Marina –con la réplica de una pistola- confesó que quiere que su esposo se entregue
Tanto para la Policía como para el Servicio
Penitenciario, Goró es considerado un peligroso delincuente que no
dudaría en resistirse a ser apresado.
Ayer Álvarez se presentó en EL DIARIO y en su versión explicó los motivos de lo ocurrido. Con 31 años, una hija de 2 años con Goró, la mujer declaró: “Hubo motivos para que se fugara y yo lo ayudé porque no quiero que aparezca muerto, ahorcado en una celda como ya han aparecido muchos”, dijo.
Luego agregó: “Por supuesto que no voy a salir a defender lo indefendible. Él cometió un delito y lo tiene que pagar, y por eso iba cumpliendo dos años de la pena. Pero muchas cosas que pasan adentro de la Unidad Penal no son conocidas por la gente y por los jueces, y yo no quiero al padre de mi hija en un cajón. Quiero que termine de cumplir su condena y así como lo ayudé a escaparse, lo admito, lo voy a entregar, pero quiero garantías de que se va a investigar todo lo que tenemos para decirle al juez de lo que está pasando en esa cárcel”, manifestó con firmeza.
Inmediatamente, Marina metió su mano en una bolsa y sacó una réplica plástica de una pistola.
“Esta es la peligrosa arma que le di a mi marido estando dentro de la clínica. Yo ya sabía los horarios y otros detalles del traslado y realmente no me costó nada entregarle la pistola porque mi marido no tenía las esposas colocadas y el guardia que lo tenía que cuidar se había puesto a charlar con un señor de traje que estaba en la sala. Goró no quería lastimar a nadie, por eso le desarmó la pistola al guardia y nos fuimos. Me reía cuando escuchaba que habíamos salido corriendo, porque él tiene graves problemas por lesiones en las piernas y anda con muletas”, dejó como anécdota.
DENUNCIA. Con una carpeta llena de anotaciones, Marina Álvarez expresó: “Tengo pruebas, tengo testigos de muchas cosas. Jorge Goró es aquel al que otro interno de apellido Romanutti le quiso robar un televisor y el interno Maldonado se metió al medio para evitarlo y terminó muerto, apuñalado. Mi esposo fue torturado para que admita que él también lo apuñaló”, remarcó. Y añadió que “hubo muchos otros motivos más para esta fuga”.
Del penal, los internos y los guardias dijo: “Yo no me callo más, que se sepa lo que pasa adentro. Hay presos acomodados, hay venta de fernet, de celulares, de elementos que no deberían existir dentro de una cárcel y los que ganan con esto son los penitenciarios. Nosotros, los familiares, pagamos para que tengan esas comodidades”.
Finalmente insistió: “Quise que esto se haga público para que la Justicia sepa que Goró quiere entregarse y yo misma lo voy a entregar, pero no para que lo maten y ahí se termine la historia”.
Ayer Álvarez se presentó en EL DIARIO y en su versión explicó los motivos de lo ocurrido. Con 31 años, una hija de 2 años con Goró, la mujer declaró: “Hubo motivos para que se fugara y yo lo ayudé porque no quiero que aparezca muerto, ahorcado en una celda como ya han aparecido muchos”, dijo.
Luego agregó: “Por supuesto que no voy a salir a defender lo indefendible. Él cometió un delito y lo tiene que pagar, y por eso iba cumpliendo dos años de la pena. Pero muchas cosas que pasan adentro de la Unidad Penal no son conocidas por la gente y por los jueces, y yo no quiero al padre de mi hija en un cajón. Quiero que termine de cumplir su condena y así como lo ayudé a escaparse, lo admito, lo voy a entregar, pero quiero garantías de que se va a investigar todo lo que tenemos para decirle al juez de lo que está pasando en esa cárcel”, manifestó con firmeza.
Inmediatamente, Marina metió su mano en una bolsa y sacó una réplica plástica de una pistola.
“Esta es la peligrosa arma que le di a mi marido estando dentro de la clínica. Yo ya sabía los horarios y otros detalles del traslado y realmente no me costó nada entregarle la pistola porque mi marido no tenía las esposas colocadas y el guardia que lo tenía que cuidar se había puesto a charlar con un señor de traje que estaba en la sala. Goró no quería lastimar a nadie, por eso le desarmó la pistola al guardia y nos fuimos. Me reía cuando escuchaba que habíamos salido corriendo, porque él tiene graves problemas por lesiones en las piernas y anda con muletas”, dejó como anécdota.
DENUNCIA. Con una carpeta llena de anotaciones, Marina Álvarez expresó: “Tengo pruebas, tengo testigos de muchas cosas. Jorge Goró es aquel al que otro interno de apellido Romanutti le quiso robar un televisor y el interno Maldonado se metió al medio para evitarlo y terminó muerto, apuñalado. Mi esposo fue torturado para que admita que él también lo apuñaló”, remarcó. Y añadió que “hubo muchos otros motivos más para esta fuga”.
Del penal, los internos y los guardias dijo: “Yo no me callo más, que se sepa lo que pasa adentro. Hay presos acomodados, hay venta de fernet, de celulares, de elementos que no deberían existir dentro de una cárcel y los que ganan con esto son los penitenciarios. Nosotros, los familiares, pagamos para que tengan esas comodidades”.
Finalmente insistió: “Quise que esto se haga público para que la Justicia sepa que Goró quiere entregarse y yo misma lo voy a entregar, pero no para que lo maten y ahí se termine la historia”.
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