martes, 15 de noviembre de 2011

Argentina buscará cambiar la cara con Colombia en la pesada Barranquilla

El equipo de Sabella, con varias modificaciones, debe transformar la última imagen expuesta en el empate como local ante Bolivia y además de su rival, la “Albiceleste” tendrá que hacerle frente a la humedad de la ciudad caribeña. Jugarán desde las 18 en el estadio Roberto Meléndez y con arbitraje del brasileño Fagundes.

Argentina buscará cambiar la cara con Colombia en la pesada Barranquilla

Basta con poner un pie en Barranquilla para darse cuenta de la trascendencia que tiene el partido de esta tarde entre Colombia y Argentina. El visitante argentino convive de movida con esa sensación de encuentro filtro, que seguramente marcará en qué hemisferio quedarán paradas ambas selecciones de cara al futuro. No hay exageración ni una lectura infundada para matizar un enfrentamiento que se adueña de todas las conversaciones y de las calles de esta ciudad, que se encuentra arrinconada contra las suaves costas del Atlántico. La prensa barranquillera también se encargó de dimensionar el choque con el tratamiento que le dio en sus primeras páginas. Por ejemplo, el diario El Heraldo fue al hueso y tituló: “A la Argentina hay que jugarle sin complejos”. Eso sí, en la tapa le dedica una gran cobertura a la locura que desata la presencia de Lionel Messi en uno de los polos turísticos y culturales más importantes de Colombia. A su vez, en el periódico La Libertad se lee con letras grandes: “Vamos Colombia, sí se puede”.
En consonancia con esa previa de final, ni la mirada más escéptica podría hablar de un partido cualquiera para Argentina. Aquel que piense eso desconoce el clima de preocupación que instalaron la histórica derrota ante Venezuela en Puerto La Cruz y la caída encubierta que significó el empate contra Bolivia en el Monumental. No son momentos en los que el hincha argentino se siente bien representado por la selección. Al contrario. El sombrío panorama retrata el peligroso declive en el que entró el equipo en los últimos tiempos. Hace rato que Argentina no responde ni por asomo a sus antecedentes, a la calidad probada de sus jugadores y mucho menos a sus ambiciones. Por eso ante Colombia debe funcionar el afán reivindicatorio de un grupo de jugadores al que la gente ya no le perdona nada.
Para no desmentir la creencia de que todavía no dio en la tecla con el armado del equipo, Sabella realizará cambios. El DT se decidió por un esquema más rocoso para hacerles frente a los colombianos y a la sofocación de Barranquilla, por estos días azotada por fuertes lluvias y tormentas. Afuera Demichelis, el jugador más reprobado luego del error que derivó en el gol de Martins el viernes, y adentro Federico Fernández, uno de los representantes de la renovación reclamada. Argentina debe ser algo más que un equipo guiado por el talento de Messi, quien ya demostró que puede hacer todo, pero no es aconsejable que se encargue de todo. Necesita de almas complementarias. Ni Pastore ni Ricky Alvarez supieron aprovechar su oportunidad ante Bolivia.
Y por eso Sabella intentará que la verticalidad de Sosa y la pujanza de Guiñazú preparen un terreno fértil para los arranques del rosarino. Otro que podría patrullar la zona es Braña, quien en el ensayo del domingo reemplazó al flojísimo Mascherano. Si algo deja en claro esta movida es que el DT apostará por un equipo, en lo previo, más oxigenado que el que defraudó contra Venezuela. Sabella no quiere repetir errores. Sabe que hoy se encontrará con un ambiente irrespirable por las altas temperatura y humedad que harán a las 16. Pese a lo preocupante del cuadro de situación y a una realidad futbolística argentina que no invita a buenos augurios, no hay nada más vano en el fútbol que dar un pronóstico. Cualquier cálculo puede derrumbarse ante la primera mueca del destino. Es cierto que a las eliminatorias le falta un largo recorrido, aunque esta selección ya no puede darse el lujo de entregarse a la providencia. Menos a los golpes de azar. Está obligada a dar señales de vida. El triunfo es imprescindible para un impulso anímico urgente. Al equipo le llegó la hora de sepultar esa desconfianza que genera en la gente cada vez que juega.

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