jueves, 10 de julio de 2014

Fue corneado el autor de "Cómo sobrevivir a los toros en Pamplona"

Bill Hillman, escritor estadounidense y corredor experimentado de 32 años, fue uno de los dos lesionados de asta en la dramática jornada de ayer en San Fermín.
La Capital | 
 El escritor estadounidense Bill Hillman, coautor del libro "Cómo sobrevivir a los toros en Pamplona", ha sido uno de los dos corredores que han resultado heridos por asta en el dramático encierro protagonizado ayer por los toros en la fiesta de San Fermín.
Fue corneado el autor de
Hillman, de 32 años y natural de Chicago, ha sido corneado por "Brevito", un morlaco de 600 kilos que se quedó rezagado en un tramo, provocando los momentos de mayor peligro de la carrera.
Pese a que Hillman es un corredor experimentado, con una década de encierros a sus espaldas según el portal sanfermin.com, recibió dos cornadas en el muslo derecho.
"Brevito" se ensañó particularmente con Hillman que, tumbado en el suelo, trataba de protegerse debajo de una barrera de madera mientras otro corredor intentaba distraer la atención del animal tirándole de la cola.
Hasta anoche Hillman permanecía internado en el servicio de traumatología del Complejo Hospitalario de Navarra, con pronóstico "menos grave".
Su vinculación con los sanfermines y con Pamplona se refleja en el libro "How to survive the bulls of Pamplona" ("Cómo sobrevivir a los toros de Pamplona"), que, según la citada fuente, ha publicado recientemente junto a John Hemingway, Joe Distler y Alexander Fiske-Harrison.
"Brevito", descolgado del grupo, creó ayer las escenas más peligrosas en el tercer encierro de las fiestas, cargando y corneando con sus astas a otro corredor también. Se trata de un español de 35 años que resultó herido en el pecho antes de que el toro retomara el camino y finalizara el encierro.
Poco antes de entrar en la plaza de toros de esa ciudad del norte de España, donde se termina el encierro, "Brevito" se separó del resto y cargó contra el grupo de corredores vestidos de blanco y rojo que venían por detrás.
Otros cuatro participantes fueron hospitalizados con contusiones más leves que se hicieron al ser embestidos por algunos de los seis toros de lidia de la ganadería de Victoriano del Río que salió ayer, según explicó la organización.
El peligro en estas fiestas es mayor cuando las bestias se separan del grupo porque al estar desorientadas y encrespadas por la multitud, aumenta el riesgo de que carguen contra los corredores.
Con estos incidentes, el tiempo de la carrera, de 848,6 metros, fue de tres minutos y 23 segundos, el más largo de estas fiestas.
El lunes otro hombre fue herido también por cornada y seguía hospitalizado ayer aunque su estado no conlleva gravedad.
Hasta el 14 de julio, cada mañana a las ocho hora local, miles de corredores vestidos de rojo y blanco se lanzarán por el peligroso recorrido de estos encierros de toros que inauguran cada jornada de las fiestas de San Fermín.
Conocidas mundialmente e inmortalizadas por el estadounidense Ernest Hemingway en su libro "Fiesta", publicado en 1926, estos encierros atraen cada año a miles de personas procedentes de toda España y también del extranjero, especialmente franceses, italianos, estadounidenses, australianos y canadienses.
Otros fanáticos. Uno pasó un mes en una silla de ruedas al romperse el tobillo y el otro recibió una cornada en el muslo, pero los hermanos adoptivos Peter Mulligan y Aryeh Deustch desafían de nuevo a los peligrosos toros de las fiestas de San Fermín.
El año pasado, el abogado estadounidense Peter Mulligan pasó más de un mes en silla de ruedas tras romperse el tobillo durante los famosos encierros en las deslizantes calles de Pamplona, en el norte de España.
En el San Fermín anterior, el cuerno de un toro negro de media tonelada de peso atravesó la pierna de su hermano adoptivo menor, Aryeh Deutsch, cuando cayó en medio de la multitud de corredores de las fiestas de San Fermín.
Pero el doloroso recuerdo no ha impedido que Mulligan, un fornido hombre de 43 años, y su hermano, de 40, se coloquen de nuevo este año ante los descomunales toros de Pamplona.
Y no vienen solos. Este año los acompaña el hijo de 18 años de Mulligan, Sam, que ha debutado en esta centenaria fiesta del norte de España.
"Fue bueno volver al ruedo", decía Mulligan padre mientras bebía en uno de los abarrotados bares de la plaza central de Pamplona, llena de corredores.

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