El Gobernador Antonio Bonfatti
dijo que la recaudación bajó y rechazó nuevos aumentos para gremios
estatales. "Santa Fe no tiene deudas, no emitió bonos públicos. Tenemos
capacidad para hacerlo a largo plazo y las cuentas están equilibradas",
apuntó el mandatario santafesino. Desmintió turbulencias en la relación
con Binner. "Es un amigo de la vida", apuntó Bonfatti.
La Capital |
El titular de la Casa Gris luce
descontracturado, cruza algunas bromas con su asistente y pide ir
directo al grano de las cuestiones económicas. Notifica que la situación
que atraviesa Santa Fe es complicada, pone el acento en la crisis que
empieza a generarse en la actividad privada y anoticia que durante la
semana entrante se reunirá con Miguel Del Sel para continuar en la
búsqueda de consenso de cara a la reforma tributaria, ese objeto del
deseo para lo inmediato. Como buen socialista santafesino, Bonfatti
blinda su relato cuando no quiere ir más allá de los formalismos: así
dice que su relación con Hermes Binner es óptima y se cuida al extremo a
la hora de ensayar una mínima crítica a la presidenta de la Nación,
pese a que su antecesor en el cargo brama cada vez que tiene que opinar
sobre los fondos que no se giran hacia la bota.
El gobernador también quiere dar por
clausurado el capítulo que terminó con la renuncia de Leandro Corti al
frente del Ministerio de Seguridad, episodio coloreado por la
organización de un partido de fútbol. "Acá mando yo", parece decir
Bonfatti antes de recordar lo que dice el manual de conducción política
para gobernantes: los ministros son los fusibles.
—¿Cómo está la provincia en lo económico?
—Si miramos lo económico vemos que hay
un estancamiento en la actividad privada y en algunos rubros
particulares hay retrocesos, como con la venta de maquinaria agrícola,
de autos, el tema de la construcción. Eso está marcando lo que sucede en
Santa Fe y en el resto de las provincias: a menor actividad económica,
menor recaudación de impuestos. Esto repercute en la provincia. Nosotros
tenemos un presupuesto equilibrado, debemos cobrar lo que la Nación nos
debe por la Caja de Jubilaciones, que son 1.300 millones de pesos, nos
deben seis años. Si ingresara ese dinero y el que nos deben por el tema
viviendas estaríamos en una situación muy positiva. Santa Fe no tiene
deudas, tiene capacidad para endeudarse a largo plazo para obras de
magnitud. Estamos en un momento de dificultades. Santa Fe perdió
autonomía para contar con recursos propios. La mejor pauta de ello es el
impuesto inmobiliario, que de representar el 22 o 23 por ciento de la
recaudación hoy representa el 7 por ciento.
—¿Comparado con provincia de
Buenos Aires, que está en una situación gravísima, cuál es la realidad
de Santa Fe? ¿Se podrían llegar a pagar los salarios en cuotas?
—No. Santa Fe no tiene deudas, no
emitió bonos públicos. Tenemos capacidad para hacerlo a largo plazo y
las cuentas están equilibradas. Los gastos que tenemos están todos
contemplados en el presupuesto, no hay gastos superfluos. Es la
prestación de servicios, salarios y una obra pública que esta
lentificada en función de los ingresos, que es el único lugar donde uno
puede ahorrar fondos para pagar sueldos, como lo estamos haciendo.
—La presidenta habla de
"sintonía fina". La sensación es que a esa "sintonía fina", léase el
ajuste, la aplican solamente las provincias.
—La Nación tiene otros recursos, puede
tomar dinero prestado de la Ansés, tomar crédito del Banco Nación,
emitir moneda, tener bonos y dejar papeles... Son atributos que tiene la
Nación y que no tenemos en las provincias.
—¿Pero coincide en que las provincias y no la Nación son las que llevan adelante políticas de ajuste?
—Estamos recibiendo por coparticipación
lo que nos corresponde, pero esa norma merece un debate profundo. Lo
venimos reclamando desde hace tiempo. Tendríamos que tener una
distribución de los recursos que condiga con la cantidad de habitantes y
con los recursos que tenemos las provincias. Hay que agrandar la torta
para que nos beneficiemos todos.
—Hace un par de meses usted
tomó la determinación de reducir viajes y viáticos, entre otros ítems,
como forma de achicar gastos. ¿Está pensando en alguna medida similar?
—No hay otra manera de reducir gastos.
Lo que hicimos fue de carácter simbólico para demostrar que estamos
dando el ejemplo, pero en magnitud es insignificante, por ejemplo con lo
que significan los sueldos. Un punto de aumento salarial hoy significa
186 millones de pesos...
—¿Se reabrirán las paritarias con los gremios estatales? ¿Podrá haber nuevos aumentos?
—No tenemos problemas en abrir las
paritarias para dialogar. Pero pensar hoy en que se pueden dar aumentos
salariales es decirles a los trabajadores que no van a cobrar. Esto no
es un capricho del gobernador, es aritmética pura: suma y resta. No hay
posibilidad de pagar sueldos superiores a los que estamos pagando.
—La sensación respecto a la
reforma tributaria es que el acuerdo está muy cercano en el Senado pero
bastante lejano en Diputados.
—Siguen conversando. Nos hemos reunido
para avanzar en consensos con los presidentes de la UCR y del PJ, y la
semana entrante tendremos reuniones con los titulares de los demás
partidos. Esto es parte del diálogo que tanto pregonamos desde el
gobierno.
—Tras la salida de Sebastián
Chale de la Secretaría de la Producción, ¿se puede asegurar que el
Frente Progresista está más consolidado a nivel provincial que
municipal?
—En Rosario se dio una situación muy
particular. La UCR tiene en la ciudad un comportamiento más negativo que
la oposición misma, y con frases inaceptables en un frente donde se
comparten ideas. Si alguien dice que la intendenta es corrupta o
coimera, eso es inadmisible.
—¿Cómo está la relación con Binner? El discurso del ex gobernador es mucho más crítico que el suyo respecto a la Casa Rosada.
—Tengo una excelente relación con
Binner, él es un amigo de toda mi vida. Cada cual con su
responsabilidad... La mía es administrar la provincia y me debo a más de
tres millones de santafesinos. El legislador debe responder a u
ideología y ese es su parámetro, yo tengo que llevar adelante con
responsabilidad el diálogo con el gobierno nacional, la oposición y los
factores de poder institucional. Tenemos que sacar adelante a esta
provincia, nuestra provincia.
—¿Pero no le hace ruido que Binner sea tan crítico?
—Pero también son duros con Binner. Es parte del juego democrático.
—Cambió el ministro de Seguridad. ¿Cambiaron también las políticas de Seguridad?
—En absoluto. Las políticas las fija el
gobernador y son parte del programa por el que la gente nos votó. La
salida del ministro es porque no hay dos voces, hay una sola, y es la
del gobernador. Cuando tomo una decisión, se debe acatar.
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