Tener los esquemas de vacunación
al día para evitar enfermedades como el sarampión, la rubéola y las
paperas, y hacerles a los chicos controles médicos son claves para
garantizar el buen rendimiento escolar. También chequeos bucales,
auditivos y de la vista.
A pocos días del inicio de clases, especialistas en
inmunizaciones y salud comunitaria del Ministerio de Salud de la Nación,
realizaron una serie de recomendaciones para que los padres controlen
la salud de los chicos antes de empezar el año escolar.
La escuela -como todo ámbito de reunión de personas donde se comparten
muchas horas-, suele ser un lugar factible de transmisión de
enfermedades. Es por eso que reviste gran importancia que los niños
tengan completos los esquemas de inmunización que indica el Calendario
Nacional de Vacunación.
Carla Vizzotti, jefa del Programa Nacional de Control de Enfermedades
Inmunoprevenibles, explicó que “los chicos que empiezan primer grado
deben aplicarse tres vacunas: la Sabin, la Triple Viral y la Triple
Bacteriana, ya que son el refuerzo necesario para que el organismo
genere defensas contra siete enfermedades que pueden producir, en
algunos casos, secuelas graves”.
Con las tres vacunas indicadas para el ingreso escolar, los chicos
adquieren inmunidad contra la poliomielitis, el sarampión, la rubéola,
las paperas (parotiditis), la difteria, la tos convulsa y el tétanos.
La especialista indicó que “estas vacunas son gratuitas y obligatorias, y
están disponibles en todos los hospitales y centros de salud del país”,
a la vez que agregó que “hay que tener en cuenta que aplicarse las
vacunas implica un comportamiento solidario, ya que a través de ellas se
garantiza que queden protegidos no sólo los chicos que las reciben,
sino todo su entorno, sus compañeros de grado, sus hermanitos y hasta
aquellas personas que no pueden aplicarse las vacunas por problemas de
salud”.
Cabe destacar que la administración de las mismas puede realizarse
simultáneamente ya que no se altera la producción de defensas y tampoco
generan reacciones adversas. En ese sentido, Vizzoti aclaró que
“inclusive si un chico tiene fiebre, está recibiendo antibióticos, está
resfriado o tiene diarrea leve, puede y debe vacunarse igual”.
EL REFUERZO, A LOS 11
Pero no sólo deben inmunizarse los niños que comienzan primer grado. A
los 11 años, es otra etapa de la vida en que los chicos deben recibir
vacunas de refuerzo para mantener una buena prevención. Según lo
indicado en el calendario oficial, todos los chicos y chicas de edad
deben aplicarse un refuerzo de la Triple Bacteriana Acelular para
garantizar la inmunidad contra la difteria, la tos convulsa y el
tétanos.
En el caso de las niñas de 11 deben comenzar con la aplicación de las
tres dosis de la vacuna contra el Virus del Papiloma Humano (VPH)
-incorporada al Calendario Nacional de Vacunación en 2011-, que las
protege contra el cáncer de cuello de útero.
El esquema completo para que las niñas adquieran inmunidad contra este
virus, causante de más del 90 por ciento de los casos de cáncer de
cuello de útero, consiste en la aplicación de tres dosis, la primera al
momento cero, la segunda al mes y la tercera a los seis meses de la
primera dosis.
Con respecto a la inmunización contra la Hepatitis B y la Triple Viral,
es necesario chequear en el carné de vacunación si fueron recibidas las
dosis anteriores y, en caso de no tenerlas, se debe consultar al médico
para completar el esquema de vacunación.
CONTROLES MÉDICOS
Además de chequear que los chicos tengan las vacunas que corresponden,
la cartera sanitaria recomienda a los padres que realicen consultas
médicas con pediatras, otorrinolaringólogos, oftalmólogos y odontólogos
con el fin de controlar la capacidad auditiva, la visión y la salud
bucal de los niños.
La detección precoz de disminución visual en los chicos y su corrección
oportuna resultan indispensables a la hora de minimizar el impacto que
produce esta patología en el rendimiento e integración escolar del niño y
su desarrollo socioafectivo. “El ojo del niño, a diferencia del adulto,
se caracteriza por variar sus parámetros de normalidad según la edad de
cada chico, por eso se recomienda realizar un control oftalmológico
anual para valorar, entre otras cosas, la agudeza visual”, manifestó
Silvia Báez Rocha, directora de Medicina Comunitaria del Ministerio de
Salud.
En cuanto a la audición, Báez Rocha -quien además tiene bajo su área el
Programa de Sanidad Escolar (Prosane)-, sostuvo que “si los padres creen
que su hijo tiene pérdida auditiva o está sordo, deben pedirle al
pediatra que le haga una prueba de la audición lo antes posible. Los
signos y síntomas son diferentes en cada niño”.
Demorar la detección de estos problemas puede generar “que los chicos no
se comuniquen en forma clara y no hagan lo que se les indica
interpretándose erróneamente como una falta de atención, pero en
realidad puede ser el resultado de una pérdida auditiva parcial o
total”, detalló la funcionaria.
ESTUDIO OFICIAL
El Programa de Sanidad Escolar (Prosane), programa del Ministerio de
Salud de la Nación, evaluó en 2011 a 55.000 alumnos pertenecientes a 360
establecimientos educativos del todo el país. De ese estudio, resultó
que sólo el 85,7 por ciento de los niños poseían cobertura de vacunación
correcta al ingresar a la escuela ese año.
Respecto de los problemas de salud, sólo el 5,9 por ciento de ellos
usaba lentes, el 2,8 por ciento padecía algún grado de hipoacusia y el 6
por ciento tenía algún trastorno de fonación.
En relación a la salud bucal, la investigación indicó que al 58 por
ciento de los estudiantes se les había aplicado flúor y el 13,4 por
ciento padecía mal alineamiento de los dientes superiores e inferiores.
Del total de los niños estudiados, el 30,7 por ciento fueron derivados a
especialistas; el 16, 6 por ciento a odontología; el 3,5 por ciento a
oftalmología; el 2,9 por ciento a nutricionistas; y el 2,8 por ciento a
pediatría.
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