miércoles, 30 de abril de 2014
SANTA FE: Encerrados, maniatados y con delincuentes en la casa
“Uno de los delincuentes a cada rato nos decía que nos iba a matar. Encima pedía que le traigan un bidón con nafta para así poder quemarnos”, dijo hoy Raúl Gómez mientras narraba pasajes de la pesadilla vivida junto a su familia.
Fue la noche del sábado cuando cuatro delincuentes se ganaron en una vivienda de barrio Fomento 9 de Julio (en Domingo Silva al 2700) y desataron una tormenta de violencia y locura contra todos los miembros de una familia.
En dicho inmueble funciona además un pequeño almacén.
La maniobra
Faltaban pocos minutos para las 22 cuando dos sujetos tocaron el timbre del comercio Cheli.
Pensando que eran ocasionales clientes, la dueña de casa abrió la puerta, claro que sin imaginar los momentos por venir.
Pero ni bien pusieron un pie dentro del inmueble, los recién llegados volvieron a abrir la puerta para permitir el ingreso de otros dos individuos. Acto seguido, bajaron las persianas y cerraron con llave. Y para anular toda posibilidad de sorpresa cortaron el cable del teléfono.
La obra de terror había comenzado.
Gente “común”
De los sujetos se supo que eran todos hombres, de unos 30 años aproximadamente.
Tres de ellos estaban correctamente vestidos, con prolijos cortes de pelo y sin nada que permita llamar la atención.
El restante era todo lo contrario. Se trata de un muchacho de unos 25 años, cuyo aspecto y conducta rozaba lo salvaje.
Fue éste último quien hizo pasar los peores momentos a las víctimas, por cuanto a cada rato amenazaba con matarlos a todos. Por si fuese poco, también hizo amagues de iniciar un incendio en la casa con sus habitantes adentro.
“¡Queremos plata!”
La primera víctima de los rufianes fue Graciela (62) la dueña de casa y quien se desempeña al frente del negocio.
La mujer fue obligada a permanecer en la parte posterior de la finca donde se ubica la cocina.
Poco después, igual suerte corrió Raúl Gómez (60), el esposo, y los hijos del matrimonio, una joven y un muchacho de 27 y 25 años.
Bajo amenazas y a punta de pistola, todos fueron obligados a permanecer sentados en la cocina, donde además fueron maniatados con precintos plásticos.
Dos de los cacos quedaron al cuidado de las víctimas, mientras que sus compinches se abocaron a la búsqueda de dinero y valores por el resto de la casa.
En procura de ese objetivo, los malvivientes provocaron un gran desorden y algunos destrozos en distintas dependencias de la vivienda. A cada rato gritaban que buscaban dinero.
Cerca de 45 minutos duró esta odisea que incluyó pasajes dramáticos como cuando el más “sacado” de los delincuentes insistía con matarlos a todos.
En concreto se llevaron el dinero del negocio, además de algo de dinero que había en la casa, y las alhajas que son de la familia, tales como cadenas, anillos y relojes.
Antes de retirarse, los malvivientes lanzaron advertencias hacia las víctimas para que no llamen a la policía, como así que no intenten ninguna maniobra para perseguirlos.
“La verdad que éstas son cosas que no se superan fácilmente”, comentaron hoy los esposos en diálogo con este diario.
“A medida que pasan los días, la sensación de angustia y de miedo va creciendo”, sentenciaron.
EL LITORAL.
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