Un relevamiento refleja que
apenas el 14 por ciento muestra interés por esta problemática. Sólo el
25% dijo economizar el agua. El ahorro de luz se impone en cuatro de
cada diez hogares.
La Capital |
No dejar luces ni calefactores
encendidos cuando no hay nadie, cerrar canillas mientras se cepillan los
dientes o se enjabonan los platos, utilizar bolsas reciclables para
hacer las compras o separar residuos son buenos hábitos a la hora de
pensar en el cuidado del ambiente que pocos tienen en cuenta en su vida
diaria. Al menos eso reflejó un estudio que llevó adelante la
Universidad Siglo 21 (Córdoba) en siete ciudades del país, donde el 83
por ciento de los consultados no mostró preocupación por los problemas
ambientales. En Rosario, apenas el 14 por ciento mostró interés por la
problemática. Y esta opinión se reflejó en las prácticas: sólo el 25 por
ciento dijo cuidar el agua y 4 de cada 10, ahorrar luz.
El estudio fue desarrollado por la
Secretaría de Investigaciones de la Universidad Siglo 21, sobre la
opinión de 1.062 encuestados, de entre 21 y 70 años, de las ciudades de
Córdoba, Rosario, Corrientes, San Miguel de Tucumán, Comodoro Rivadavia,
Mendoza y Capital Federal .
"Nuestro objetivo fue indagar sobre las
opiniones de los encuestados, pero también los usos que estas personas
hacen de servicios como el gas, la luz y el agua, y su hacer cotidiano
respecto del ambiente", dijo el director de Investigaciones de la
universidad, Aldo Merlino.
Lo cierto es que los resultados
reflejaron un grado de preocupación "muy bajo en todas las ciudades",
indicó Merlino. De hecho, el 83 por ciento de todos los consultados dijo
tener preocupación baja o medio baja por el medio ambiente y apenas un
17 por ciento manifestó estar atento a la problemática.
Corrientes, Tucumán y Capital Federal
son las ciudades que aparecen con el índice de preocupación más bajo
(con el 29, el 26 y el 24 por ciento, respectivamente) y la única que se
destacó fue Mendoza, con apenas un 14 por ciento de los entrevistados
con un interés bajo y casi un 30 que manifestó poseer una preocupación
media y alta. En Rosario, en tanto, apenas el 14 por ciento dijo atender
la temática.
En cuanto a la participación, entre los
menos preocupados, apenas el 39 por ciento firmó un documento a favor
del cuidado del medio ambiente. También lo hizo un 79 por ciento de los
que manifestaron tener una atención media alta y sólo los que dijeron
tener una alta preocupación lo hicieron en un 100 por ciento.
"Esto demuestra que no estamos frente a
una problemática instalada en la sociedad", consideró Merlino, y apuntó
que "la educación es uno de los factores fundamentales y puede ayudar a
revertir la situación, ya que los niños y los jóvenes están educados
con mayor hincapié en el cuidado del medio ambiente, algo que no aparece
entre los adultos".
El día a día. El uso
racional de los recursos en la vida cotidiana fue otro de los aspectos
en los que indagó el estudio, y el cuidado del agua fue uno de los
aspectos fundamentales.
"El cuidado en el hacer cotidiano es lo
que más cuesta instalar porque el agua, por ejemplo, aparece como un
bien inagotable cuando no lo es y, entonces, se sigue desperdiciando de
manera escandalosa", explicó el director de la Secretaría de
Investigaciones de la universidad.
En ese punto, Merlino señaló la
posibilidad de aplicar lo que se llaman "políticas indirectas de cuidado
de medio ambiente". Y explicó: Esto tiene que ver con instalar un costo
sobre las conductas que no cuidan el recurso, puede ser sobre la
electricidad o sobre el agua. Entonces, los que exceden el gasto deben
pagar un costo extra".
En este caso, Rosario está lejos de ser
una excepción. En la ciudad se utiliza un promedio de 500 litros, el
doble de la media mundial y más del doble de lo que consume la vecina
Capitán Bermúdez —poco más de 200 litros por persona por día—, donde el
100 por ciento de las viviendas tiene medidores.
Una muestra es que apenas el 26 por
ciento de los rosarinos cierra la canilla mientras se lava los dientes y
sólo el 25 por ciento lo hace cuando enjabona los platos.
En cambio, cuando el exceso en el uso
se refleja en los gastos del hogar, los cuidados son otros. De hecho,
consultados por el consumo de luz, el 60 por ciento de los entrevistados
aseguró que se ocupa de no dejar luces prendidas en habitaciones donde
no hay nadie.
Para Merlino, "hay dos ángulos a partir
de los cuales puede abordarse esta problemática para lograr la
modificación de hábitos y costumbres".
"Por un lado, la concientización, que
debe venir de la mano de campañas sistemáticas y permanentes y no
esporádicas que incluyan a niños y adultos. Por el otro, el control del
Estado, que debe implementar una política de costos ante el derroche de
los recursos" sentenció el experto.
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