En el primer cuatrimestre del año, el consumo de este alimento disminuyó un 10 por ciento. Las bajas temperaturas ayudan a las carnicerías a ofrecer cortes más económicos para paliar la merma.
“La gente está aprendiendo a comprar. Entra al negocio, mira qué hay disponible, consulta los precios, saca cuentas y después te pide lo justo y necesario para la comida del día”. De esta manera detalló Diego, de la carnicería Las Mercedes, la conducta de los clientes que, lejos de “las épocas de vacas gordas”, comenzó a alternar la dieta semanal con pollo y pescado.
Un estudio de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes de la República Argentina (Ciccra), dio como resultado que en los primeros cuatro meses del año, el consumo promedio de carne vacuna por habitante disminuyó un 10 por ciento respecto del mismo período del año pasado.
Las compras retrocedieron hasta tal punto que los argentinos consumen actualmente 51,6 kilos por habitante y por año, mientras que en los críticos años 2001 y 2002, el consumo de carne roja era de 64 kilos.
“Estamos en caída libre”
Más allá de las cifras registradas en papel, quienes están detrás del mostrador en las carnicerías, perciben una “preocupante” disminución del consumo. “Estamos en caída libre. Esperábamos que después del último aumento, que fue hace dos meses, la gente retornara a las compras habituales. Pero eso no está pasando. Yo conozco a mis clientes, porque ésta es una carnicería de barrio y gente que antes comía carne todos los días, ahora compra cada tres días”, expresó Carlos, que en su negocio homónimo armó un pequeño mercadito con frutas y verduras y algo de perfumería.
“Toda esta inversión la hice cuando el negocio andaba bien. Hace dos años yo compraba cinco medias res por día. Ahora, con suerte, compro dos”, agregó.
“Lo pelamos y se vende”
En este sentido, Carlos detalló que lo que más le piden los clientes es “todo lo que sirva para preparar un buen estofado. Incluso, tenemos gente que hasta nos pide cogote, que siempre se vendió para los perros, y dentro de los bolsones caninos y ahora lo pelamos y se vende”. En promedio, actualmente un kilo de puchero cuesta 11,90 pesos. Mientras que el precio del pollo ronda los 12,50 pesos, cuatro más que hace dos meses.
El documento de Ciccra añade, además, que “en el primer trimestre de 2011 el promedio de los precios de los principales cortes vacunos se duplicó con relación al vigente en el cuarto trimestre de 2009”.
Según los barrios
Las encuestas realizadas por consultoras como la que analiza Ciccra no suelen hacer una discriminación de barrios, y lo que reflejan es un promedio general. Es por esto que en su recorrida, encontró un comercio en el cual el descenso de las ventas no fue demasiado grave.
“Vemos que la gente elige comprar más carne de cerdo y que deja el asado para los fines de semana. Pero, en general, no cayeron tanto las ventas”, contó Nicolás, de la carnicería Goggi, ubicada en la esquina de las calles Francia y Obispo Gelabert.
Por el contrario, para Tito, de la carnicería La Marca, los que corren son tiempos más complicados. “En este negocio, desde el último aumento, la venta de carne cayó un 40 por ciento. La gente ahora pregunta los precios, suma y gasta hasta donde puede. Además, elige productos más baratos como la pulpa y el puchero”, destacó.
Menos animales de faena
“El contexto de bajísimo nivel de actividad, elevada capacidad ociosa y reducción de los puestos de trabajo ocupados que exhibe la industria frigorífica desde el año pasado está explicado por la reducida oferta de animales para enviar a faena”, de esta manera, el Ciccra explica cuáles fueron las consecuencias de la reducción del stock de madres que se produjo entre 2006 y 2009 y de la caída de los índices de eficiencia en la producción ganadera.
Así, la Cámara destaca que “la escasez de animales para enviar a faena es la que hizo que el valor de la hacienda en pie y de la carne crecieran en forma sensible a partir de la primavera de 2009”.
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