lunes, 2 de diciembre de 2013

SANTA FE: Claudia Catalín sigue apostando a la Boleta Única de papel

La Secretaria del Tribunal Electoral de la Provincia de Santa Fe planteó ventajas y desventajas de ambos sistemas de votación. Lo que le dejó la experiencia en la provincia norteña.
El Litoral | 
Claudia Catalín sigue apostando a la Boleta Única de papel

 “El sistema de Boleta Única de papel no es superado por el sistema de Boleta Única electrónica que utilizó la provincia de Salta”, en su reciente elección. La afirmación es de la secretaria del Tribunal Electoral de la provincia, Claudia Catalín, quien estuvo en aquella provincia norteña el 10 de noviembre, participando de la experiencia y que conversó con El Litoral sobre ventajas y desventajas del sistema. La funcionaria integra el foro de organismos electorales provinciales, fue invitada a participar de la experiencia y viajó autorizada por el gobierno santafesino.
En la Legislatura de Santa Fe fueron varios los proyectos presentados para instaurar el voto electrónico e incluso, años atrás, se realizaron demostraciones de equipos en el hall del Palacio Legislativo. Sin embargo, hasta el momento el tema nunca llegó al recinto. Países limítrofes como Brasil tienen un sistema de votación electrónica mientras que en otros, como Alemania, la Justicia declaró inconstitucional el método por no ofrecer las garantías suficientes para la transparencia del voto.
Este año, por primera vez, Salta utilizó el voto electrónico en todas las mesas, para lo cual contrató los servicios de MSA Grupo Empresario, firma especializada en voto electrónico, viaticket, gob, economática e ipower. En elecciones anteriores sólo lo había utilizado en el 33% de las 2.732 mesas distribuidas en la provincia.
La preparación del sistema implicó dotar a las escuelas y locales de votación de instalaciones eléctricas seguras, especialmente en parajes montañosos de muy difícil acceso.
Catalín explicó que “lo de Salta no es ‘voto electrónico’ sino ‘Boleta Única electrónica’, ya que el elector realiza su opción en una pantalla táctil que presenta todas las opciones electorales y una vez finalizada su elección, imprime la boleta de papel, que además cuenta con un chip donde se guarda la información”. Aclaró que las máquinas no guardan la información, sino que se activan con la instalación de un programa en CD que habilita un técnico de la empresa.
La funcionaria santafesina advirtió varios inconvenientes tanto en las boletas como en el funcionamiento de las máquinas, lo que provocó demoras en la votación.
El escrutinio provisorio se realiza mediante la lectura de los chips que poseen las boletas, pudiendo verificarse su coincidencia con la información impresa en el papel. La máquina va contabilizando los votos y al finalizar se imprimen el telegrama, acta de escrutinio y certificados para los partidos políticos. Los resultados se envían a través de las máquinas conectadas a Internet con dos empresas como alternativa y el software del escrutinio provisorio está totalmente a cargo de la empresa que cuenta con cuatro servidores en distintos lugares para el resguardo de la información que recibe.
 
Pros y contras
A la hora de señalar las ventajas y desventajas que ofrece el sistema, Catalín señaló que la electrónica sólo requiere el diseño de pantalla para cada localidad mientras que en la impresa se necesitan impresiones especiales para cada localidad. No obstante el costo es mucho menor en la impresa.
“Es más sencillo para el elector marcar la boleta en papel y su control inmediato, de otro modo depende del elector realizar las operaciones de verificación del registro en el chip, lo que rara vez sucede. Las boletas impresas no requieren ni instalaciones eléctricas, ni técnicos, ni dependen de máquinas que no funcionen. En cualquier caso se puede continuar el acto”, afirmó.
El escrutinio provisorio es más rápido con las máquinas de votar, pero hace más compleja la tarea de los fiscales partidarios y su real supervisión. También marcó que “los sistemas informáticos son falibles, y no puede garantizarse su perfecto funcionamiento, sumado a que el Estado pierde la inmediatez en el control de gran parte del proceso y queda sometido a una empresa privada, la que debería garantizar una absoluta imparcialidad y eficacia. Dificulta la supervisión y control por parte de los ciudadanos y los partidos políticos. Para realizarlo se requiere de especialistas informáticos, que deberían acceder a los programas y sus códigos fuente”.
Por otra parte, la secretaria electoral hizo hincapié en que “con el sistema de boleta impresa la manipulación del voto requiere de la connivencia de muchas personas (autoridades del local, de mesa y fiscales), lo que reduce el riesgo o lo minimiza, de modo de que no se pueda cambiar la voluntad popular. Pero con los sistemas de procesamiento de datos a cargo de un tercero, tal vez la manipulación requiera de un número menor de intervinientes y con un riesgo mayor en sus resultados”.
Para Catalín, para dar el paso, “es necesario tener seguridad y certeza de que el sistema no falla. El otro problema es que el sistema terceriza muchas de las instancias del proceso electoral. La transparencia y el secreto del voto pueden estar en juego. Los chips se pueden hackear. Tiene cosas que habría que esperar a que se resuelvan desde lo tecnológico”.
Sobre el final señala que “es bueno ir incorporando tecnología, buscar mecanismos fiables y transparentes. Nuestra boleta en papel no fue superada por este sistema que -además- es más caro. Podemos dejar correr más tiempo la boleta en papel”, aconsejó.

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