La permanencia se resolvió de una manera relativamente sencilla y la clasificación a la Copa Sudamericana llegó como un premio al final de una campaña que puso al equipo más allá de la línea de los 50 puntos.
.La Capital |
“El balance siempre lo hacemos al final del torneo”, contestó Miguel Angel Russo en la previa del partido ante Racing. Hoy tal vez sea demasiado pronto porque van apenas 48 horas de finalizado el campeonato para el Canalla, pero a grandes rasgos hay aristas que pueden ser abordadas sin temor a equivocaciones. La permanencia se resolvió de una manera relativamente sencilla y la clasificación a la Copa Sudamericana llegó como un premio al final de una campaña que puso al equipo más allá de la línea de los 50 puntos.
Sebastián Abreu le había puesto palabras hace unos días a este cuadro de situación. Lo reafirmó tras el choque contra el Bicho de La Paternal. “De cuatro objetivos se cumplieron tres. No sufrimos con el promedio, superamos la barrera de los 50 puntos y clasificamos a la Sudamericana”, esgrimió el uruguayo. Una reflexión pensada en frío, pero no por ello desacertada. ¿Cuál fue esa cuarta meta en la que se quedó a mitad de camino? La que tuvo que ver con la falta de jerarquía del grupo para dar el salto de calidad a la hora de calzarse el traje de protagonista cuando se les presentaron las chances en esto de pelear el título.
¿Empaña esto último todo lo otro? En absoluto. Por ahí pudieron surgir en algún momento algunos atisbos de desilusión porque al equipo le faltó ese plus de contundencia, audacia y sabiduría, pero primero estaba todo lo otro.
Tal como publicó Ovación en su edición de ayer, sobre el hecho de que “nunca hay que olvidarse del punto de partida para evaluar hasta donde se llegó”. Es, inexorablemente, el ejercicio que hay que hacer. Después de penar durante tres largos años en la B Nacional, haber terminado de esta forma es todo un mérito, aún con los errores cometidos.
Jugadores que rindieron de acuerdo a lo esperado y otros que estuvieron por debajo de sus pergaminos. Sofocones por los que se atravesó y resoluciones que aparecieron en momentos clave. Decisiones que parecieron erróneas y otras que decididamente sumaron. Salida de futbolistas por bajos rendimientos y apariciones de juveniles a modo de salvataje. Todo fue parte de un combo al que Central le fue dando vida en su reinserción en el fútbol grande.
Hasta lo de los triunfos en los dos clásicos de la temporada también podría tomarse como un ítem aparte, como una especie de comportamiento estanco, como un minitorneo dentro del torneo. Pero es apenas una grajea.
La lupa canalla no encerró dos torneos de 18 fechas cada uno. Se trató de uno solo de 38. Porque de nada hubiesen servido aquellos 26 puntos del Inicial si en el segundo tramo de la temporada se hacía mucho menos. Y bajo esa lente debe estar poniendo Russo hoy el foco.
Las conclusiones finales ya aparecerán por parte de los protagonistas. Y tal vez lleguen con un mayor grado de fineza. El primer golpe de vista es éste y se emparenta con que la temporada acaba de poner más elementos en la columna del haber que en la del debe.
Las superaciones formarán parte de otro análisis, que tiene que ver más con el futuro. Lo del pasado y el presente aborda el vagón de la tranquilidad y la sensación del deber cumplido.
El DT estará en el sorteo de ambas copas
Russo viajó ayer a Buenos Aires ya que hoy estará presente en el sorteo de la Copa Argentina, que se llevará a cabo a las 12, en el predio de la AFA, en Ezeiza. El DT se quedará en Capital Federal porque mañana también será partícipe de la ceremonia en la que se conocerán las llaves de la Copa Sudamericana, en el hotel Sheraton. Después de eso regresará a Rosario, donde se quedará algunos días más para terminar de cerrar todo lo que tiene que ver con la renovación de su contrato, pero también para avanzar con los dirigentes sobre los tiempos para el armado del próximo plantel, aunque para eso habrá más tiempo de lo habitual por el largo receso que impondrá la disputa del Mundial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario