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El crimen de Walter González Montaner, el muchacho de 37 años que fue baleado el domingo por la mañana en un pub ubicado en la Recoleta santafesina, volvió a poner el foco en la problemática de la violencia nocturna, que en este caso se extendió hasta media mañana.
Uno de los primeros cuestionamientos que generó este caso fue por qué el bar aún estaba abierto y por qué podía estar vendiendo alcohol. La respuesta de la Secretaría de Control fue que las habilitaciones eran correctas y que la veda seca finaliza a las 8.
Sin embargo, más allá de que las normas se cumplían, el desenlace fatal de la historia era un final que los vecinos de la zona estaban pronosticando. Ahora, las quejas y los reclamos llegan al gobierno municipal y a la Justicia santafesina desde todos los ángulos.
Los vecinos reclaman mayores controles y que se evite que las fiestas nocturnas se dilaten hasta horas de la mañana y la familia de Walter Montaner exige que el culpable del homicidio sea encontrado, detenido y que pague el crimen con años de prisión.
“Fue un homicidio, no fue un accidente. A mi hijo lo mataron, un tipo con un arma en medio de un bar y empezó a disparar. Estaba decidido a asesinar a alguien”, expresó ayer Raúl Montaner, el padre de Walter. Ésa fue una de las primeras reflexiones de una familia que el domingo atravesó una pesadilla.
Dos impactos
Minutos después de las 10 se enteraron que Walter (37) y un amigo, Fabricio Alarcón (22), habían sido heridos por disparos cuando estaban en Fiji, un bar ubicado en Santiago del Estero y 25 de Mayo.
Ambos estaban con sus novias cuando un grupo de muchachos comenzó a discutir acaloradamente. Desde hace más de 10 años, Walter trabajaba como personal de seguridad en otro pub de la zona, y creyó que podía colaborar en dispersar la pelea. El resultado de su intervención fue el peor. Un hombre, al que los testigos describieron como una persona alta, calva y que llevaba puesta una camiseta de Colón, sacó un arma y disparó a mansalva. Dos de esos disparos impactaron, uno en el cuerpo de Walter y el otro en el cuerpo de Fabricio. A ambos los hirió en la zona del estómago. El proyectil de Walter le perforó el bazo y los intestinos. Falleció en horas de la tarde.
“Tiene una hija que está por cumplir 15 años que lo llora desconsoladamente. Walter era un hombre que jamás había lastimado a nadie. Todos los que lo conocían sabían que era una gran persona.
Manejaba situaciones muy complicadas. Él quiso apaciguar la situación y terminó muerto”, sostuvo ayer su padre y adelantó que hoy realizarán una concentración en la esquina de bulevar Gálvez y 25 de Mayo para pedir justicia por Walter y también para solicitar que los testigos del hecho se animen a contar lo que vieron para poder reconstruir el hecho y encontrar a los culpables.
En cuanto a Alarcón, voceros médicos indicaron que se recuperaba en el mismo hospital de su herida en el costado izquierdo del abdomen.
La búsqueda de testigos
Los familiares de Walter Montaner hicieron hincapié ayer en la necesidad de que quienes estuvieron presentes en el bar Fiji al momento del ataque, presten testimonio en sede judicial para contribuir en la captura del autor de los disparos.
El hecho fatal sucedió el domingo en el pub situado en 25 de Mayo y Santiago del Estero, del céntrico barrio Recoleta de la capital santafesina. Un hombre, que posteriormente escapó del establecimiento, comenzó a disparar a media mañana e hirió a González Montaner y a Fabricio Alarcón, el primero de los cuales murió pasadas las 19, luego de ser intervenido quirúrgicamente en dos oportunidades en el hospital Cullen.
La fuga y el pánico
Ocasionales transeúntes, vecinos del barrio y automovilistas, se convirtieron por la fuerza de los hechos en involuntarios testigos de la huida de varios muchachos entre 20 y 30 años que salieron corriendo del interior del boliche en el que se desató la cruenta balacera y por eso denunciaron el suceso a la central 911 policial. Después arribaron vigilantes del tercio de guardia de varias dependencias de las agrupaciones Cuerpos y Orden Público de la capital provincial, cuando las ambulancias de los servicios públicos de emergencias trasladaron a los heridos al hospital Cullen de Santa Fe.
“Queremos que se haga justicia con este caso, que no quede impune. Walter era una gran persona, un gran amigo y mejor padre. Deja a muchas personas con un dolor inmenso e injusto. No sabemos qué pasó y por qué le disparan, sólo sabemos que él intentó frenar una pelea, para que una discusión no se agravara y terminó muerto”, sostuvo Sergio, uno de los compañeros de Walter, ayer a la tarde, mientras le daban el último adiós.
“Acá hay que revisar lo que pasó, los controles. Hay mucha emergencia nocturna pero después pasan estas cosas y nadie se hace cargo. Mucha gente vio lo que sucedió, cómo se escaparon los asesinos y estamos pidiendo que por favor se animen a colaborar y que presten testimonio. Pedimos que lo hagan por Walter pero también a nivel social, para que estos hechos violentos se frenen de una vez por todas. No podemos seguir tolerando estos episodios”, concluyó.
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