Daniel Alcaraz, de 24 años,
tomaba mate en la vereda. Le tiraron al menos dos personas. A su hermano
Joel lo mataron en 2009. Los vecinos están convencidos de que habrá
venganza.
El macabro tablero de ajedrez en el que se transformó la zona en la
que confluyen barrio La Tablada con las villas del Tanque y Manuelita se
modificó ayer cuando tres encapuchados se acercaron donde Daniel
Ernesto Caballo Alcaraz, de 24 años, tomaba mate con su pareja y lo
acribillaron con disparos de armas calibre 9 milímetros a corta
distancia. Fue a las 11.30 en la vereda de la casa de los suegros del
Caballo, en bulevar Seguí 33, donde estaba residiendo desde hacía siete
meses. Era hermano de Joel Alcaraz, asesinado hace tres años cerca de
allí a los 19 años.
Daniel Alcaraz casi no tuvo tiempo de
asustarse. Recibió siete impactos, uno de ellos en la cabeza. Su familia
lo trasladó al hospital Roque Sáenz Peña, pero nada se pudo hacer para
salvarlo.
"Esto no se va a terminar más. Ahora se
la dieron al Caballo y antes del fin de semana vas a volver al barrio
porque va a haber otro vuelto. Esto le puede tocar a cualquiera",
comentó una joven vecina frente a la escena del asesinato.
Acto seguido un muchacho detuvo su moto
tipo enduro frente al lugar donde acababan de asesinar al Caballo y
soltó: "Acá ya no hay ni papá, ni mamá, ni primos. Va a haber para
todos". Luego salió a toda marcha hacia el puente de la bajada Ayolas,
en donde los Alcaraz son referencia.
Odio sin fin. Asesinado
Caballo, la vereda de Seguí 33 fue foco de las miradas de los sectores
en pugna. Una decena de pibes observó el trabajo policial desde la
esquina de Seguí y pasaje Guerrico. "¿Dónde estaban estos cuando lo
balearon? Todos los días están ahí en la esquina. Y cuando llegaron los
que lo mataron no había nadie", espetó una doña. Las motos no dejaron de
pasar ni los vecinos de preguntar. Si bien los Alcaraz tienen un odio
visceral hacia la familia Benavente, de la banda del Tanque, los
comentarios de los vecinos apuntaron hacia otro de los personajes en
pugna: Milton C.
Milton es un pibe de 20 años que en su
momento fue apuntado como uno de los muchachos que asaltó en su vivienda
al ex ministro de Justicia Héctor Superti, el 21 de marzo de 2011.
Aunque vale resaltar que Milton fue desvinculado de esa causa por falta
de pruebas contundentes.
El señalado. "¿Quién
puede hacer esto? ¿Moverse así? ¿Venir a tirar tiros, sin importarle
nada? Milton lo quiere tumbar al Checho (otro de los hermanos Alcaraz,
mencionado en el crimen de Domingo Alejandro Ribles, el pasado 1º de
mayo pasado). Checho no sale de su órbita en el puente y Milton ahí no
entra. Con esto Checho va a tener que salir", explicó, palabras más o
menos, un vecino de la zona.
Los últimos mates.
Ayer a las 11.30 Daniel Caballo Alcaraz estaba sentado en una silla en
la vereda preparando unos mates para tomar con su pareja, quien barría
hojas secas, en bulevar Seguí 33, entre el pasaje Guerrico y Chacabuco.
La vivienda está flanqueada por dos enormes pintadas sobre paredes en
evocación a pibes que ya no están. Una, en azul y oro ubicada casi en la
esquina de Guerrico enuncia: "Joel y Pato, presentes". La otra, cercana
a Chacabuco y el bulevar, pintada en rojo y negro, reza: "Pibes
chorros, compañeros y unos amigos impresionantes. Iván y Niko. No somos
eternos pero volveremos a vernos".
En esa escena matinal aparecieron tres
muchachos con sus rostros tapados a patear el hormiguero. Llegaron a la
carrera desde 24 de Septiembre por la cortada Guerrico. Un vecino trató
de advertirle a Caballo que la muerte llegaba a la carrera.
"Le gritó: «Daniel, metete adentro que
vienen». Pero él no le entendió y pensó que lo estaba saludando",
comentó una doña de la cuadra. Cuando Caballo se percató de lo que
pasaba, ya tenía a los tres en sus narices", dijo el testigo.
