lunes, 30 de abril de 2012

ROSARIO: "Hay un circuito perverso por el que chicos pobres terminan en hogares"

"La transformación del Hogar del Huérfano era necesaria y obligatoria para adecuarse a la nueva ley\". La especialista en derechos de infancia Laura Musa opinó de ese modo a días del cierre de la institución de Laprida al 2100 en Rosario, creada hace 142 años para atender a la niñez vulnerable con conceptos de otro siglo.

"La transformación del Hogar del Huérfano era necesaria y obligatoria para adecuarse a la nueva ley". La especialista en derechos de infancia Laura Musa opinó de ese modo a días del cierre de la institución de Laprida al 2100, creada hace 142 años para atender a la niñez vulnerable con conceptos de otro siglo. Para la asesora tutelar de la Justicia porteña, el cambio de paradigma que introdujo la ley de protección de menores y adolescentes convirtió en impostergable la reconversión.
"Hay un circuito perverso por el que los chicos pobres terminan internados en hogares", señaló Musa, quien sigue de cerca la problemática al frente de la Asesoría Tutelar del Ministerio Público de la ciudad de Buenos Aires. Desde ese cargo promovió la designación de cuatro abogados del niño —una figura que emana de la nueva ley— para ocuparse de los chicos y jóvenes internados en instituciones de salud mental.
Días atrás pasó por Rosario para participar de un foro en el Concejo Municipal sobre el caso de Dante, un nene de 3 años que debe ser restituido a Estados Unidos. La ex diputada nacional del ARI dirige, además, la Fundación Sur Argentina, una entidad dedicada a la promoción de los derechos de los niños, y desde esa experiencia recomendó una firme inversión municipal en educación temprana para los sectores más postergados (ver aparte).
—¿Cuál es la experiencia en la Justicia de Buenos Aires con la figura del abogado del niño?
—Creamos un equipo público de abogados del niño para que los chicos sean escuchados y se hagan prácticos sus derechos peticionando en la causa. El juez puede apartarse del deseo del niño en su decisión final, pero tendrá que fundarlo. Hasta ahora esto no sucede: el niño es un convidado de piedra en el expediente donde se resuelven cuestiones centrales de su vida, como una adopción. Para la Justicia esto es una revolución copernicana porque siempre han considerado incapaces a los niños, cuando el niño puede peticionar, decir que es abusado, que quiere completar su escolaridad o que no le permiten a ver a su familia.
—¿Qué casos tratan?
—En la Asesoría tuvimos que priorizar y decidimos ocuparnos de chicos internados en hospitales de salud mental, para que estén al tanto de su historia clínica y no permanezcan privados de la libertad porque nadie quiere aceptarlos fuera de los institutos. Hay un circuito perverso por el que los chicos en situación de calle o pobreza terminan internados en hogares. Son chicos con una vida muy dura, que han vivido adicciones o situaciones traumáticas. Los lugares institucionales son el remedo, la continuación, de los viejos institutos de menores. Es el lugar al que van los chicos cuando no hay políticas del Estado para que la pobreza no sea un castigo. Se requieren programas, equipos, y presupuesto para paliar las consecuencias de la pobreza.
—En el pasaje del régimen del patronato al sistema de protección, ¿cómo evalúa el cierre de Hogar del Huérfano en Rosario?
—Me parece muy bien que instituciones con la tradición del Hogar del Huérfano, que no han cambiado su nombre a pesar de la historia, se adecúen a la ley. Este pasaje era obligatorio y necesario. La cuestión de las familias sustitutas requiere una mirada muy atenta de quien diseña la política pública porque puede suceder que allí se creen pequeños microhogares, pequeñas microinstituciones, y que en el seno de ese grupo familiar se pierda la capacidad de control del Estado. No lo señalo como un temor sino como un consejo: hay que mirar cuidadosamente que los chicos tengan la posibilidad de revincularse con sus familias porque su identidad no está siendo sustituida.
—¿Qué lugar tiene hoy la filantropía en cuestiones de infancia?
— La filantropía como actitud individual, generosa, está muy bien. Pero debe ser una actividad subsidiaria a la del Estado. Los voluntarios pueden tener compromiso y formación, pero no son los responsables de la política pública. A veces en nombre del amor se han cometido enormes atrocidades con las mujeres y con los niños. El lugar de la filantropía consiste en correrse y acompañar las decisiones de política pública que debe tomar el equipo de protección.

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