Según un estudio reciente de TNS Gallup, con la participación de la Fundación Leer, la mitad de los padres en Argentina reconoce que el hábito de leer junto con los hijos es poco frecuente. Los datos invitan a revisar la vieja letanía de que “los chicos no leen”: según los expertos, la premisa para sembrar el hábito de la lectura es que los adultos den el ejemplo
El Litoral.
La lectura no es un hábito que se transmita de padres a hijos en la Argentina. Según un estudio reciente de TNS Gallup, con la participación de la Fundación Leer, la mitad de los padres en Argentina reconoce que el hábito de leer junto con los hijos es poco frecuente. Paradójicamente, la gran mayoría admite que la lectura favorece el aprendizaje, mejora el vocabulario y la gramática.
Los datos surgen de entrevistas a más de 1.200 personas de todos los niveles socioeconómicos del país. El trabajo fue encargado por Mc Donald’s en el marco de una campaña de promoción de la lectura, que distribuirá 2 millones de libros infantiles. El 96% de la gente reconoció la importancia de leer desde temprano, el 95% coincidió en que estimula la imaginación y el 86% cree que fortalece la relación padres-hijos.
Sin embargo, son pocos los que se sientan a leer con sus hijos: sólo la mitad (49%) respondió que lo hace con alguna frecuencia. Apenas el 9% declaró leer con sus hijos todos los días, 2 de cada 10 dijeron hacerlo varias veces por semana, y la misma proporción (20%) lo hace al menos una vez por semana.
Los datos invitan a revisar la vieja letanía de que “los chicos no leen”: según los expertos, la premisa para sembrar el hábito de la lectura es que los adultos den el ejemplo. Y ese ejemplo empieza por casa. “Podemos preguntarnos, desde nuestro lugar de adultos, de qué modo acercamos a los chicos a la lectura, cómo se las presentamos, qué ejemplo les damos.
La reflexión apunta a un factor crucial: la omnipresencia de las pantallas, que suelen competir con los libros. La mayoría de los entrevistados admitió que prefiere hacer otras actividades con sus hijos, como jugar con la computadora, tablet o Playstation, o mirar televisión (24%). También mencionaron la falta de interés en la lectura (14%), la falta de tiempo (12%) y el aburrimiento (8%) como barreras para instalar este hábito en los chicos.
Los resultados de la última prueba internacional PISA confirman que un chico que lee con sus padres logra un mejor desempeño en la escuela. Según el informe PISA, los estudiantes de 15 años cuyos padres leyeron libros con ellos durante su primer año de primaria tienen puntuaciones “significativamente más elevadas” que el resto. Y agrega: “La ventaja en el rendimiento entre los estudiantes cuyos padres les leen en sus primeros años de escolaridad es evidente, independientemente de los antecedentes socioeconómicos”.
Los datos surgen de entrevistas a más de 1.200 personas de todos los niveles socioeconómicos del país. El trabajo fue encargado por Mc Donald’s en el marco de una campaña de promoción de la lectura, que distribuirá 2 millones de libros infantiles. El 96% de la gente reconoció la importancia de leer desde temprano, el 95% coincidió en que estimula la imaginación y el 86% cree que fortalece la relación padres-hijos.
Sin embargo, son pocos los que se sientan a leer con sus hijos: sólo la mitad (49%) respondió que lo hace con alguna frecuencia. Apenas el 9% declaró leer con sus hijos todos los días, 2 de cada 10 dijeron hacerlo varias veces por semana, y la misma proporción (20%) lo hace al menos una vez por semana.
Los datos invitan a revisar la vieja letanía de que “los chicos no leen”: según los expertos, la premisa para sembrar el hábito de la lectura es que los adultos den el ejemplo. Y ese ejemplo empieza por casa. “Podemos preguntarnos, desde nuestro lugar de adultos, de qué modo acercamos a los chicos a la lectura, cómo se las presentamos, qué ejemplo les damos.
La reflexión apunta a un factor crucial: la omnipresencia de las pantallas, que suelen competir con los libros. La mayoría de los entrevistados admitió que prefiere hacer otras actividades con sus hijos, como jugar con la computadora, tablet o Playstation, o mirar televisión (24%). También mencionaron la falta de interés en la lectura (14%), la falta de tiempo (12%) y el aburrimiento (8%) como barreras para instalar este hábito en los chicos.
Los resultados de la última prueba internacional PISA confirman que un chico que lee con sus padres logra un mejor desempeño en la escuela. Según el informe PISA, los estudiantes de 15 años cuyos padres leyeron libros con ellos durante su primer año de primaria tienen puntuaciones “significativamente más elevadas” que el resto. Y agrega: “La ventaja en el rendimiento entre los estudiantes cuyos padres les leen en sus primeros años de escolaridad es evidente, independientemente de los antecedentes socioeconómicos”.
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