Intentó correr y meterse en la casa,
pero no le dieron tiempo. En la escena del crimen quedaron diseminadas
entre 15 y 20 vainas calibre 9 milímetros. La cacería fue atroz. La
víctima recibió entre cinco y siete disparos, entre ellos uno en la
cabeza, de remate. Su pareja no sufrió un rasguño. Una vez completada la
faena, los tres agresores corrieron hasta Chacabuco y doblaron hacia 24
de Septiembre. Ahí se subieron a un Ford Falcon y desaparecieron.
“Dos armas diferentes”. Para los pesquisas del crimen, que es investigado por el juez de Instrucción Luis María Caterina, hubo al menos dos tiradores. “Se escucharon disparos de dos armas diferentes. Se notaba por el sonido”, explicó un vecino, mientras realizaba la onomatopeya del sonido de las armas. Agonizante, a Alcaraz lo cargaron en un auto y lo llevaron al Roque Sáenz Peña. Pero el ataque había sido demoledor y murió en el camino.
La policía llegó al lugar, cercó la escena, e inmediatamente todo se pobló de curiosos. Eso en un primer momento. Luego los vecinos desaparecieron y quedaron sólo los allegados a la víctima.
La noticia corrió como reguero de pólvora por las calles de La Tablada. Caballo estuvo detenido durante tres semanas en el marco de la investigación del asesinato de Gustavo Gabriel Benavente, de 34 años, ocurrido el 25 de septiembre pasado en Grandoli al 3900. La jueza de Instrucción María Luisa Pérez Vara lo dejó libre por falta de mérito. Hasta que comenzó a circular el nombre de Milton C. como principal sospechoso del crimen de Caballo, las sospechas habían sobrevolado a la familia Benavente.
El asesinato de Domingo Alejandro Ribles, 32 años y primo de los Benavente, ocurrido el pasado 1º de mayo en Grandoli al 3800 había abonado esa teoría que pronto perdió espacio en la investigación. El principal sospechoso de ese asesinato fue Checho, hermano de Caballo y de Joel Alcaraz, este último asesinado el 9 de noviembre de 2009.
Ese crimen desató una espiral de violencia que parece no tener final. En la edición de La Capital del domingo último un artículo intentó acercarse a la realidad de la puja entre las bandas del Puente (Alcaraz) y el Tanque (Benavente), teniendo como tercer eje de conflicto la presencia de Milton C.
“Dos armas diferentes”. Para los pesquisas del crimen, que es investigado por el juez de Instrucción Luis María Caterina, hubo al menos dos tiradores. “Se escucharon disparos de dos armas diferentes. Se notaba por el sonido”, explicó un vecino, mientras realizaba la onomatopeya del sonido de las armas. Agonizante, a Alcaraz lo cargaron en un auto y lo llevaron al Roque Sáenz Peña. Pero el ataque había sido demoledor y murió en el camino.
La policía llegó al lugar, cercó la escena, e inmediatamente todo se pobló de curiosos. Eso en un primer momento. Luego los vecinos desaparecieron y quedaron sólo los allegados a la víctima.
La noticia corrió como reguero de pólvora por las calles de La Tablada. Caballo estuvo detenido durante tres semanas en el marco de la investigación del asesinato de Gustavo Gabriel Benavente, de 34 años, ocurrido el 25 de septiembre pasado en Grandoli al 3900. La jueza de Instrucción María Luisa Pérez Vara lo dejó libre por falta de mérito. Hasta que comenzó a circular el nombre de Milton C. como principal sospechoso del crimen de Caballo, las sospechas habían sobrevolado a la familia Benavente.
El asesinato de Domingo Alejandro Ribles, 32 años y primo de los Benavente, ocurrido el pasado 1º de mayo en Grandoli al 3800 había abonado esa teoría que pronto perdió espacio en la investigación. El principal sospechoso de ese asesinato fue Checho, hermano de Caballo y de Joel Alcaraz, este último asesinado el 9 de noviembre de 2009.
Ese crimen desató una espiral de violencia que parece no tener final. En la edición de La Capital del domingo último un artículo intentó acercarse a la realidad de la puja entre las bandas del Puente (Alcaraz) y el Tanque (Benavente), teniendo como tercer eje de conflicto la presencia de Milton C.
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