Diario UNO de Santa Fe
Ana María Romero y Celeste Fiore son madre e hija. Hace seis años Ana se separó de su marido y junto a su hija se fue a vivir a Rincón. Para sostener el hogar, la mujer puso en su casa una dietética, pero la iniciativa no prosperó. En ese momento unas amigas que estaban trabajando en el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia le dijeron que se estaban otorgando subsidios para microemprendimientos y decidieron presentar un proyecto.
Paralelamente a todos los trámites, Ana seguía con su negocio. Pero la buena noticia llegó pronto ya que uno de los primeros tres microcréditos otorgados en ese momento fue para Indra Pastelería Artesanal.
Romero recordó que originalmente la idea era armar un proyecto para elaboración de productos integrales. “Nosotras somos vegetarianas y estamos muy vinculadas con ese tipo de comidas. Con el tiempo nos dimos cuenta de que el mercado era bastante reducido para ese tipo de productos y tuvimos que empezar a pensar en agrandar el emprendimiento. Seguimos haciendo productos integrales pero al mismo tiempo mi hija comenzó a capacitarse y a hacer cursos de pastelería, confitería, panadería, entre otras cosas. Eso nos posibilitó arrancar con este emprendimiento que tiene más que ver con la pastelería artesanal”, explicó.
Acerca de cómo surgió la idea de inclinarse hacia esa especialidad, Romero dijo: “Celeste siempre fue la repostera de la casa. Cuando era chica le gustaba estar siempre en la cocina conmigo y era la que hacía las tortas de cumpleaños. Siempre estaba metiendo la cuchara en la cocina porque le gustaba muchísimo”.
“Cuando ella estaba estudiando profesorado de enseñanza especial hubo un año en que rindió mal una materia y decidió que no quería saber más nada con esa carrera. Cuando le parecía que no servía para nada en la vida yo le pedí que se tome un tiempo para pensar lo que le gustaba hacer, porque el éxito pasa por ahí y no por el dinero que ganamos. Ella me dijo que le gustaban hacer cosas dulces y yo le dije que le metamos para adelante”, sostuvo.
La joven comenzó a capacitarse, hizo cursos de decoración de tortas, pastelería y panadería y eso comenzó a brindarles una apertura en el negocio. Empezaron a preparar tortas para cumpleaños, que es una de las cosas que más se venden durante todo el año, mesas dulces y postres para los fines de semana. Después Romero anexó las viandas dietéticas “para que la gente coma un poco mejor” y todo eso fue sumando a un emprendimiento que hoy tiene sus bases más firmes en la pastelería y chocolatería.
“Fuimos incorporando cosas de a poco, con mucho esfuerzo y sacrificio”, aclaró Romero y agregó: “Además, hubo muchos altibajos económicos que tuvimos que ir superando. Lo que sucedió fue que de pronto tuvimos que empezar con una vida nueva porque hace seis años que estamos viviendo solas en Rincón. Todo se transformó en un desafío muy grande pero que nos llevó a que este emprendimiento sea el sostén de la casa”.
“Somos un equipo que se lleva bárbaro y que se complementa muy bien”, define Romero. La producción está a cargo de Fiore y Romero se encarga de la parte comercial. “Yo soy la que hago las relaciones públicas. Como a mí no me cuesta hablar con la gente me encargo de vender, y sé lo que vendo. Mientras que Celeste está abocada a la producción de cosas ricas y de calidad. Por eso mi principal función es dedicarme a buscar clientes”, expresó.
Sin embargo, la comercialización no es tan sencilla y hay que apelar a todas las herramientas que se tienen a mano. La más joven del equipo difunde el emprendimiento en las redes sociales, mientras que el boca a boca es uno de los métodos más efectivos que tienen para ganar clientes. Además imprimen folletos y se caminan todo Rincón para repartirlos en diferentes lugares.
“Nosotros vendimos nuestros productos en la ciudad de Santa Fe durante un tiempo, pero tenemos una contra: somos muy limitadas económicamente. Vivimos una vida muy austera, no tenemos movilidad y no tenemos un ingreso extra. La economía de la casa depende de este emprendimiento, más allá de que el papá la ayuda a Celeste y mis hijos siempre me tiran una soga. Pero vivimos de esto”, remarcó Romero.
Pero a las dificultades le ponen el pecho y aseguran que en estos últimos años se dieron cuenta de que no retrocedieron, sino todo lo contrario. “Hoy estamos en una etapa de crecimiento a pesar de los vaivenes económicos nuestros y de los que tienen todos. Por eso nos concentramos en vender en Rincón. Un ejemplo son los desayunos a domicilio. A eso nos referimos cuando decimos que hay que ir incorporando cosas de a poco para poder brindarlas bien”, indicó.
“El emprendimiento –continuó– nos va enseñando hasta dónde podemos llegar. Una vez sacamos una publicidad que nos hizo vender bien, pero el costo de llevar el desayuno nos encareció mucho el servicio. Por eso, fuera de Rincón, los desayunos no nos dieron buenos resultados”.
Romero asegura que cuando se sale de Rincón se encuentra una muy buena oferta en pastelería. “Sobre la ruta 1 hay varios comercios que tienen pastelería y más allá de que en calidad podemos competir con cualquiera, en infraestructura no. La calidad de lo que hacemos nos deja muy tranquilas. Nosotras sabemos que a la clientela la hicimos sobre el pilar de la calidad. Se nos presentaron oportunidades de negocios en Santa Fe que no los pudimos aprovechar por no tener movilidad”, se lamentó.
Otra de las formas de mostrar lo que hacen es yendo a las ferias, como la que se hace los domingos en la Costanera de Santa Fe. “Ahí llevamos lo que hacemos los fines de semana y se vende todo. Cuando ven la bandera de nuestro emprendimiento, la gente se acerca a ver qué es lo que llevamos y siempre tenemos una gran variedad de cosas para ofrecer. Nos gusta innovar mucho”, señaló Romero.
En ese sentido, Fiore acotó: “La especialidad de la casa es el lemon pie y una torta de coco tipo bizcochuelo que es ideal para el mate. Pero las tortas de cumpleaños son lo que más me gusta hacer. El decorado es mi especialidad y ahí se hace de todo. Hay modelos de Violetta, de Kitty, entre otros. Muchas veces saco los dibujos de internet y después los vuelco a las tortas. Después con glasé o con lo que sea se van haciendo las figuras. Es mucha prueba y error, al principio me salieron varias tortas mal, pero después uno le va agarrando la mano”, aseguró Fiore.
Por otra parte, las emprendedoras aseguraron que viven planteándose objetivos. “Para este año lo que queremos es crecer y creo que estamos en buen camino”, se entusiasmó Romero y añadió: “Hace dos meses mandamos un mail al Ministerio de Desarrollo de la Nación y nos dijeron que en cuatro meses nos van a llegar todas las herramientas que nos hacen falta para completar lo que tenemos. Nos está faltando una batidora amasadora de 10 kilos y una computadora. Pero la PC no puede ser porque no entra en el programa de herramientas para la producción. Esa va a ser una ayuda importante porque también van a llegar asaderas, batidoras, entre otras cosas que nos va a posibilitar vender masitas y otros productos a los negocios de Rincón”.
Las mujeres son reconocidas en su localidad por la bandera que cuelgan todos los días en la puerta de su casa de calle Antón Martín al 2.700 de San José del Rincón. Pero también por ser uno de los emprendimientos que le pone sabor a los fines de semana de la Costa.
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