SANTA FE: El edificio del Juzgado Federal espera una restauración integral
El paso del tiempo
generó humedad, amesetamiento de suelos y deterioro de puertas
exteriores. Se relevó el estado edilicio y en 2011 se remitió a la
Dirección de Infraestructura del Poder Judicial para avanzar hacia una
solución.
En 9 de Julio y Monseñor Zazpe se erige la Casa Guastavino (se la conoce
con ese nombre porque la mandó a construir el Dr. Elías Guastavino a
fines de la década del ’20) que por sus características tiene valor
Patrimonial. El edificio alberga desde los años ’40 los juzgados
federales y en la actualidad presenta un estado de deterioro que
requiere una pronta solución integral.
Entre los principales
problemas figuran revoques afectados por la humedad, amesetamiento de
suelos que provocan fisuras -en una situación similar a la que se
verificó en otros añosos inmuebles de la zona sur de la ciudad- y un
avanzado desgaste en aberturas y puertas de madera, sobre todo las
externas que no tienen ningún tipo de protección. También se hizo
necesario comenzar a trasladar pilas de expedientes ubicados en los
pisos altos a la planta baja, para aminorar la sobrecarga sobre la
estructura edilicia.
En síntesis, el estado actual es el
lógico de un inmueble que se construyó hace más ocho décadas (su
construcción se inició en 1929 y culminó tres años después, en 1932),
sufrió los efectos del paso del tiempo y que hasta el momento no recibió
una remodelación completa, sino tan sólo intervenciones puntuales.
La arquitecta Claudia Toledo, oficial Mayor quien se desempeña en el
ámbito del Poder Judicial de la Nación, planteó sin minimizar los
inconvenientes, que la excelente calidad constructiva del edificio fue
un elemento que le permitió sobrellevar dignamente el paso del tiempo,
permitiendo que las afectaciones no tengan una magnitud mayor.
El fundamento de la necesidad de generar una recuperación integral
obedece a que una intervención local para resolver un problema
determinado no garantiza el cuidado del conjunto, algo clave al tratarse
de un edificio con valor Patrimonial. “Lo que se necesita es una
restauración integral. Porque si se hacen intervenciones aisladas, lo
único que se genera es, al no poder hacerlo con personal idóneo, vueltas
atrás a la hora de hacer el trabajo integral”, explicó la arquitecta.
Relevamiento y planes
Frente a estos problemas, la imponente casona ubicada en el sur de la
ciudad hoy aguarda una solución. Es que, a partir de un convenio entre
el Poder Judicial y la Facultad de Arquitectura de la UNL se realizó un
relevamiento y se delineó un plan de restauración del inmueble, donde se
establecieron las premisas y prioridades para avanzar hacia este
objetivo, sin afectar el valor original del mismo. Y a mediados del año
pasado (el trabajo se realizó en varias etapas) se remitieron los
últimos datos a la Dirección de Infraestructura del Poder Judicial,
donde se esperan definiciones para posibilitar las obras. Las gestiones
están, pero la dificultad es que esa Dirección centraliza los juzgados
de todo el país.
En este sentido, Toledo señaló que cuando
se avance hacia esta solución se tendrían que tener en cuenta dos
cuestiones fundamentales. La primera pasaría por generar, sin necesidad
de concretar grandes adaptaciones, más espacio para facilitar de ahí en
más la realización de las tareas habituales del Juzgado. Y la segunda es
avanzar sobre la posibilidad de que, cuando ya surja una fecha cierta
para las obras (algo que todavía no se produjo) se trasladen a otro
lugar algunas de las dependencias del Poder Judicial de la Nación que
funcionan en el edificio, para poder sincronizar los trabajos con su
normal funcionamiento. “No nos llegó la licitación para el alquiler o la
compra, pero sabemos que se está trabajando en eso”, señaló la
arquitecta.
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