios a los vecinos. Sandra Cabrera es la presidenta de la institución desde 2010 y la acompaña un gran equipo, entre los que está Claudia Bernardi. La entidad está ubicada en Estrada y Vieytes y allí se dan muchas actividades.

Por ejemplo, clases de vóley, fútbol y básquet con profesores que provee la Municipalidad y es un proyecto también dar hockey, pero para eso deben acondicionar el patio. También se dan danzas folklóricas y gimnasia rítmica, dos ramas del karate; y los miércoles se brinda asesoramiento gratuito a los vecinos sobre determinados temas.

“Antes funcionaba un comedor y no sabemos por qué motivo la Municipalidad nos dejó de enviar recursos, hace casi dos años dejó de mandarnos los alimentos secos, solo llegaban carnes y verduras. Empezamos a hacer eventos como bingos para mantenerlo hasta que no pudimos más. Se preparaban 17 raciones y le dábamos de comer a adultos mayores y a gente del interior que llegaban derivados del Sayago a través del centro del salud. Funcionó más de 15 años”, contó a Soy de Claudia Bernardi la subsecretaria general de la vecinal San Martín.

La seguridad preocupa
Barrio San Martín está dividido en 38 manzanas y atravesado por calles como Agustín Boneo, Espora, Vieytes, Alberti, Lamadrid, Gaboto, Estrada, Aguado, Europa, Azopardo, entre otras. Al ser consultada sobre las obras que se hicieron en el sector la respuesta de la vecinalista fue sincera y tajante: “ Nunca tuvimos suerte de que nos hagan un solo trabajo. Es un barrio muy olvidado. Lo único que se hizo en los últimos años fue lograr que una máquina pase y nivele la tierra de la calle pero nada más. Tuvimos charlas, reuniones pero no logramos nada”.

La mayoría de las calles son de tierra, algunas con mejorado, pero tienen cunetas a cielo abierto. “La inseguridad nos preocupa mucho, pasaron cosas terribles en los últimos tiempos como el caso de Esteban Toffolini. Se ven muchas motos y se suceden arrebatos a cualquier hora y momento, desde un celular hasta una mochila. Es terrible lo que se está viviendo”, contó con preocupación Bernardi. San Martín y Piquete Las Flores dependen de la Seccional 10ª y “nunca se ven patrullajes”, dijo y agregó: “Tal vez cuando sucede algo, van de un lado al otro, pero de prevención en el barrio, nada. Hay en el barrio puntos del droga bien localizados y eso nos preocupa mucho”.

Dejó un párrafo aparte para referirse al transporte público y destacó que en el barrio pasa por calle Estrada la Línea 1 que viene de Las Flores y el resto por las avenidas. “Tenemos gas y agua potable. En cuanto a cloacas es una obra que tenemos cerca y vemos que avanza, creemos que en algún momento va a llegar. La iluminación en el barrio es buena. Los vecinos denuncian y vienen a reponerlas, y además hay camiones de la Municipalidad controlando”, agregó.

Algunos recuerdos
“Vivo en el barrio desde los seis meses de vida. Hoy tengo 47”, así comenzó a contar Claudia Bernardi ante la consulta sobre qué recuerdos tiene del barrio. Luego continuó: “Era toda zona de quintas. Las Flores apareció a fines de los 70. Pero no había nada hacia el norte. Teníamos que ir hasta Zeballos a tomar un colectivo o a Blas Parera, no había otro cerca. Las calles eran de tierra e íbamos a la escuela con botas cada vez que llovía. Peñaloza se llenaba de agua y eran pocas las calles. Poco a poco aparecieron vecinos nuevos, comenzaron a desaparecer las quintas y todo se fue urbanizando de Risso hacia el norte”.

Luego recordó que donde hoy está la estación de servicio antes había un comercio de ramos generales, el de la familia Roces y de ahí surgió el nombre de esa curva en Zeballos y Blas Parera, y arriba un hotel que aún hoy se conserva y “es lo más viejo del barrio”. “La escuela más cercana que había era la San Martín que primero estaba en calle Castelli y a mediados de los 70 se trasladó al actual emplazamiento. Allí la inauguró Silvestre Begnis”, rememoró.

Dejó un párrafo aparte para decir que “el barrio creció mucho pero no avanzó” y agregó: “Hubo crecimiento en cuanto a lo poblacional, pero en infraestructura nada. Siempre es el mismo comentario entre los vecinos, que no llegan las mejoras. Es un barrio muy antiguo, pero muy olvidado”.

Por último recordó el Cine Lamadrid que estaba en esa calle entre Boneo y Zeballos, “Hoy hay un taller de autos, pero parte del edificio aún está. Es un gran atractivo porque venía gente de todos lados. Los más viejos del barrio aún lo tienen presente. Estuvo desde la década del 50 y llegó hasta aproximadamente los años 70. En la vecinal se hacían grandes bailes. El piso del patio no era de cemento sino de tierra y se armaban grandes polvaredas. Hoy todavía se conserva el escenario. Era muy popular”, contó.

UNO SANTA FE.

No hay comentarios:

Publicar un comentario