El ojo de un policía que acudió el martes por la noche a un robo en un domicilio de San Lorenzo al 4100 fue vital para apresar a un delincuente que, con un compinche y durante 15 minutos, retenía a una familia.
La Capital |
"Tenemos un sistema de alarma silenciosa que, sin querer, uno de los ladrones activó. Desde la central avisaron a la policía. Uno de los efectivos, que es vecino del barrio, tocó timbre y vio la silueta de uno de los ladrones a través del vidrio esmerilado de la puerta. Y le dijo a su compañero: «Ese no es el vecino que vive acá». Encendieron las balizas y sirenas de sus motos y forzaron la fuga de los ladrones", explicó ayer Daniel A., una víctima.
Los dos ladrones emprendieron la fuga. Uno saltó el tapial de una casa vecina y al toparse con el dueño de casa, trepó por los techos y no dudo en enfrentarse a balazos con la dotación policial. Disparó al menos dos veces y logró huir. El otro también subió a las azoteas pero cuando se vio cercado arrojó un revólver calibre 38 Special detrás de un árbol y fue capturado al descolgarse a metros de Río de Janeiro y San Lorenzo. La policía lo tuvo que rescatar de las manos de los vecinos, quienes lo querían sacar del patrullero que se lo llevó preso a la seccional 7ª.
Fue identificado como José V., de 45 años, con captura pedida este año por incumplir una salida laboral desde la cárcel de Rosario, donde purgaba pena. Su último domicilio es en Villa Gobernador Gálvez.
El descuido. Daniel A. es empleado de comercio y vive desde hace diez años en el barrio. Reside junto a su esposa, una hija de 15 años y Julián, un niño de 5 años al que tienen en custodia dentro de el programa provincial de Familias Solidarias y su mascota: un Scottish Terrier color negro. "El perro no fue muy guardián anoche", bromeó Daniel. El martes, aproximadamente a las 21, regresaba a casa junto a su familia en su VW Suran. "Cuando llegamos no notamos nada anormal. Mientras yo guardaba el auto en el garaje, cuando estoy saliendo por la puerta del lado del acompañante, para cerrar el portón, ya tenía a uno de estos hombres detrás, apuntándome con el arma. Después me llevó con mi familia mientras el otro cerraba el portón", recordó Daniel.
Los dos ladrones eran "gente grande", de entre 40 y 45 años, "que estaban muy tranquilos". Nunca ocultaron sus rostros y permanecieron entre 15 y 20 minutos "aunque a mí me pareció muchísimo más", como explicó la víctima. Primero concentraron a sus cuatro víctimas en la cocina de la casa. Uno los custodiaba y el otro revisaba. Luego llevaron a la mujer y los dos niños al baño y los encerraron.
"Lo único que me decían era «vos tenés que tener más plata. Y solo teníamos algo para pagar cuentas y los ahorros de mi hija, que también se llevaron", indicó. En este rastrillaje de la casa uno de los delincuentes activó el sistema de alerta silenciosa. Desde la central llamaron a la vivienda y como nadie contestó dieron parte al 911. Al llegar, el policía que es vecino advirtió al ladrón.
Pidieron refuerzos, encendieron las balizas y las sirenas de sus motos. "Los ladrones no se sobresaltaron, aunque uno de ellos estaba más alterado que «el pelado» (por el delincuente detenido). Me pidieron que abriera la puerta del fondo. Miraron, se treparon el tapial y se subieron a los techos", recordó.
Unos de los ladrones se enfrentó con los policía y huyó. El otro se deshizo del arma y trató de fugar descolgándose por Río de Janeiro. Los gritos de los vecinos guiando a los policías se lo impidieron. En el Suran quedaron electrodomésticos cargados, entre ellos un televisor LED de 40. El ladrón que huyó se llevó 6.065 pesos, poco más de 170 dólares, 3 celulares y un reproductor de DVD.
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