Se trata de un hombre de 36 años. Lo robaron dos adolescentes; después lo apuñalaron. La policía hizo un operativo durante la víspera y, por la noche, fueron apresados los presuntos delincuentes.
El domingo cerca de las 23, F.A. de 36 años, taxista, subió a dos pasajeros en la Plaza del Soldado de esta ciudad, ubicada sobre calle San Jerónimo entre Mendoza y Salta. Los adolescentes le pidieron que los trasladara hasta la esquina de Vera Mujica y Bolívar en el barrio Centenario en el extremo sur de la capital provincial. Cuando llegaron, los pasajeros perdieron su condición de tal, y con dos armas blancas lo amenazaron de muerte para sacarle todo el dinero de la recaudación que sumaban unos 150 pesos, y luego para rematar la faena delictiva, le aplicaron dos puñaladas punzocortantes en el hombro del brazo derecho. Escapó y se fue al hospital El trabajador maltrecho, aceleró y escapó como pudo en el taxi, y así llegó hasta el hospital Cullen, adonde fue curado por médicos y enfermeros y que, luego de varias horas le dieron el alta, y regresó a su casa con su familia.En dialogó con F.A., de 36 años, el taxista herido durante un asalto el domingo por la noche en las calles del barrio Centenario de Santa Fe. —¿Cómo fue el asalto? —Bueno, dos adolescentes que estaban en la Plaza del Soldado me hicieron señas para que me detenga, y me dijeron que los llevara hasta la esquina de Vera Mujica y Bolívar en el barrio Centenario. La verdad es que los chicos estaban bien vestidos con camperas de cuero tipo heavy metal con tachas metálicas y hablaban muy bien, así que me pareció un viaje como cualquier otro. —¿Pero todo cambió? —Sí, y cómo cambió. Cuando llegamos a la esquina de Vera Mujica y Bolívar, los dos adolescentes cambiaron violentamente su condición de pasajeros por la de dos delincuentes decididos; uno de ellos llevaba un cuchillo tipo Tramontina, en tanto el otro tenía una cuchilla, y me empezaron a amenazar de muerte y a exigirme que les diera todo lo de valor que tuviera. —¿Usted no se resistió? —No. No tenía margen para hacer ninguna otra cosa. Así que me moví despacio tratando de mantener la calma y no empeorar semejante situación, que podía terminar en cualquier cosa peor. Así que les di la billetera con alrededor de 150 pesos en efectivo, que era el total de la recaudación que había logrado hasta ese momento, y también mi teléfono celular. —¿Y cuándo lo hirieron? —Fue después que le entregué todo lo de valor que tenía y que ellos me habían pedido bajo amenaza de muerte, pero no se conformaron con eso, sino que me apuñalaron en el hombro derecho, me pegaron dos puntazos que fueron bastante profundos y con cortes. Y, frente a esos acontecimientos, yo aceleré el vehículo y me fui solo y herido hasta el hospital José María Cullen, adonde los médicos y las enfermeras actuaron de una manera destacada, y también los policías que llegaron en buen número a ese nosocomio público.
No hay comentarios:
Publicar un comentario