DE ROSARIO A PARANÀ: El Padre Ignacio estará en Paraná
El famoso cura sanador dará una misa en la Catedral, el martes 24 a las 16. Se espera una movilización multitudinaria.
Al igual que ocurrió el miércoles pasado en San Miguel, provincia de
Buenos Aires, el martes próximo el padre Ignacio Periés oficiará una
misa frente a lo que, según se espera, será una verdadera multitud. Los
organizadores confirmaron que se harán sanaciones al finalizar la
ceremonia.
“Las puertas de la catedral se abrirán al
mediodía. Esperamos gente de toda la provincia de Entre Ríos y también
de Santa Fe. Al finalizar la misa, el padre atenderá a los enfermos;
todavía no sabemos si dentro o fuera de la iglesia”, informó el padre
Silvio Fariña, de la catedral entrerriana.
El edificio está
ubicado en Monte Caseros 77, frente a la plaza 1° de Mayo; y se prevé un
importante operativo de tránsito en las calles aledañas, así como la
disposición de baños químicos en la plaza. Se trata de la primera vez
que el sacerdote, reconocido internacionalmente por sus poderes de
sanación, preside una ceremonia de este tipo en la vecina ciudad.
Llegará acompañado del equipo que organiza la logística de sus
ceremonias, que habitualmente reúne a miles de fieles que esperan
durante más de diez horas para recibir su bendición, o que lo acompañan
en Vía Crucis a razón de 150 mil personas por año.
“El padre
Ignacio está vinculado de una manera especial a la diócesis porque la
asociación de sacerdotes que él preside, la Cruzada del Espíritu Santo,
está bajo la protección del obispo de Paraná, Juan Alberto Puiggari”,
explicó el padre Fariña. Además, el ex arzobispo de Paraná Mario
Maulión, que actualmente vive con el padre Ignacio en Rosario, fue en su
momento obispo benévolo de su orden.
Vivencia de fe
El miércoles pasado, el padre Ignacio salió por primera vez en 32 años
a dar una misa fuera de Rosario, donde vive. Fue en San Miguel,
provincia de Buenos Aires, donde se acercaron unas 20 mil personas,
según estimaron los organizadores.
El padre Ignacio Periés
nació en Sri Lanka, ex Ceylan, un país minúsculo del sur de Asia, de 20
millones de habitantes. Fue el 11 de octubre de 1950 y lo bautizaron
como Ignacio Peries Kurukulasuriya.
Con ocho hermanos e hijo
de un país mayoritariamente budista, Ignacio se ordenó sacerdote
católico muy lejos de casa, el 29 de julio de 1979. Lo ordenó un obispo
irlandés, Thomas Walsh, en Gales, aunque se formó como cura católico en
Londres.
Allí fue adoptado por un matrimonio polaco, que lo
acompañó durante sus años de formación sacerdotal. Pero no duró mucho en
el Reino Unido: con hambre de salir a misionar por el mundo, fue
enviado a Tancacha, Córdoba, por la orden a la que se había unido, la
Cruzada del Espíritu Santo, de la que ahora es superior en todo el
mundo. Pero en ese pueblo cordobés no echó raíces: en diciembre de 1979,
el mismo año que llegó a la Argentina, fue enviado a Rosario, de donde
no se iría.
Se instaló en el barrio Rucci, en la parroquia
Natividad del Señor. De algún modo, el aura de sanador fue creciendo con
el tiempo. Por su templo pasa cada año un millón de personas de
distintos puntos del país, en busca de sanación.
“Esto no
puede explicarse. Es que no tiene sustento científico, ni humano. Uno
sólo se siente instrumento de Dios. Él es el que obra. Es un don, una
gracia o como se quiera decir. Lo único que sé es que doy la paz y la
tranquilidad de Dios a la gente. Además, al intentar explicarlo, se
puede caer en una exageración o en perder el concepto. Sólo hay que
comprender que es una vivencia de fe”, afirma el sacerdote.
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