La gran cantidad de lluvia caída en el norte provicial, zona que está bajo alerta, demoraba la llegada de las urnas a localidades como Vera y Sunchales. En tanto que en Rosario había gran cantidad de gente que buscaba justificar el no voto.
A las ocho de la mañana de este domingo comenzó la jornada electoral en la que se definirá el nuevo presidente, además de diputados y senadores nacionales. Y en nueve distritos también se definirá gobernador.
La gran cantidad de agua caída en las últimas horas en el norte de Santa Fe, que se encuentra al igual que el centro provincial bajo alerta, complicaba la llegada de vehículos del Comando Electoral con urnas a algunas localidades como Vera y Sunchales. Por ese motivo se registraban demoras en la apertura de mesa y comienzo de la votación.
En tanto que en Rosario, según un informe del periodista de Radio 2 Héctor López, había mucha gente en las comisarías de la zona céntrica (1°, 2° Y 3°) que se acercaba para justificar el no voto, ya fuera por encontrarse lejos del lugar de votación, por falta de documentación o por enfermedad. En particular, había una cuadra de cola fuera de la comisaría 2° ubicada en Paraguay y San Juan, aunque se estimaba que los inconvenientes se resolverían en breve dado que se había dispuesto personal policial especial para esta tarea.
Una jornada especial
Unos 28 millones de argentinos están habilitados para votar en estas elecciones nacionales de este domingo, en las que también se eligen 130 diputados y 24 senadores nacionales entre los candidatos proclamados en las primarias que se celebraron en agosto por primera vez en el país. Además, habrá elecciones provinciales en 9 distritos: Buenos Aires, Entre Ríos, La Pampa, San Luis, Santa Cruz, Jujuy, San Juan, Mendoza y Formosa elegirán también gobernador y legisladores provinciales.
Sí, la disputa principal está definida. Es que después de haber superado el 50 por ciento de los votos en las primarias del 14 de agosto, nadie duda que la presidenta Cristina Kirchner será reelecta en los comicios de este domingo. Pero una elección siempre deja mensajes que suelen delinear el futuro político inmediato y hay, además, otras cosas en juego, también determinantes para el tablero de los próximos cuatro años: la nueva conformación del Congreso y, claro, los liderazgos en una oposición que deberá cambiar y mucho si quiere generar alguna alternativa expectable para 2015.
En este marco, el gobernador santafesino Hermes Binner aparece con la firme posibilidad, aunque a gran distancia de Cristina, de quedar segundo, lo que lo convertiría en una de las referencias de la oposición, acaso junto a Mauricio Macri.
Una de las preguntas antes de la elección es cuál es el techo de la presidenta. Con sólo aumentar unos puntos su cosecha de las primarias, tendrá una performance histórica. Pero además, teniendo en cuenta además que hay boleta sábana, si acerca al 60 por ciento y hay efecto arrastre recuperará la mayoría legislativa que perdió en 2009 y acaso surja nuevamente la idea de, reforma constitucional mediante, una nueva reelección, esbozada por primera vez varios meses atrás por la diputada Diana Conti.
Como sea, si se da el triunfo contundente que todos esperan, será un aval a la gestión de gobierno de la jefa del Estado, que supo sobreponerse a traspiés como el del conflicto con el campo y contratiempos como la crisis de 2009 con una fuerte apuesta a políticas económicas activas para sostener el empleo, la producción y el consumo interno.
En un marco en el que las turbulencias en la economía mundial vuelven con fuerza, no es poco ese activo de la presidenta, que después de las elecciones tendrá que tomar decisiones importantes en medio de este mar agitado, entre otras cosas quién será el nuevo ministro de Economía ya que el actual, Amado Boudou, es su candidato a vicepresidente.
Por el lado de la oposición, Binner representa, de algún modo, a un sector que se diferencia del gobierno nacional en algunas cuestiones –el gobernador centró su discurso en reclamar federalismo, transparencia y políticas antiinflacionarias–, pero que de ninguna manera propone sacar los pies del plato del modelo.
Si se confirma el segundo lugar y el porcentaje que le auguran las encuestas significará que cerca del 70 por ciento de la población se anota en lo que se autodefine como progresismo, lejos de las viejas recetas neoliberales. Además, quedaría con la posibilidad de continuar su acumulación de cara a 2015, si es con las reglas de hoy sin chances de reelección para Cristina.
Esto significaría también un golpe durísimo para la UCR, cuyo candidato, Ricardo Alfonsín, afrontó una campaña complicada tras el magro 12 por ciento que obtuvo en las primarias, ya sin la compañía de Francisco De Narváez y con la rebeldía de muchos candidatos distritales de su partido.
De los otros candidatos, tampoco tienen demasiadas esperanzas Eduardo Duhalde, más cerca que nunca de la jubilación, y Elisa Carrió, a quien algunas encuestas la dan incluso detrás del dirigente del Partido Obrero Jorge Altamira.
Alberto Rodríguez Saá no aspira a mucho más que a superar a Duhalde, para quedar en pie como referente del peronismo no kirchnerista.
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