Quien pronunció esta afirmación
es Mario Rivero, el padre de Marcos, el muchacho de 21 años asesinado de
un balazo seis meses atrás para robarle la moto en la que circulaba
para ir a trabajar a una fábrica de helados del barrio Ludueña.
"Yo sé quiénes son los tipos
que mataron a mi hijo". Quien pronunció esta afirmación es Mario Rivero,
el padre de Marcos, el muchacho de 21 años asesinado de un balazo seis
meses atrás para robarle la moto en la que circulaba para ir a trabajar a
una fábrica de helados del barrio Ludueña. Mario se lamentó de que los
dos hombres apuntados por él todavía no hayan sido localizados por la
policía. También se quejó porque la causa judicial en la que se
investiga el crimen de su hijo, según dijo, "está estancada".
Rivero, un empleado de un frigorífico
de 55 años, puso de manifiesto su descontento pero fue más allá al
afirmar que quienes le dispararon el balazo mortal a Marcos integran una
organización dedicada a robar motos que luego son negociadas en un
mercado informal, una economía delictiva muy desarrollada en los últimos
años.
"Los ladrones integran una banda que se
mueve en la zona de Pasco y las vías (la zona oeste de la ciudad).
También están vinculados con la venta de droga y sabemos quiénes les
proveen las armas", aseguró a LaCapital.
Paralela. El hombre
realizó una suerte de pesquisa paralela a los investigadores policiales y
judiciales para poder reconstruir los últimos pasos de su hijo antes de
ser asesinado y localizar a los autores del violento suceso. Tomó
contacto con vecinos de la zona donde lo mataron y con quiénes
asistieron al muchacho cuando agonizaba en la calle luego de recibir el
disparo fatal.
"La gente de Homicidios los fue a
buscar (a los autores del crimen del hijo) a donde viven, pero
obviamente no los encontraron", contó.
El caso es investigado por el juez de
Instrucción Nº 13 Gustavo Pérez de Urrechu, y según Rivero en la causa
intervinieron tres fiscales. El expediente se tramitó en la fiscalía Nº
3, entonces a cargo de Marcelo Vienna, en la Oficina Judicial de Causas
con Imputados no Individualizados cuando su titular era Marcela
Canavesio y actualmente el caso está en la fiscalía Nº 3 a cargo de
Carlos Covani.
Mario señaló que, dos meses atrás,
junto con su abogado Luciano Gianelli, requirió una copia del
expediente, pero todavía no la recibieron. "No tuvimos acceso a la
pericia balística y al informe de los médicos forenses que realizaron la
autopsia. Además la moto de Marcos todavía está en la comisaría 14ª
porque tienen que realizar una pericia", señaló. El hombre indicó que
tres personas que acudieron a auxiliar al muchacho cuando estaba
malherido en la calle fueron citados nuevamente para que brinden su
testimonio en el juzgado interviniente.
Emboscada. Marcos
estaba casado y tenía una nena de cuatro meses. Con mucho esfuerzo se
había comprado una casa en la zona oeste, a media cuadra del domicilio
de sus padres.
En la madrugada del 7 de septiembre su
vida se apagó en forma cruenta cuando iba a trabajar en una Yamaha
Cripton negra a una fábrica de helados ubicada en Stephenson y Vélez
Sarsfield. Pero en el camino fue emboscado por dos motociclistas para
robarle el rodado en el que se movilizaba.
El muchacho salió disparado para evitar
el atraco pero mientras escapaba recibió un proyectil disparado por los
ladrones que le perforó el riñón derecho.
"Cuando llegó a Larrea y Forest se le
aparecieron dos tipos en una moto roja y azul que le pidieron la Yamaha.
El no se las dio y escapó. Los tipos los persiguieron y en Zapiola y
Alvarado le tiraron un balazo", contó,
A pesar de estar malherido, Marcos
continuó la marcha unos metros. Después, a duras penas, se bajó de la
moto y golpeó con desesperación la puerta de una casa de Forest al 5200
hasta que se desvaneció. A su lado, sobre la vereda, quedó la Yamaha.
"La dueña de casa llamó al 911 y se
acercó un diariero para auxiliarlo. Marcos, que estaba boca abajo, se
dio vuelta, pero no pudo hablar porque tenía convulsiones", recordó.
Dos efectivos del Comando
Radioeléctrico llegaron al lugar, pero presumieron que se trataba de un
ladrón que había sido baleado. "Uno de los policías dijo que era «un
motochorro», mientras le agarraba la mano", indicó. Media hora después,
arribó una ambulancia del Sies, pero entonces el muchacho ya había
fallecido.
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