Benedicto XVI impartió la
tradicional bendición "Urbi et Orbi" desde el balcón central de la
basílica de San Pedro, en Roma. Llamó además a ser "solidarios" con los
pueblos del Cuerno de África y a lograr "la estabilidad" en Irak y
Afganistán. Anoche celebró la séptima Misa de Gallo de su pontificado.
En su tradicional mensaje de Navidad, Benedicto XVI exhortó a
que "todos los sectores de la sociedad en los países" árabes, sacudidos
por cambios sociales y políticos, participen en la "construcción del
bien común".
Desde el balcón central de la basílica de San Pedro, el Papa pidió el
fin de la violencia en Siria, "donde ya se ha derramado tanta sangre", y
que se "reanude el diálogo entre israelíes y palestinos".
En el tradicional mensaje de Navidad "Urbi et Orbi", Benedicto XVI dijo
que "él, que es el Príncipe de la Paz, conceda la paz y la estabilidad a
la Tierra en la que ha decidido entrar en el mundo (...) que favorezca
la plena reconciliación y la estabilidad en Irak y Afganistán".
Además, el Papa imploró a Dios "que dé un renovado vigor a la
construcción del bien común en todos los sectores de la sociedad en los
países del norte de África y Oriente Medio". También lanzó un nuevo
llamado a la "solidaridad" con los pueblos del Cuerno de África,
particularmente con los refugiados "duramente probados en su dignidad".
Anoche, con un clima lluvioso y frío, el pontífice ofició la misa en la
que la Iglesia desde la noche de los tiempos conmemora el nacimiento de
Jesús.
El papa Benedicto XVI exhortó durante la misa, a abandonar los
"destellos" de la sociedad de consumo y "la soberbia" de la razón
"liberal" para dejarse seducir por la humildad de Jesús, un Dios que
pide paz para todos.
El Papa de 84 años entró en la basílica de San Pedro, visiblemente
cansado, en una peana móvil en la que recorrió la iglesia para oficiar
la misa solemne que celebra el nacimiento de Jesús, retransmitida por
televisión. Le ayudaron a subir los peldaños por los que se accede al
altar. Decenas de teléfonos móviles inmortalizaban el momento desde los
bancos.
La entrada del Papa estuvo precedida en la basílica, a oscuras, por el
canto en latín de la "Kalenda", que recapitula la espera del
advenimiento de un mesías en el Antiguo Testamento. Luego la Basílica se
iluminó para simbolizar el anuncio del nacimiento de Jesucristo.
El Papa, que con frecuencia denuncia el exceso de racionalismo, la falta
de esperanza y la negación de lo trascendente, invitó a hombres y
mujeres a dar muestras de humildad frente al misterio dela Navidad: "Si
queremos encontrar al Dios que ha aparecido como niño, hemos de apearnos
del caballo de nuestra razón ilustrada (...) Debemos deponer nuestras
falsas certezas, nuestra soberbia intelectual".
"Debemos bajarnos, ir espiritualmente a pie, por decirlo así, para poder
entrar por el portal de la fe y encontrar a Dios, que es diferente de
nuestros prejuicios y nuestras opiniones", dijo recordando que Jesús
nació en un pesebre humilde. Benedicto XVI afirmó quela Navidad celebra a
un niño que en su debilidad es un Dios fuerte.
"La Navidad se ha convertido hoy en una fiesta de los comercios, cuyas
luces destellantes esconden el misterio de la humildad de Dios",
lamentó."Junto a ti -rezó el Papa dirigiéndose a Dios- debemos ser
constructores de paz. Amamos tu ser niño, tu no-violencia", mientras "el
mundo está constantemente amenazado por la violencia en muchos lugares y
de diversas maneras".
El Sumo Pontífice pidió a 1.100 millones de católicos en el mundo que
oren "por cuantos tienen que vivirla Navidaden la pobreza, en el dolor,
en la condición de emigrantes, para que aparezca ante ellos un rayo de
la bondad de Dios". El Papa parecía cansado durante las últimas semanas,
tras un año agotador marcado por varios viajes y escándalos dolorosos
como el de la pederastia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario