lunes, 9 de julio de 2012

SANTA FE: Falleció Jorge Reynoso Aldao

Su nombre estuvo fuertemente vinculado a instituciones del quehacer cultural local y provincial y delegado durante más de cincuenta años del Fondo Nacional de las Artes en nuestra ciudad. Fue también periodista y secretario de Redacción del diario El Litoral.

Falleció Jorge Reynoso Aldao
Falleció Jorge Reynoso Aldao
Jorge Reynoso Aldao
Hondo pesar en la vida cultural santafesina ha provocado la noticia de la muerte de Jorge Reynoso Aldao, nombre fuertemente vinculado a instituciones del quehacer cultural local y provincial y delegado durante más de cincuenta años del Fondo Nacional de las Artes en nuestra ciudad.

Integró la promoción de bachilleres del Centenario del Colegio de la Inmaculada Concepción de los PP. Jesuitas, en 1937. Faltándole pocas materias para graduarse como abogado en la Universidad Nacional del Litoral tomó el camino del periodismo, al que se consagró por más de tres décadas, retirándose como secretario de Redacción del diario El Litoral en 1989. A la vez, mantuvo programas en tres emisoras radiales santafesinas.

En 1976 un jurado integrado por Juan Valmaggia, Adolfo Lanús y Luis Mario Lozzia le otorgó el Premio Nacional de Periodismo Adepa Rizutto por su columna “Notas”, mantenida por más de 15 años en El Litoral. Además de su labor como delegado del FNA, fue corresponsal de la revista Letras de Buenos Aires, que dirigía Victoria Pueyrredón, y ocupó un cargo electivo en la Asociación de Prensa de Santa Fe. En varios períodos se desempeñó como vocal-secretario del Club del Orden, institución social y política fundada por los Constituyentes en 1853.

Fue poseedor de una memoria prodigiosa, donde cabían desde una genealogía patricia del 1800 hasta el último ensayo sobre la crisis argentina. Tenía una vitalidad intelectual envidiable y era un narrador dramático que encandilaba a su audiencia.

Tras su jubilación siguió escribiendo colaboraciones en El Litoral y en la revista Hoy y Mañana; pronunciaba conferencias, participaba de cuanta iniciativa cultural lo convocaba y desgranaba sus personales charlas en encuentros de café o en el Club del Orden.

Casado con Dora Saettone, tuvo dos hijos, Valentín y Joaquín, que bendicieron su vida con nietos que amaba.

Conversar con él era ver pintada nuestra aldea de ayer y de hoy. En la Academia de Literatura de Inmaculada se vinculó con los clásicos: Cervantes, Lope, Calderón de la Barca, Sarmiento y Manuel Gálvez, por citar sólo algunos. Después, con el paso del tiempo, su actualización era permanente. Leía cinco diarios todos los días: El Litoral, La Nación, Página 12, La Capital y Clarín. Los domingos agregaba el suplemento cultural de La Prensa.

Tras su ingreso al diario fue crítico de cine y, posteriormente, crítico teatral. Su voz era esperada por quienes construían la actividad en la ciudad. Fue un hombre de la cultura a ultranza. Trabajó siempre sin perseguir la fama o el éxito sino por la cultura misma, porque su corazón estaba en ese quehacer. Para lograr ese objetivo tuvo una familia en la que se apoyó permanentemente. No tenía falsedades ni doble discursos. Por sobre todas las cosas era un hombre de bien querido por todos sus colegas y por quienes tuvieron la dicha de conocerlo.

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