Santa Fe tiene la tasa más alta en la industria del juicio laboral
En los ‘90 la ley de
Riesgos del Trabajo intentó poner límites a la litigiosidad
desmesurada, creando seguros para compensar derechos lesionados. Pero
las fisuras legales del texto terminaron agravando el problema.
Santa Fe encabeza el ranking nacional de litigiosidad por accidentes o
enfermedades laborales. Cada 10 mil trabajadores en actividad, hay en la
provincia 232 reclamos; en el listado nacional le siguen Mendoza con
178 demandas y Córdoba con 173 expedientes iniciados, siempre sobre la
misma cantidad de trabajadores en relación de dependencia.
Según un informe de la Unión de Aseguradoras de Riesgos del Trabajo
(Uart), entre enero de 2002 y junio de 2012, se iniciaron 255.000
juicios por demandas por accidentes del trabajo, enfermedades
profesionales o accidentes in itinere, que es la cobertura extendida al tránsito fuera de horario, en el camino hacia y desde el lugar de trabajo.
La evolución que han tenido los juicios demuestra la dimensión del
problema. En 2003, se presentaron casi 3.000 demandas judiciales en el
país, en 2011 fueron más de 57.000 y se estima que cuando finalice este
año, habrá otros 66.000 juicios en trámite.
En el informe de
Uart se menciona que, hasta junio de este año, sobre el universo total
de juicios, Capital Federal era la jurisdicción con más demandas,
seguida por Santa Fe, provincia de Buenos Aires, Córdoba y Mendoza.
Pero si ese dato se toma teniendo en cuenta la cantidad de juicios
iniciados cada 10.000 trabajadores, el ranking lo encabeza la provincia
de Santa Fe. A nivel país, el promedio de juicios esperados para 2012 es
de 77 cada 10.000 trabajadores; si se excluye de ese análisis a los 5
principales distritos, el promedio desciende a 33 juicios.
La solución que sumó problemas
La ley 24557 (sancionada a fines de 1995) que creó las Aseguradoras de
Riesgos del Trabajo buscaba ordenar la prevención y dar cobertura por
accidentes o enfermedades laborales, para terminar con la denominada
“industria del juicio”; los empleadores quedaron desde entonces
obligados a contratar el seguro, en tanto que los eventuales
damnificados en accidentes o enfermedades no podían iniciar acciones
civiles salvo que padezcan consecuencias de ilícitos.
Sin
embargo la Corte Suprema declaró inconstitucional la clausura de la
acción civil, por entender que la ley no podía inhibir un derecho
consagrado, lo que dejó abierta la “doble vía”. Las cámaras empresarias
se quejan desde entonces porque deben afrontar el costo del seguro
obligatorio y al mismo tiempo el de los juicios y eventuales
indemnizaciones, ya que los trabajadores o sus familiares, pueden
reclamar judicialmente si no están conformes con la cobertura del
seguro, tras un accidente o enfermedad profesional.
En la
práctica, el fisurado marco legal abrió la puerta al retorno de la
industria del juicio en el campo laboral, con el consiguiente
crecimiento exponencial de las demandas judiciales desde 2003/2004 en
adelante.
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